NOTA DE OPINIÓN
Por: Norberto
Rosendo (Para CRÓNICA FERROVIARIA)
SEFEPA
(Servicios Ferroviarios Patagónicos) también conocido como el Tren Patagónico
ha estrenado hace poco nuevas autoridades. Es uno de los pocos ferrocarriles
que está en manos de una provincia que tiene vocación ferroviaria y la ejerce.
Con motivo
del cambio de autoridades de la provincia, también cambiaron las de la empresa
ferroviaria. Recordemos que la
Provincia de Rio Negro, donde corre Tren Patagónico, pasá de
una larga administración radical a una administración del Frente por la Victoria.
Muchas y
grandes novedades nos encontramos los que habitualmente recorremos los
ferrocarriles de aquellas latitudes.
La primer
sorpresa fue el taller San Antonio Oeste, ex Comsal, donde nos encontramos con
una montaña de ruedas nuevas de GM modelo GT22 que no nos permitía el paso, no
buena si no muy buena noticia para quienes estábamos acostumbrados a vivir y
soportar una miseria técnica fruto de la falta de recursos.
Pero las
sorpresas no terminaron allí, sino más bien comenzaron, cuando los nuevos jefes
del taller nos hablaron de los planes de mantenimiento, si bien digo planes de
mantenimiento, nos hablaban de revisiones y de ABC de las locomotoras y nos
mostraron una que estaba en medio de una revisión que ponía carne a los dichos.
Ha esa altura
de los acontecimientos pensé que me había equivocado de ruta y que me
encontraba en otro país, pero no, era SEFEPA nomas.
Nuestro paso
por Viedma no fue menos sorprendente, nos hablaban de que habían reducido el
aporte del Estado, es decir de los dineros que pone la provincia para que
camine Tren Patagónico en casi un 17% respecto al ejercicio anterior y con el
mismo número de trabajadores.
Nos hablaban
de costos y seguridad, nos decían de la necesidad de equipos eficientes que
pudieran cerrar la ecuación económica, nos hablaban con orgullo de los equipos
de frio y botas comprados para su personal.
Nos hablaban
de seguir la política de cargas, que había iniciado la otra administración y
que estaba funcionando y que era necesario profundizar.
Vimos el
nuevo tren que había venido a reemplazar al viejo Arrayanes que se había caído
en un deslave y que pensaban volver a reparar.
Nos enteramos
también de otros planes de otras gentes para hacer un negocio de la venta de
terrenos, de olvidarse de la operación ferroviaria, la lamentable y bien conocida historia de
siempre, planes que afortunadamente no prosperaron.
Vimos también
la lamentable campaña en contra de esta gente que está haciendo las cosas bien,
por más que no sean del mismo palo de los críticos.
Todo lo que
vimos y escuchamos en este viaje nos muestra que es posible, que se puede
hacer, sólo hace falta tener la voluntad de llevar a cabo las propuestas, y no
importa de que "palo" se trate, lo que si importa es que lo que se
haga le sirva a todas las personas que habitamos este grandioso suelo, y no
sólo a algunas pocas, como muchas veces sucede.
Tren
Patagónico S.A. es la muestra viva de la propuesta que llevamos desde la CNST (Comisión Nacional
Salvemos al Tren), donde creemos que los ferrocarriles regionales no deben ser
manejados por el poder central, si no por los propios habitantes de la región
como mejor les plazca, y que el gobierno nacional debe ayudarlos en su cometido
y no reemplazarlos, y que la gestión estatal simplemente es posible y
normalmente mejor que la privada.