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Los ferrocarriles argentinos se encuentran en conflicto con el actual gobierno de Javier Milei y peligra su estatización.
Las investigadoras del Conicet, Candela Hernández y Verónica Pérez compartieron en sociedad las consecuencias que implican la privatización de los ferrocarriles, de las cuales con el propósito de no repetir la historia recordaron que “la consecuencia del modelo de concesión de los noventa fue el deterioro de los servicios”.
Siguiendo esta línea, las expertas mencionaron que este retroceso de los años ’90 se vio agravado por la crisis de comienzo del milenio, razón por la cual, las siete líneas de servicio que conformaron la red metropolitana profundizaron su caída en picada.
“En el año 2012 la estatización de los ferrocarriles urbanos contaba con el 75.5% de aprobación entre la población de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA). El retorno del Estado permitió una mejora progresiva de su calidad y una revalorización de su rol como garante del derecho a la movilidad”, expresaron las expertas del Conicet.
La red de trenes de la Región Metropolitana de Buenos Aires juega un papel crucial en la vida diaria de los pasajeros ya que los trenes no sólo facilitan la movilidad, sino que también cumplen una función social al proporcionar acceso a actividades esenciales como el trabajo, la educación, la atención sanitaria, las tareas de cuidado y el ocio, entre otras.
Ferrocarriles argentinos: una historia que defiende los derechos de los usuarios
En ese sentido, los servicios de transporte público aseguran que estos derechos se cumplan, especialmente para los sectores de la población con ingresos más bajos que no tienen otras opciones viables para sus desplazamientos cotidianos.
Es menester remarcar que viajar es un derecho y con políticas de derechas sólo llevaría a una fuerte crisis en la ciudad.
Como consecuencia de lo sucedido, las especialistas del Conicet sostuvieron: “Las personas usuarias fueron la variable de ajuste en la ecuación de las empresas privadas y las principales afectadas por un Estado con deficiente capacidad de regulación y control. Como resultado: la degradación de la infraestructura y del material ferroviario, las demoras y cancelaciones y una fuerte disconformidad con los servicios, marcaban la rutina diaria”.
Por otro lado, los usuarios fueron el factor de compensación en la ecuación de las empresas privadas y los más afectados por un Estado con una capacidad de regulación y control insuficiente. Como no podía ser de otra manera, la degradación de la infraestructura y del equipo ferroviario, junto con las demoras y cancelaciones, se convirtieron en parte de la rutina diaria, generando una gran insatisfacción con los servicios.
Entre las frases de cabecera por todos que se suben al tren siempre ha sido “Viajamos como ganados”, en esa dirección las investigadoras agregaron: “Las analogías con el transporte bovino y el enlatado de sardinas se convirtieron en expresiones clásicas para referenciar el modo de viaje a bordo de las formaciones. Pero los trenes urbanos no ocuparían un lugar en la agenda pública hasta tanto se desatara la violencia”.
Cabe destacar que el deterioro de la infraestructura ferroviaria llevó a un aumento en incidentes como descarrilamientos o colisiones de trenes. Un caso que marcó en la historia de Trenes Argentinos fue la Tragedia de Once, que ocurrió el 22 de febrero de 2012 en la línea Sarmiento, operada por la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), cuyo saldo fue de 52 víctimas fatales y cientos de heridos.
En relación a lo mencionado anteriormente, informaron a los medios que “este contexto comenzó a madurar como opción para enfrentar la crisis del sistema ferroviario y su recuperación por parte del Estado”.
Con motivo de lo ocurrido en Once se llevó a cabo la jerarquización de la cartera de Transporte a rango de Ministerio y comenzó una política sin precedentes en materia de inversión en infraestructura y modernización de los servicios. De tal manera que esta reconfiguración culminó con la estatización de la línea Sarmiento en 2013.
“Un nuevo avance privatizador significa la destrucción de los logros alcanzados y la pérdida de un recurso estratégico para el Estado en la garantía del derecho a la movilidad. Las recientes estrategias de degradación para justificar la supuesta necesidad de una marcha atrás y la mercantilización plena de este servicio no son, ni más ni menos, que la privación de las condiciones de vida de miles de personas que utilizan los trenes urbanos todos los días”, concluyeron.NotaalPie.com