22 de octubre de 2013

CHOCAR TRES VECES CON EL MISMO TREN

CARTAS DE LECTORES

Señor Director de Crónica Ferroviaria:

Solamente en un país como el nuestro es posible que el dicho popular se repita con tanta frecuencia y ligereza. Y con tanta irracionalidad. En los talleres de la Línea Sarmiento en Castelar evidentemente existe la falta de mantenimiento, la falta de responsabilidad, la carencia de conocimiento en los frenos, nadie conoce lo que es un tren o nadie controla a nadie.

Asombra que tres accidentes como el ocurrido el sábado pasado a las 07:27 horas en esta Línea Sarmiento (Castelar, una vez) y (en Once, dos veces) tengan la misma causa y sus consecuencias sean igualmente graves o fatales. Las mismas condiciones y las mismas actitudes de los responsables del servicio público ferroviario frente a los hechos reiterados. Parece ser una secuencia macabra.


Pero apliquemos la razón para evaluar esta serie siniestra. Desde arriba para abajo veamos lo que corresponde. El Ministro del Interior y Transportes es el máximo responsable del servicio para propios y extraños. Siendo Licenciado no se le exige que sea competente e idóneo para manejar trenes, ni siquiera para conocer de frenos ferroviarios, pero es el responsable.

El ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios es arquitecto pero no se le exige saber operar un tren o que conozca cómo se hace una vía ferroviaria, pero es el responsable. El Interventor de la CNRT es un intendente del conurbano bonaerense, y en tal carácter no debe saber lo que es un sistema ferroviario, pero maneja la Comisión de Control de Transportes y es el responsable.

Así, si seguimos, llegaremos al empresario y al jefe de taller que autoriza la habilitación de las formaciones cada mañana y para ello debe conocer lo que es un sistema de frenos de tren, para eso es el responsable y se le paga como tal. El motorman, por su parte, es el último eslabón de esta cadena de funciones, por ser el responsable de manejar el tren durante cada día de su vida.

Concluyendo, cada pasajero transportado en esta línea ferroviaria viaja confiado en que su viaje será seguro, correcto y que todos los aquí nombrados cumplirán con su misión y funciones como corresponde en todo momento, lo que es racional, legal y controlado. En caso de que el viajero termine en una morgue o en un hospital, después de un accidente ferroviario, tiene derecho al pleno resarcimiento ante la ley. Y todos los nombrados tienen responsabilidades claramente definidas ante la ley y cada uno es responsable.

Bajo este razonamiento los casos de los anteriores accidentes de Once y de Castelar ya debieran estar con sentencia firme de la Justicia y encarcelados todos los nombrados por su responsabilidad, su incompetencia, su negligencia y su mal desempeño particular, aunque sea delegado.

Esto merece severo castigo a estos responsables por la falta de previsibilidad en cada acto que le compete per se en estas funciones, y debe servir de escarmiento justo ante la sociedad por los muertos, heridos graves y personas incapacitadas como consecuencia final. Sin plantear subterfugios, cada funcionario cumplirá celosamente con su deber de aquí en adelante. Saluda atentamente
Román Ballesteros