ACTUALIDAD
Durante décadas dio vida a pequeñas comunidades y algunas
desaparecieron con el cierre de ramales. La alternativa para el progreso es la
conexión entre el Pacífico y el Atlántico y entre los valles y el puerto. Pero
para eso hacen falta inversiones que el Estado provincial no puede afrontar.
El ferrocarril no sólo sirvió para unir las distantes
ciudades de la región, sino que en muchos casos las creó, las consolidó y
permitió su desarrollo.
Desde el inicio del tendido del ramal que conectó San
Antonio Oeste con Bariloche, en la primera década del siglo pasado, las obras
de construcción de ese tramo férreo constituyeron una fuente de empleo para
miles de ferroviarios que, con sus familiares, se instalaron en varios puntos a
lo largo de lo que desde entonces se denomina Línea Sur.
Luego la circulación de las formaciones, con el transporte
de la lana desde el oeste hacia el puerto de San Antonio, donde se concentraba
en barracas y se enviaba a Buenos Aires, generó un movimiento permanente que
requería a lo largo del ramal que personal se estableciera para el
mantenimiento de las vías, la comunicación entre las estaciones, el control de
la mercadería y las demás tareas que involucra el servicio ferroviario de
pasajeros y de cargas.
Así nacieron estaciones donde antes había apenas parajes
rurales. El personal ferroviario dio vida a pequeños pueblos donde se
instalaron escuelas y otras dependencias. Por eso el tren no solamente
conectaba, sino que además vitalizaba las poblaciones.
En los primeros años de la década del 90 las
privatizaciones que impulsó el expresidente Carlos Menem determinaron el cierre
de ramales. Aquellos pueblos que habían nacido a la vera de la vía ya no
tuvieron razón de ser.
General Lorenzo Vintter, a 130 kilómetros de
Viedma, desapareció, lo mismo que Mancha Blanca, O'Connor y muchos más.
El gobierno provincial de Horacio Massaccesi, con más
ánimo electoralista que convicción, pretendió continuar con el transporte de
pasajeros y de carga incorporando a la Provincia los bienes ferroviarios bajo la
denominación de Servicios Ferroviarios Patagónicos (Sefepa). Pero solamente
fueron buenas intenciones.
Unos pocos trabajadores precarizados que aceptaron las
nuevas condiciones para preservar su empleo hicieron lo imposible para que una
empresa pública inviable funcionara. Vías sin mantenimiento durante casi dos
décadas provocaron descarrilamientos que "porque Dios estuvo de nuestro
lado" –según dijo un exdirectivo de la firma– no ocasionaron muertes.
Se compró material rodante, en sospechosas operaciones,
que nunca sirvió. Las máquinas y vagones que se usaron en estos años apenas
tuvieron revisión y sufrieron permanentes desperfectos.
De esta manera la precaria continuidad de la firma, ahora
llamada Tren Patagónico, sólo fue posible con desembolsos millonarios
permanentes del Estado, que se justificaron por aquel vínculo histórico del
tren con su gente, en especial en la Línea Sur , y por la necesidad de los habitantes
de esa postergada zona de contar con un transporte económico que los lleve a
los grandes centros urbanos. Es, además, un recurso turístico y cuenta también
con un servicio de cargas que provee caliza a una sola empresa. Muy poco para 850 kilómetros de
vía férrea.
El tren necesita hoy una inyección de capital para
inversiones con el que la
Provincia no cuenta. Debe transformarse en una alternativa de
transporte concreta en la conexión bioceánica por la Región Sur y también
una comunicación entre la parte norte de Río Negro y el ramal San
Antonio-Bariloche. El puerto rionegrino es, quizá, el único sin conexión
ferroviaria.
La producción frutícola del Alto Valle se transporta
mediante cientos de camiones cuando una sola formación podría reemplazar a por
lo menos 60 vehículos. (Ver infografía)
Ese proyecto bioceánico aún está vigente. Las autoridades
analizan su puesta en marcha. Pero para ello la decisión del gobierno nacional
es trascendental. Sin tal acompañamiento Tren Patagónico no tiene futuro.
Los actuales directivos –encabezados por el ministro
Fernando Vaca Narvaja y parte del directorio– se encuentran debatiendo el tema.
Algunos aceptan que Nación se sume al paquete accionario, otros no descartan la
transferencia total.
Sin dudas, será una larga discusión. Lo que no admite
dudas es la necesidad de un transporte ferroviario que comunique
eficientemente, para pasajeros y carga, la cordillera con el mar, el Pacífico y
el Atlántico, los valles y el puerto. Pero, para hacerlo, un Estado provincial
se vería superado y requiere la participación nacional. Habrá que ver cuánto
están dispuestos a aportar uno y otro para que los sueños de hace cien años
recuperen su vigencia.Diario Río Negro.
Guillermo Belluomini dijo...
ResponderEliminarDe Vido es el monje negro, pero ya va asalir un tiro para ese hdp tambien
Jorge Enrique Schiro Ayala dijo...
ResponderEliminarHay que dejar afuera a La Fraternidad como Organización,si,estoy de acuerdo que hay malos sindicalistas,como aquellos que le permitieron al PAYASO de Menem el desguase y venta de gran cantidad de material ferroviario hecho por su testaferro TASELLI y la masacre de miles de compañeros que perdieron su fuente laboral.
Rolando Maggi dijo...
ResponderEliminarbla...bla...bla... preelectoral... qué lástima!