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Randazzo anunció la estatización de la Línea Sarmiento, la línea de
trenes que registra tres choques con 54 muertos en los últimos 20 meses. La
cortina de humo oficial
Ante la magnitud de la crisis ferroviaria, que llevó a que los trenes se
hayan convertido en trampas mortales para las miles de personas que no tienen
otra alternativa que recurrir a este medio de transporte para trasladarse a sus
lugares de trabajo o estudio, el gobierno K ayer anunció una seudoestatización
del Sarmiento. Se trata de la línea férrea donde, en los últimos 20 meses, se
produjeron tres siniestros que se cobraron la vida de 54 personas y causaron
decenas de heridos.
Fiel al estilo de la administración kirchnerista, el anuncio fue una
cortina de humo que, obviamente, no implicará ninguna mejora para los pasajeros
ya que la mejora del sistema ferroviario requiere de una inversión –de
aproximadamente 8000 mil millones de dólares, sólo para poner en condiciones la
estructura existente- que nunca llegó ni siquiera a ser contemplada por la
administración K. Es algo lógico para un gobierno que decidió tener otras
prioridades, como cumplir religiosamente con el pago de la fraudulenta deuda
externa (lleva pagados más de 173 mil millones de dólares en la última década)
y subsidiar el infame sistema de clientelismo político.
El anuncio de ayer estuvo a cargo del ministro de Interior y Transporte,
Florencio Randazzo, a quien en los últimos días se le borró la sonrisa que
solía mostrar permanentemente en su rostro. No es para menos ya que el
siniestro del último sábado, que no causó muertos de milagro, puso de
manifiesto que todo lo que anunció el gobierno desde el choque de estación Once,
en febrero de 2012, fue un simple maquillaje.
“La decisión es que no haya más un operador privado en esa línea”, dijo
Randazzo, quien enumeró una serie de irregularidades que cometió la Unidad de
Gestión Operativa del Mitre y Sarmiento (UGOMS) que operaba la línea.
Ahora bien, los empresarios que administraban el Sarmiento, como son el
Grupo Roggio y el Grupo Romero, mantendrán la concesión del resto de las líneas
férreas.
Controles insuficientes
Eso no fue todo: el ministro también anunció, como si se tratara de un
cambio copernicano, que los controles médicos y psicológicos, del personal
ferroviario, asignado a la conducción de las formaciones, pasará a ser
realizado por la Fuerza Aérea.
Lo que no dice el gobierno es como puede ser que, habiendo videos que
acreditan la poca profesionalidad del maquinista, que ni siquiera usaba
uniforme, no fue cesado antes en el trabajo. Esto, a su vez, se potencia con
los riesgos que implica las formaciones de más de 40 años de antigüedad, que se
encuentran recicladas, y que diariamente transportan miles de personas. Sólo
con mirar el estado del asiento del maquinista, donde se puede apreciar la goma
espuma del relleno, cualquier individuo puede darse cuenta del deterioro
extremo del sistema.
Asimismo, lo que tampoco dice Randazzo, ni ningún funcionario K, es que
las Fuerzas Armadas, que ahora deberán hacer los controles, atraviesan una
crisis tan profunda como la que se registra en ferrocarriles. Cuentan con un presupuesto
paupérrimo que lleva a que, por ejemplo, de los 53 Mirage III comprados a
partir de 1968, quedan sólo 14 en la base aérea de Tandil. La mayoría de esas
aeronaves está en condiciones muy precarias, no tienen radar en servicio, lo
que les impide interceptar aeronaves. Y sólo vuelan si cuentan con buenas
condiciones meteorológicas. Peor, imposible.DiarioHOY