CARTAS DE LECTORES
Cuando era
niño, el cuento de "Peter Pan en el país de nunca jamás" era muy
popular.
Hoy por hoy
es definitivamente un cuento olvidado; recordando, existía un capitán Garfio
(malo), y niños que abandonados iban a parar a ese hermoso lugar en donde nunca
crecerían y siempre se respetaba la condición de salir victoriosos de cualquier
conflicto contra quien quería hacer el mal.
Hoy en los
talleres de manera sarcástica, yo lo he llamado así, “el país de nunca jamás”,
un lugar en donde existen muchos personajes, reales por cierto, y en donde se
agrega algo que el cuento en su originalidad no preveía, “el poder político”.
He pensado
mucho y he meditado acerca de escribir esta nota, ya que conozco cuál es el
futuro que podría esperarme por plasmar mis pensamientos; pero aun así, a pesar
de todo, es que aquí se presenta mi pensamiento pese a las consecuencias y los
telegramas que pudieran llegar a mi hogar.
En los
talleres de Tafí Viejo, como seguramente en todos los trabajos, tenemos
compañeros que se mueven por el interés personal, por el odio, algunos por el
temor, otros por la amistad y es hoy que ya no existen demasiadas personas
seguras de saber quiénes son en sus vidas, y a que quieren llegar o por qué quieren ser recordados el día
después a su muerte.
Hoy en los
talleres, lugar que quiero mucho y en el que es cierto, tengo un buen sueldo, y
soy agradecido a eso; se dan situaciones insólitas para mi pensamiento,
alimentado por la dignidad del trabajador, pero tal vez lógicas para el
pensamiento de algunos que ya se han adaptado a vivir así.
Tal vez,
comprensible porque es un lugar que muchas veces ha sido cerrado, y debo
admitir que sólo en las situaciones de temor se sabe cómo reacciona hasta el
mejor amigo.
El gobierno
anunciaba una reactivación alguna vez de los talleres; alegría, ilusión y
después de haber empezado a perder la fe, llegaba nuevamente de la mano de la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner la esperanza de ver un futuro mejor
para nuestros hijos.
Del dinero,
de los famosos 15 millones, de las máquinas nuevas, de la gran cantidad de
material rodante, pues yo diría que las buenas cosas tardan en darse, porque a
pesar de que confío en la buena intención, hasta el día de hoy no ha llegado
nada.
Muchos
preguntarán qué postura ha tomado el gremio que nos nuclea en esta situación, y
yo les diría que habiendo nacido de él, aún pelearía por los derechos del
trabajador, es mi cultura y en contra de ella no podría ir, me enseñaron sobre
leyes laborales, y todo tipo de defensa legal y justa para un trabajador; pero
a veces es como si todo lo aprendido sólo sirviera para saber distinguir entre
lo justo y lo injusto; ya que parecieran armas prehistóricas a comparación de
lo que un señor bien vestido de traje y corbata, pudiera sacar de su manga.
Soy
consciente y orgulloso de saber que vengo de familia trabajadora, de familia
sufrida, y moriré siendo un trabajador; agradecido de quienes me han rodeado,
algunos que están y otros que ya no. Pero a pesar de todo esto, muchas veces la
impotencia te llega a colmar y la racionalidad que nos distingue de los
animales, suele perderse en medio de la niebla.
A un
compañero, José Felipe Paz, controvertido, cuestionado por algunos, apoyado por
otros, hoy lo han dejado sin trabajo. Este señor pertenece a la comisión
directiva de la
Unión Ferroviaria, tenía su fuero gremial y sin embargo hoy
de manera burlista, le entregaron un fax con su despido.
Cualquier
trabajador que está contemplado dentro de la ley de contrato de trabajo tiene
derechos, existe una modalidad que respetar para despedir a alguien, o como
algunos empleadores suelen llamar a
escondidas: “echar” a un obrero, y en ninguno de sus artículos esclarece ni
afirma que se vea exento de sus derechos por no ser del agrado de todos, o por
no vender su dignidad.
Todos sabemos
a lo que se expone un gremialista, pero en el país de "nunca jamás"
la persecución aunque haya existido antecedente, no es más que la molestia de
algunos y el triunfo de otros.
En alguna
época se creía que la clase trabajadora había ganado derechos a fuerza de lucha
y sangre, pero como mi reflexión me ha llevado a concluir alguna vez “lo bueno
tarda muchísimo tiempo en concretarse, lo malo sin embargo en un día y la
destrucción de los actos de los hombres buenos
en un segundo”.
Conspiraciones,
traiciones, luchas, todo esto engloba este cuento. Desgraciadamente con
personajes reales, no ficticios, personajes que tienen una vida, una familia,
sueños e ilusiones, pero como ya lo he explicado, “la dignidad del hombre, solo
la puede medir Dios, y el mismo hombre”.
Para
terminar, les dejo una reflexionar personal que después de los hechos de hoy he
decidido hacerla pública, “de todos los compañeros que tengo dentro del taller,
sólo uno creo es el que le ha acertado en su elección de estudio
universitario para este lugar. Él
estudia teatro”.
Muchas
gracias.
César Medina