Trenes Turísticos
Una familia de Chimpay partió desde desde Valle Medio, llegaron al mar y en un vagón traspasaron la inmensidad de la estepa para encontrarse con la majestuosa Cordillera de los Andes.
“¿Y si hacemos el viaje del Tren Patagónico para las vacaciones?”, propuso uno de los integrantes de la familia durante un cumpleaños 18 en Chimpay. La idea fue recibida con entusiasmo por el resto, y en poco tiempo, estaban organizando una experiencia única: unir el mar y la cordillera en un vagón, y lo mejor de todo, juntos.
Lucas Pérez, es oriundo de Chimpay pero vive en Roca con su novia Sheyla Rubilar y cuenta que volvieron a casa y al día siguiente ya estaban en un grupo de WhatsApp para coordinar el viaje. “Era principios de junio, sabíamos que en vacaciones los pasajes volarían, así que hicimos la reserva de inmediato. Éramos nueve, toda la familia de mi pareja y yo, que es como mi familia después de tantos años”.
Cuando comenzaron las vacaciones, se reunieron con su suegra Angelina San Martín, sus cuñados Yanela y Thomas Rubilar, Caren y Mauricio Cid, su compañera Analía Gardón Astremsky y su hijo Santino Cid en Chimpay. Aunque el pasaje era para el viernes, el martes ya estaban listos. “El gran objetivo del viaje era llevar a mi suegra, que sale muy poco del pueblo, y hacer que conociera esos lugares con sus hijos. Eso era lo que más deseaban. Pero, en realidad, todos estábamos emocionados”, dice Lucas.
Partieron un día antes en colectivo para pasar una jornada en Las Grutas. “Como dice el eslogan, ‘del mar a la cordillera’, queríamos hacer eso. Así que estuvimos un día en el mar. Una familia amiga nos prestó la casa. Hacía mucho frío, pero fuimos a la playa y allí nos encontramos con el avistaje de ballenas. Vimos a la gente que llegaba para embarcarse”, relata.
El tren salía a las 20, así que tomaron un interurbano para llegar a San Antonio Oeste a tiempo. Al llegar, vieron cómo cargaban los autos en el tren, algo que les sorprendió por la cantidad de vehículos.
Nosotros no teníamos el auto en condiciones, pero lo hubiéramos hecho porque conviene”, destaca.
Ninguno había vivido esta experiencia antes y todos tenían grandes expectativas. Tenían curiosidad por conocer los camarotes para seis personas, y experimentar lo que es viajar en tren.
El tren tiene tres coches de Primera Clase, con asientos amplios y calefacción central. Cada compartimiento cuenta con dos filas de tres pasajeros que van sentados enfrentados. La formación dispone de camarotes y una capacidad de 180 pasajeros.
“Nos sorprendió la magia del tren. Es otra dinámica: podés caminar, se mueve menos, va firme. Fue muy lindo. Nos sorprendió que tenía un restaurante, no lo sabíamos y nos enteramos allí. Ya habíamos preparado comida porque no investigamos antes, pero igual fuimos a tomar algo. Había tres turnos para cenar porque estaba lleno de gente”, recuerda Lucas.
El coche restaurante es una joya en movimiento, donde se luce la gastronomía regional, podés probar un cordero patagónico, mariscos, unas milanesas con papas inolvidables, acompañado de un Malbec de la región.
“Era como de película abrir la puerta y pasar al otro coche. Íbamos jugando, fue muy divertido. Al pasar por la Línea Sur, mucha gente se acercaba a ver el tren o nos saludaban desde las ventanas de sus casas. Eso fue un momento muy lindo, porque no conocía nada de esa zona”.
La región es inhóspita y solitaria. “Ves la nieve, las distancias, los animales, el campo, y te preguntas cómo viven con tanto frío, cuando caen esas nevadas tremendas y con esas condiciones”, dice Lucas. También en las estaciones, subían personas que iban a otros pueblos, lo que evidenciaba que la gente de la zona utiliza mucho el tren.
Lo único que cambiaría, dice Lucas, es que el tren sale de noche y en invierno hay pocas horas de luz. “Si saliera más tarde o más temprano, podrías ver la Línea Sur un poco más, aunque sea un par de horas”.
El viaje dura 14 horas y el tren es muy puntual. “Dice que sale a una hora y llega a otra, y se respetó justo”. Dos semanas antes había caído una fuerte nevada, pero aún quedaba nieve, y el paisaje se pintaba de blanco a medida que nos acercábamos a la cordillera y el día comenzaba a iluminar el horizonte. “Esa es la mejor parte, todo empieza a cambiar: la vegetación, las montañas. Pasas por lugares que no ves desde la ruta en auto”.
Al llegar a la estación de Bariloche, todo estaba en muy buen estado. La estación está cerca de la terminal de ómnibus. Ellos habían alquilado dos autos y se hospedaron en un hostel. “Era muy lindo, con gente de muy buena onda y súper barato. Creo que nos salió 15.000 pesos a cada uno en temporada alta, y estábamos a ocho cuadras del centro. Los precios eran caros, pero con Roca había 2.000 pesos de diferencia, no era tanto. Y si pagabas en efectivo, te hacían un descuento que igualaba los precios con la zona. Yo estaba preparado para que te maten con los precios, pero no fue tanto”, asegura.
En esos días, Bariloche estaba lleno de turistas de todo el mundo. Lucas recuerda haber visto brasileños, chilenos, gente de Uruguay, y también de Estados Unidos y Colombia. Había un montón de vehículos alquilados en las calles.
“Hicimos algunas caminatas, y mi suegra se la bancó muy bien. Fuimos a la Cascada de los Duendes, al Sendero del Cerro Otto, al Llao Llao y a Colonia Suiza. Disfrutamos de chocolates por las calles del centro y también salimos a cenar ciervo, y otros platos que no solemos comer en el Valle Medio”, dice.
El domingo por la noche, vieron el partido final de la Copa América entre Argentina y Colombia. “Justo había un colombiano en el hostel, pero estuvo todo bien. Y terminamos con los festejos en el Cerro Catedral como broche de oro”, cuenta Lucas. El lunes por la noche, tomaron el colectivo de vuelta a casa, con los recuerdos de lindos días vividos. “La verdad, lo súper recomiendo: el tren con su gran historia, y esa sensación de pasar del mar a la cordillera es real y se siente”, concluye.
Cuánto sale y cómo comprar pasajes en el Tren Patagónico
Para aquellos que desean embarcarse en esta aventura, los boletos están disponibles en varias estaciones y puntos de venta. Las tarifas varían según la residencia y la edad de los pasajeros.
Los no residentes en Río Negro
Pueden adquirir boletos a $36.000 para adultos, $28.800 para jubilados, y $25.200 para menores de 4 a 12 años y estudiantes.
Los residentes en Río Negro
Disfrutan de tarifas reducidas: $30.000 para adultos, $24.000 para jubilados, y $21.000 para menores de 4 a 12 años y estudiantes. Los menores de 0 a 3 años viajan gratis.
La venta de los pasajes está disponible, a través de las boleterías de las estaciones, agencias de viajes habilitadas y también, a través de un portal web oficial de www.trenpatagonicosa.com.ar.
El servicio sale todos los viernes a las 20, desde la estación de San Antonio Oeste y los domingos, sale a las 17 desde la estación de Bariloche, arribando a SAO a las 7:14.
Para contratar el servicio de traslado de vehículos, se tienen que comunicar con boleterías. No se vende online, como tampoco a través de agencias de viaje. Lo ideal es que compren sus boletos y reserven el lugar en la bandeja al mismo tiempo. Las tarifas varían según el tipo y modelo de vehículo.DiarioRíoNegro.com