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El 21 de marzo se cumplieron 12 meses del descarrilamiento, en Olavarría, de la formación que viajaba a Bahía Blanca. Desde ese momento, el servicio no funcionó más.
La pregunta se repite desde hace años, más sobre algunos corredores que en otros, pero la respuesta sigue siendo siempre la misma: silencio, reclamos que quedan en la nada, promesas de gestiones a futuro y no mucho más que eso.
La última formación del tren de pasajeros que partió desde Plaza Constitución hacia Bahía Blanca lo hizo el mediodía del 21 de marzo de 2023. Pocos minutos antes de la medianoche de ese día, y a poco más de 12 meses de haber ocurrido un hecho similar, descarriló con más de 300 personas a bordo llegando a Olavarría: el 8 de marzo de 2022, era casi medio millar el número de pasajeros, también en cercanías a la ciudad ubicada en el centro de la provincia de Buenos Aires, en Estación Pourtalé.
Más allá del último accidente en sí, que terminó con la locomotora, el furgón y dos coches pullman fuera de la vía y –afortunadamente- no causó víctimas aunque sí heridos, las consecuencias a la corta y a la larga terminaron siendo desastrosas para nuestra región. La posibilidad de la continuidad y/o vuelta de un servicio fundamental de transporte, comunicación y logística terminó perdiéndose en una maraña de resoluciones, decisiones judiciales, investigaciones, gestiones sin final y cajones y más cajones quién sabe en qué oficinas.Para ese entonces, el servicio distaba mucho de ser el ideal. Las más de 18 horas que se tardaba en desandar el trayecto entre Bahía Blanca y Capital Federal a través de la vía La Madrid –el ramal Pringles estaba desactivado hacía ya varios años- eran soportables gracias al buen estado de los vagones y del valor del pasaje. El servicio no se utilizaba exclusivamente desde y hacia Bahía Blanca, sino que también permitía la comunicación de poblaciones intermedias, como Tornquist, Saavedra o Pigüé, por ejemplo.
Del otro lado de las sierras, la situación era –por entonces- distinta para el ramal Pringles de la línea Roca. Cerrado a principios de 2018 por decisión de la entonces gobernadora María Eugenia Vidal (Cambiemos), desde ese entonces el corredor se había destinado exclusivamente para el transporte de cargas, con una concesión para Ferrosur y Ferro Expreso Pampeano que debería haber finalizado en 2023, pero fue prorrogada. Todas y cada una de las gestiones llevadas a cabo para la reactivación del servicio de pasajeros terminaron en la nada.
De cualquier manera, hoy, a principios de abril de 2024, seis años después del cierre del corredor Pringles, dos años después del primer descarrilamiento cerca de Olavarría y un año más tarde del último, nada hace presagiar que el tren de pasajeros pueda volver a la región. Por si fuera poco, la totalidad de las gestiones y reclamos realizados por ONGs, instituciones intermedias locales y zonales, municipios, legisladores y demás, terminaron siendo casi independientes unas de las otras. Tampoco nunca hubo un pedido institucionalizado y uniforme por parte de todos y cada uno de los municipios involucrados.
“Siempre te van pateando al córner”. Analogías futboleras aparte, esa es la pared contra la que cada reclamo termina chocando: cada uno de estos pedidos, ya sea a través de comunicados, escritos e incluso reuniones con representantes de Trenes Argentinos o de los gobiernos nacional y provincial, ha terminado –invariablemente- en promesas o compromisos de nuevas gestiones.“Las respuestas siempre son inciertas. Después del descarrilamiento de 2023 quedó una causa judicial abierta y te dicen que el mal estado de las vías también es un condicionante, porque están complicados con el presupuesto. Así es como llegamos a esta situación, en que hace más de un año que el tren de pasajeros no llega a Bahía Blanca”, lamentan.
Para estos momentos, la diputada provincial por la Sexta Sección Natalia Dizakowski (UCR-GEN) lleva ya dos proyectos presentados en la Cámara Baja solicitando informes y respuestas sobre las causas que impiden que vuelva a circular el tren entre Bahía Blanca y Constitución, uno después de cada descarrilamiento. Las respuestas son las ya conocidas y gastadas.
Sin embargo, reconoce que nunca se llevó a cabo un reclamo en forma conjunta, que involucre a todos y cada uno de los municipios del Sudoeste Bonaerense involucrados. Incluso, señaló que en la Legislatura bonaerense este tipo de cuestiones se pierde porque “muchos diputados son del Conurbano y ahí no tienen problemas con los trenes; los que somos del interior profundo lo sufrimos de otra manera”. En pocas palabras, “es un tema que cuando se presenta en la Cámara, no tiene acompañamiento”.
“Lo hemos conversado en su momento y creo que una gestión conjunta regional es algo que deberíamos hacer. Muchas veces se ha transmitido la preocupación por la situación, pero al cumplirse ya un año de la última vez que llegó un tren de pasajeros hay que llevar a cabo algo mucho más profundo. De cualquier modo, también entendemos que debe haber voluntad política en resolver estas cuestiones”, dijo.
La legisladora explicó que desde el área de Transporte bonaerense –más allá de que el servicio corresponde a Trenes Argentinos- las respuestas sobre la cuestión son ambiguas.
“Nos dicen que hay una causa judicial abierta –a partir del último descarrilamiento- y que por eso no puede seguir funcionando el servicio. Obviamente, a esto se suma las obras que hay que llevar a cabo en conjunto con la Nación; aunque a partir de que el Gobierno suspendió todas las obras, no sabemos si el tren podrá volver durante esta gestión”, advirtió.
Dziakowski manifestó que, a partir de las privatizaciones durante el primero gobierno de Carlos Menem en la última década del siglo pasado, la cuestión ferroviaria “nunca ha sido prioritaria”.
“Seguimos insistiendo con las gestiones, pero las respuestas no son concretas ni positivas. No sé qué intereses se mueven detrás, pero nunca ha sido preponderante la atención de los trenes, sobre todo en estas distancias tan largas”, sostuvo.
Además, descartó –como muchas veces se planteó, sobre todo a partir de la eliminación del corredor Pringles para el servicio de pasajeros- que exista una prioridad de las formaciones de cargas por sobre las de personas.
“Antes el tren de carga era elemental y vital, sobre todo para las poblaciones pequeñas. Además, hay que pensar que son trenes que tardan entre 20 y 25 horas en cubrir la distancia entre Bahía Blanca y Capital Federal e incluso más, dependiendo del estado de las vías”, dijo.
A Kicillof
Días atrás, la legisladora había elevado un pedido al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, que gestionase “el rápido retorno del tren a Bahía Blanca”, sobre todo al cumplirse un año de la suspensión del servicio de pasajeros.
“Le pedimos que intervenga para analizar alternativas a esta situación y que gestione la urgente reparación –de las vías- a fin de evitar una demora tan larga para la vuelta del servicio”, había reclamado.
La diputada también recordó que "el gobernador habló de la importancia que tuvo el ferrocarril en el desarrollo económico argentino” y que había dicho que "cuando se cierran estaciones, desconectan y dejan aparte a nuestra población; la conectividad genera la posibilidad de tener condiciones de vida digna".
“Para los ciudadanos del interior de la provincia, pareciera que ese pensamiento no es válido", cargó Dziakowski.LaNueva.com