Exterior
En el último quinquenio, la modernización y diversificación de servicios son una característica de FCA. La inversión de $us 42,7 millones mejoró la red de vías, estaciones e incorporó nuevas locomotoras a esta compañía liderada por Carlos Gill Ramírez.
La historia del ferrocarril en Bolivia está relacionada al desarrollo y a la economía del país. Sus hitos empalman con el avance de lo que hoy se conoce como la red andina y oriental, luego de un proceso de reformas de las empresas del Estado en 1996.
Desde aquella etapa han transcurrido 25 años y la antigua ENFE se dividió en dos, dando origen a la Empresa Ferroviaria Andina (FCA) y Ferroviaria Oriental (FO). Entre 1996 y 2015, estas empresas ferroviarias enfrentaron luces y sombras.
No obstante, a partir de 2015, la FCA ingresó a una nueva era en materia de logística, modernización y diversificación de servicios con la integración de un socio privado, Carlos Gill Ramírez.
Esta incorporación es el resultado de una operación entre privados, a través de la cual Gill adquiere el 50,0038% de las acciones de la empresa. El otro 49,9288% continúa a cargo de los administradores de fondos de pensiones, mientras que 0,0674 % corresponde a accionistas individuales.
A partir de ese año, se llevan adelante cambios estratégicos, renovándose la visión gerencial, se trazan objetivos ambiciosos a nivel de inversión y de crecimiento, y sobre todo se diseña y aplica una hoja de ruta de modernización y diversificación de servicios.
Inversión
La dirección de Gill Ramírez fue determinante en el mejoramiento de la red, en el mantenimiento de la infraestructura de vías, en las estaciones y en la tecnología, aspectos que fueron posibles gracias a la inversión de $us 42,7 millones, dijo a LA RAZÓN la gerente general de la empresa, Cynthia Aramayo.
Según la ejecutiva, con la adquisición de las locomotoras SALI en 2019, la Ferroviaria Andina (FCA) marcó un nuevo hito en la historia ferrocarrilera de Bolivia.
Mientras que el empresario Carlos Gill destacó: “Este fue un paso más hacia la unificación ferroviaria del territorio boliviano y la mejora de oportunidades de integración y comercio, no solo internamente en Bolivia sino también con sus países vecinos y otras regiones del mundo, al tener un transporte mucho más competitivo y seguro”.
A lo cual Aramayo apuntó que “las SALI son locomotoras de última generación, con tecnología para las montañas, que fueron fabricadas para operar en regiones de altura y llevar carga por lugares de alta pendiente como el altiplano. Estamos muy orgullosos de esta adquisición, porque la empresa compró locomotoras después de 40 años”, con las cuales la empresa pasó de contar con modestos ferrocarriles a convertirse en el principal operador logístico integral de gran escala del sector, en el corazón de Sudamérica.
A la fecha, FCA cuenta con 11 estaciones principales, sus vagones tienen una capacidad anual de carga de 1,5 millones de toneladas (t). En los últimos cinco años, logró transportar un total de 6,1 millones de toneladas de carga.
Entrevista
Tras 25 años de recorrido, Ferroviaria Andina (FCA) se prepara para asumir nuevos desafíos. La gerente general de la empresa, Cynthia Aramayo, habló con La Razón sobre las inversiones efectuadas, crisis en las actividades económicas y perspectivas para esta gestión.
—¿Cuáles han sido los principales desafíos de su gestión como Gerente General de la empresa?
—Creo que el desafío más importante para la administración fue revertir la situación económica en la que se encontraba la empresa, que desde el año 2013 había generado pérdidas. Esta situación se revirtió el año 2016, logrando el equilibrio. Esto fue posible gracias a un agresivo plan de reducción de costos y mejoramiento para conseguir eficiencias. Otro desafío importante fue el lograr el cambio de la cultura existente en la empresa, que los trabajadores acepten migrar de ser una empresa de transporte férreo a una solución logística para el cliente y prepararse para ser más eficientes y fortalecer la alta vocación de atención al cliente. Habiendo encarado este proceso de reestructuración de la empresa, otro desafío importante fue consolidar un equipo de trabajo comprometido con la nueva visión de la empresa y la nueva cultura que estamos implementando.
—¿Cuáles fueron los principales hitos de Ferroviaria Andina?
—Podemos resaltar como hitos importantes: el año 2007 se dio inicio al transporte de la carga de Minera San Cristóbal, uno de los más grandes cometidos de Ferroviaria Andina; lo que representó una nueva forma de trabajo incursionando en un servicio logístico integral altamente eficiente y con estándares internacionales. El año 2008, la empresa llega a transportar 1.023.561 toneladas, superando en un 50% el promedio de volumen anual transportado hasta esa gestión. El año 2016 se inició con una profunda transformación y reestructuración, y se logra revertir las pérdidas que la empresa había tenido desde el año 2013. El año 2019 llegan tres locomotoras (SALi) de última generación al ferrocarril del occidente boliviano después de 40 años. Las inversiones realizadas en 25 años alcanzan a $us 123.065.761, que se centraron en infraestructura, vía, modernización de sistemas y la compra de tres nuevas locomotoras.
—¿Y los hitos alcanzados en estos últimos cinco años?
—Podemos resaltar: el hito más importante de estos últimos cinco años, sin lugar a dudas, fue la compra de tres locomotoras nuevas, nuestras SALi, equipos de tecnología europea diseñados para trabajar a nivel del mar hasta una altura de 5.000 metros, con una inversión de $us 13.000.000. Durante estos últimos cinco años, la inversión realizada ha sido más de $us 42 millones que se centraron en: la compra de locomotoras ($us 13 millones), mejoramiento de locomotoras ($us 7,3 millones), mejoramiento de vías ($us 14,7 millones), infraestructura, oficinas, maestranzas y tros ($us 2,7 millones), mantenimiento y mejora de vagones ($us 4,7 millones) y otros ($us 2,4 millones).
—¿Cuál es el aporte de la empresa en la minería boliviana?
—Ferroviaria Andina transporta más del 80% de la exportación de minerales de Potosí, considerando que la producción de ese departamento representa el 54% de las exportaciones mineras de Bolivia. Asimismo, somos la principal transportadora de la Minera San Cristóbal, que es una de las operaciones mineras a cielo abierto más grandes del mundo.
—¿Cómo definiría la nueva identidad de la empresa tras el giro en la parte operativa y logística?
—Ferroviaria Andina se ha adecuado a las nuevas necesidades del cliente, ofreciendo un servicio de soluciones logísticas integrales. La experiencia, capacidad y eficiencia son las principales características de la empresa que hacen que sea un socio estratégico para el empresario importador y exportador.
—¿FCA sufrió el impacto de la pandemia del COVID-19?
—La pandemia ha generado una contracción económica mundial; en América Latina se ha retrocedido en el crecimiento, ha generado un alto índice de desempleo, la baja del comercio internacional y la caída de los precios de los commodities que impactan en nuestra economía. Esta situación no ha sido ajena a la empresa, el año 2020 fue un año difícil con una aguda caída en los volúmenes de transporte que aún a la fecha no se recuperan. Socialmente, esto incide en una baja de tarifas de parte del transporte carretero y una competencia más desleal con el ferrocarril. Sin embargo, pese a toda esta crisis generada por la pandemia, hay que resaltar que Ferroviaria Andina preservó su capital más importante que es el trabajador, se cumplió con el pago de salarios, aportes, se dotó de insumos de bioseguridad adecuados y se dotó un seguro de salud y vida contra el COVID-19 para todos los trabajadores.
—¿Perspectivas para esta gestión?
—Estamos trabajando para que Ferroviaria Andina se constituya en el socio más importante del exportador y el importador boliviano, pero el hito más importante es consolidarse como socio estratégico de los grandes proyectos estatales, como ECEBOL, YLB (producción de litio y sus derivados) y EMAPA.LaRazón.bl