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Tanto las unidades como la atención del personal son dignas de resaltar, al igual que las medidas sanitarias por el Covid-19. Sin embargo, todavía persisten asuntos pendientes que atentan contra la excelencia del servicio, sumado a decenas de familias que viven a la vera de la vía y aún siguen esperando su reubicación.
Más de nueve meses pasaron para que el tren que une Rosario con la estación de Retiro en Buenos Aires vuelva a funcionar. Desde el 1° de diciembre, el servicio se reanudó con el recorrido habitual de ocho paradas en: Rosario Sur, Empalme Villa Constitución, San Nicolás, Ramallo, San Pedro, Baradero, Zárate y Campana.
El costo de los tickets es de 300 pesos para primera y 360 pesos para pullman entre cabeceras. El servicio que sale de la estación Rosario Norte –y que también pasa por la estación Apeadero Sur- todas las noches a la 0.40 y llega 6 horas y 15 minutos después a CABA transporta en promedio 500 pasajeros diarios y a fin de año llegó a superar los 15 mil boletos cortados.
Un dato a tener en cuenta es que el pullman cuesta 35 pesos menos si se adquiere el boleto de manera virtual, mientras que el de primera se obtiene a 270 pesos mediante la modalidad online.
El servicio se había interrumpido en marzo pasado al anunciarse el aislamiento social y preventivo por parte del gobierno nacional y retornó después de nueve meses, luego de ser publicado el decreto en el que la provincia de Santa Fe autoriza la reanudación del servicio de transporte automotor y ferroviario de larga distancia.
Hay que señalar que a los pasajeros se les controla la temperatura y deben respetar los asientos asignados, permitiendo únicamente la movilidad para la utilización de los sanitarios. El descenso y el retiro del equipaje son ordenados, manteniendo el distanciamiento social y respetando las medidas sanitarias establecidas por cada jurisdicción.
Para mantener la higiene, incluso durante el viaje, la ventilación de las unidades se realiza antes, durante y después del trayecto. La formación cuenta con cartelería visible para que se mantenga la distancia social. El salón comedor no funciona en ninguno de los servicios y se utiliza para aislar a las personas que presentaran síntomas compatibles con el Covid-19 hasta llegar a destino.
Deudas pendientes
Cerca de 70 millones de pesos le costó al estado nacional reconstruir la estación de trenes en el Apeadero Sur de Rosario en Av. San Martín y Batlle y Ordóñez. La mega obra prometía ser el reseteo del sistema ferroviario, pero a cinco años del corte de cintas, terminó siendo un globo decorado de ilusiones rotas y una decepción más para los vecinos.
La imponente estación, que tiene más de 1.200 metros cuadrados, ascensores, escaleras mecánicas, una sala de espera para más de 500 personas y que se integra con un andén con una extensión de 300 metros, prometía ser el puntapié inicial de la puesta en valor de una zona deprimida y la posibilidad de realizar nuevamente una conexión veloz con Buenos Aires, tan exitosa como supo serlo en décadas pasadas, pero aún sigue esperando.
Al poco tiempo de la puesta en marcha nuevamente del tren, las principales críticas que surgieron en aquel momento –antes de la pandemia- y que aún hoy se mantienen, son: el servicio tarda unas seis horas en llegar a destino, casi el triple que en auto y dos horas más que el colectivo; si bien los pasajes son accesibles, los horarios de salida y regreso son sumamente incómodos y escasos; y hay una notable falta de conectividad entre la estación y el resto de la ciudad.
Antes de la pandemia del coronavirus el costo del ticket tenía un valor de 210 en Primera y 255 en Pullman y un solo horario de salida desde Rosario a Buenos Aires a la 1.46 de la madrugada llegando casi a las ocho de la mañana
Con la reactivación del servicio del tranvía, la frecuencia diaria parte a las 16.55 desde Retiro, retomando a las 00.40 desde Rosario Norte, pasando por Apeadero Sur, rumbo a la ciudad de Buenos Aires.
Es decir que desde la estación de Av. San Martín y Batlle y Ordóñez el tren sale 1.26 de la madrugada y arriba a Capital Federal a las 6.55 horas. El costo del pasaje actual es de 300 pesos para Primera y 360 pesos para Pullman entre cabeceras.
En su primer viaje el domingo 6 de diciembre, El Litoral pudo saber que tres de las casi doce personas que se bajaron en la estación Apeadero Sur a las 22.30, estuvieron esperando algún colectivo durante más de 40 minutos. Al no aparecer ninguno, se tuvieron que tomar un taxi que costó alrededor de 400 pesos –antes del aumento del 30%-. Al resto de los pasajeros los tuvieron que ir a buscar. Siempre con la mirada atenta de un patrullero, aunque sea.
Otra deuda pendiente, además de la conectividad con la estación, la puesta en valor comercial y el aumento de la frecuencia del tren y sus horarios, es la falta de reubicación de personas a las que se les prometieron viviendas alejadas de la zona de peligro por donde transita el tren.
Desde hace décadas que cientos de familias viven a la vera de las vías del ferrocarril en distintos puntos de la ciudad. Sin más intenciones que ubicarse en una pequeña parcela de tierra para intentar construir su vivienda, se enfrentan todos los días a innumerable cantidad de riesgos.
Entre animales, niños corriendo y madres que salen a la vida, el angosto pasillo con vías se transforma en una calle muy transitada que denota la falta de agentes de seguridad que procuren proteger a los vecinos del riesgo que conlleva caminar por allí ahora que el tren llega y parte todos los días.
Si bien el precio del tren es mucho más accesible que el ticket de un ómnibus, que cuesta 1.500 pesos o el viaje en auto que supera los dos mil –incluyendo peajes-, todavía queda mucho camino por recorrer para que el servicio esté a la altura de lo prometido en la inauguración de la mega estación ubicada en la zona sur de Rosario hace cinco años atrás.MiradorProvincial.com