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Mientras la Estación Sud luce esplendida tras su remodelación, el servicio Bahía Blanca-Buenos Aires ya lleva un año sin funcionar debido al mal estado de los rieles en varios tramos del recorrido.
Una sensación extraña produce recorrer el magnífico edificio de la estación ferroviaria de avenida Cerri al 700, cuya puesta en valor y readecuación ha sido terminada, luciendo un aspecto completamente renovado.
La fachada de casi 80 metros de frente aparece impecable, con su revoque restaurado con material símil piedra, su carpintería reparada y pintada y puesta en valor la marquesina de hierro y vidrio que corre a lo largo del muro.
Por otra parte se ha llevado adelante el arreglo de la cubierta, intervención clave ya que por su mal estado permitía la filtración de agua, lo cual afectaba de manera severa las paredes, cielorrasos e instalaciones.
En la fachada se repararon revoques, se sellaron fisuras, grietas y juntas, se quitaron las eflorescencias salinas en canaletas y se limpió vegetación invasiva y depósito de guano.
También se repararon las mansardas, que presentaban su entablonado con roturas además del faltante de pizarras. En todos los casos se puso hincapié en la calidad patrimonial del inmueble, con lo cual se buscó preservar su estética original y reutilizar el material existente.Se ha incorporado además una variada cartelería en el sector boleterías, sala de espera, confitería y hasta el túnel que cruza debajo de los andenes.
Otra de las modificaciones fue generar un acceso peatonal por el frente, en la línea municipal. Esto requirió la demolición del local para taxis pero se preservó la parada de colectivos, resuelta con una singular estructura.
La obra fue realizada desde Trenes Argentinos Infraestructura (ADIF), con un presupuesto de 225 millones de pesos, valor a marzo de 2022.
La paradoja
No deja de ser una nota curiosa esta intervención. Porque está debidamente justificada desde el momento que el edificio de la Estación Sud es uno de los más relevantes con que cuenta la ciudad, tanto desde el punto de vista arquitectónico, como histórico y cultural.
Da cuenta de eso su calidad de bien patrimonial, declarado por la municipalidad, como su carácter de Monumento Histórico Nacional.
Si bien esta última declaratoria no siempre se condice con el reconocimiento de su valor por parte del Estado nacional, destaca que por su interés y valor el inmueble goza de una protección jurídica específica para su “preservación, enriquecimiento y exhibición”.
La paradoja --palabra que define un hecho aparentemente contrario a la lógica, a veces una contradicción o un absurdo--, es que el edificio no tiene uso alguno, salvo el de contener a los empleados del lugar.No hay ningún servicio de trenes de pasajeros que una a nuestra ciudad con alguna localidad, lo cual deriva en qué el lugar esté cerrado, con vallas que impiden el ingreso al edificio y al sector de los andenes.
Tienen además cadenas con candados la sala de espera, el túnel bajo las vías y otras instalaciones. Las boleterías no funcionan y un cartel da cuenta de la suspensión –hace exactamente un año-- del único recorrido vigente, entre nuestra ciudad y Buenos Aires.
Tampoco está habilitada la confitería, la cual luce un atractivo cartel, que supo funcionar en los últimos años como espacio cultural, con un uso por parte de diseñadores, con recitales y alguna propuesta musical.
Volver
Una ventaja clave del tren como medio de transporte es el valor del pasaje. De estar activo, costaría $ 8.400 en pullman y 24.000 en camarote. Hacer ese recorrido hoy en ómnibus está en el orden de los 50 mil pesos, mientras que en avión promedia los $ 90.000.
Lamentablemente, la recuperación del tren desde y hacia Plaza Constitución, las posibilidades son prácticamente nulas.
Si bien no hay un comunicado oficial sobre el tema, incluso la Secretaría de Transporte de la Nación anunció la semana última un ajuste en el valor del boleto, las perspectivas de rehabilitarlo están atadas a la reparación de los rieles en varios tramos del recorrido.
Si bien ese trabajo debiera ser realizado por la concesionaria del riel, Ferroexpreso Pampeano, la realidad es que esa empresa tiene su contrato vencido y una incertidumbre sobre su continuidad.
Por su parte, el Estado Nacional no está en condiciones de abordar esa tarea, que además de compleja es por demás onerosa, ya que exige el cambio de rieles, el retiro y colocación de nuevos durmientes y una revisión completa de los elementos de anclaje y fijación.
Desde el Juzgado Federal de Azul, que tomó intervención luego del accidente mencionado, aseguran que no hay ninguna medida cautelar que impida poner en marcha el servicio, aunque indica que debido al estado de la infraestructura, una formación no debería circular a más de 25 km/h, con lo cual el recorrido entre Plaza Constitución y nuestra ciudad demandaría cerca de 30 horas.
El único uso que se tiene hoy es con trenes de carga, un tramo que va desde el puerto de Ingeniero White hasta Coronel Pringles, donde toman otros ramales a través de La Pampa para llegar a sus destinos. Estas formaciones marchan a un promedio de 30 km/h
Una historia entre rieles
La actual estación de avenida Cerri fue la segunda que construyó el Ferrocarril del Sud. La primera, cuando se inauguró el servicio en 1884. Era de ladrillo a la vista, con cubierta de tejas y una pequeña marquesina de hierro marcando el ingreso.
El inmueble quedó inadecuado para el creciente movimiento de trenes y personas que registraba con lo cual la empresa inició en 1910 la construcción de un nuevo edificio, aprovechando algunas de las paredes existentes pero modificando completamente el estilo arquitectónico, recurriendo a un lenguaje neoclásico, con aires afrancesados, revoque símil piedra y una cubierta de hierro y madera sobre las vías.LaNueva.com