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Redacción Crónica Ferroviaria
Se encuentra en la Comisión de Transporte de la Honorable Cámara de
Diputados un proyecto de Resolución solicitando un pedido de informes al Poder
Ejecutivo Nacional sobre diversas cuestiones relacionadas con la contaminación
con asbesto en coches de pasajeros adquiridos por el Estado Nacional.
Dicho trámite recayó en el Expte. 4899-D-2014 del 23 de Junio del
corriente año, siendo el firmante de dicho proyecto de Resolución el Diputado
Nacional Alberto Emilio Asseff (UNIR - Buenos Aires).
Fundamentos
Asbesto es el nombre que se da a un grupo de minerales de origen natural
que existen en el medio ambiente como manojos de fibras que pueden separarse en
hilos delgados y duraderos. Estas fibras son resistentes al calor, al fuego y a
las sustancias químicas y no conducen electricidad. Por estas razones, el
asbesto se ha usado extensamente en muchas industrias.
Químicamente, los minerales del asbesto son compuestos de silicato, lo
que significa que contienen átomos de silicio y de oxígeno en su estructura
molecular.
Los minerales de asbesto se dividen en dos grupos principales: asbesto
serpentina y asbesto anfibólico. El asbesto serpentina incluye el mineral
crisótilo, el cual tiene fibras largas, rizadas, que se pueden entrelazar. El
asbesto crisótilo es el que se ha usado mucho en aplicaciones comerciales. El
asbesto anfíbólico incluye la actinolita, tremolita, antofilita, crocidolita y
amosita. El asbesto anfíbólico tiene fibras rectas como agujas que son más
quebradizas que las fibras del asbesto serpentina y tienen más limitación para
poderse trabajar.
El asbesto tiene propiedades cancerígenas y que les arrebata la vida a
más de 110 mil personas anualmente en el mundo según estudios de la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
Es posible que la gente esté expuesta al asbesto en su trabajo, en su
localidad o en sus hogares. Si los productos que contienen asbesto se sacuden,
fibras pequeñas de asbesto se desprenden en el aire. Cuando se inhalan las
fibras de asbesto, es posible que se alojen en los pulmones y que permanezcan
ahí por mucho tiempo. Con el tiempo, las fibras pueden acumularse y causar
cicatrices e inflamación, lo cual puede dificultar la respiración y llevar a
serios problemas de salud.
El asbesto ha sido clasificado como un cancerígeno humano reconocido
(sustancia que causa cáncer). Según las investigaciones, la exposición al
asbesto puede incrementar el riesgo de cáncer de pulmón y mesotelioma (cáncer
poco común del revestimiento delgado del pecho y del abdomen). Aunque es un
cáncer raro, el mesotelioma es el tipo de cáncer asociado más comúnmente con la
exposición al asbesto. Además del cáncer de pulmón y mesotelioma, algunas
investigaciones sugieren que existe una relación entre la exposición al asbesto
y el cáncer colorrectal y gastrointestinal, así como un riesgo mayor de padecer
cáncer de garganta, de riñón, esófago y vesícula biliar.
La exposición al asbesto puede también aumentar el riesgo de asbestosis
(enfermedad inflamatoria que afecta los pulmones y causa dificultad para
respirar, tos y daño permanente al pulmón) y otros trastornos no cancerosos de
la pleura y de los pulmones, incluso las placas pleurales (cambios en las
membranas que rodean el pulmón), el engrosamiento de la pleura y los derrames
pleurales benignos (acumulación anormal de líquido entre las capas delgadas de
tejido que revisten el pulmón y la pared de la caja torácica). Aunque las
placas pleurales no preceden al cáncer de pulmón, existen pruebas que sugieren
que las personas con enfermedad de la pleura causada por la exposición al
asbesto pueden tener un riesgo mayor de cáncer de pulmón.
Ahora bien, la empresa china CSR Corporation, fabricante de los nuevos
vagones para las líneas Sarmiento, Mitre y Roca, quedó envuelta en un escándalo
por vender a dos empresas australianas unidades contaminadas con asbesto, un
elemento cancerígeno y prohibido en casi todo el mundo.
El Ministerio del Interior y Transporte, entre enero y septiembre del
año pasado, compró a CSR unos 709 coches de pasajeros por U$S 841 millones. En
los hechos, éste es uno de los proveedores más grandes que tiene el Estado
nacional.
Todo comenzó en noviembre pasado cuando CSR Ziyang, subsidiaria de CSR
Corp., entregó a la carguera australiana SCT diez locomotoras utilizadas para
transportar mineral de hierro. Durante un mantenimiento en una de ellas, un
trabajador descubrió asbesto blanco (crisolito) en todo el sistema de escape,
silenciador, tuberías refrigerantes y en el techo de la cabina del conductor.
Las locomotoras cargueras fueron sacadas de circulación y se produjo una fuerte
protesta de los gremios locales. La noticia llegó a los principales canales de
televisión y luego a los medios internacionales. Por entonces, la empresa culpó
a un subcontratista al aducir que éste no consideró al crisolito como un asbesto
prohibido.
Un episodio similar ocurrió durante la primera semana de enero 2014.
Bradken, otra compañía de logística australiana, enfrenta una potencial multa
de U$S 756.000 por adquirir a CSR Ziyang otras dos locomotoras también
contaminadas con la misma sustancia cancerígena. Las autoridades investigan si,
en este caso, hubo una falsificación de los certificados de importación.
Según la legislación argentina, las resoluciones 845/00 y 823/01 del
Ministerio de Salud prohíben desde hace trece años el uso de asbesto (amianto)
en cualquiera de sus formas. En el año 2005, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
también lo vedó a través de la ley 1821.
De hecho, los desechos que contienen polvo o fibras de asbesto son
catalogados como "peligrosos" y quedan alcanzados por la ley nacional
de residuos peligrosos.
Existen trascendidos de que una delegación comisionada por el INTI viajó
a China pero tuvo vedada la posibilidad de extraer muestras para su posterior
análisis en sus propios laboratorios. De confirmarse este extremo, realmente la
situación sería aún más inquietante.