Actualidad
Redacción
Crónica Ferroviaria
El
soterramiento de la Línea Sarmiento es una mega obra tantas veces anunciada y
postergada por la anterior administración kirchnerista que tuviera infinidad de
críticas por parte no sólo de instituciones y asociaciones varias, sino,
incluso, por la misma oposición política entre los que se encontraban
integrantes que hoy están al frente del ejecutivo nacional. Notas al respecto
hay decenas de ellas en todos los medios periodísticos del país y en este medio
especializado del sector. Críticas que parece ser que este gobierno no toma en
cuenta y lo que ayer estaba mal, hoy, parecería, está bien. Habría que ver por
qué.
Como
se recordará, dicha obra de infraestructura fue incluida por decreto en un
listado de trabajos publicado hace 10 días en el boletín oficial.
En
estos días el gobierno nacional anunció que en dos meses comenzarán los
trabajos del soterramiento de parte de la traza de la Línea Sarmiento, en una
primera etapa entre las estaciones de Haedo y Caballito, para luego extenderla
desde esta última a Castelar contando de un túnel de 22,4 km. de longitud con
la construcción de 11 estaciones a un costo de u$s 3.000 millones. Desde estación
Castelar a Moreno, unos 14,4 kilómetros de recorrido, se harán pasos a distinto
nivel.
Según
el proyecto, los trabajos estarán listos en cinco años y están a cargo del
Consorcio Nuevo Sarmiento, conformado por las empresas Iecsa, Odebrecht, Comsa
y Ghella. La primera firma y la última, propiedad del primo del presidente de
la Nación, Mauricio Macri: Angelo Calcaterra, quien anunció que sus empresas
están en venta.
Se
estima que cuando la obra esté terminada, los trenes podrán funcionar con una
frecuencia de 3 minutos. Hoy pasan cada 10 minutos.
El
ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, sostuvo que
"Tenemos un compromiso con el transporte público, que es el más eficiente
y democrático que existe. Tenemos que hacer las obras necesarias para que la
gente viaje cada vez mejor, más rápido y más seguro. El mega proyecto del
soterramiento del Sarmiento es parte de eso. Reactivamos esta obra tantas veces
prometida con la convicción de terminarla en 5 años para transformar la
experiencia de viaje de los 200.000 usuarios".
También
habría que pensar, y estudiar muy bien, si semejante obra que cuesta u$s 3.000 millones no sería
bueno emplear dicha suma para reparar íntegramente a nuevo más de 2.500 km. de vía (*) de
los ramales troncales que recorren el país, para que por ellos puedan circular trenes de carga y
pasajeros a velocidades comerciales que puedan competir con el medio de
transporte automotor y ver dónde es más importante invertir semejante suma de dinero.
También, la pregunta queda abierta sobre qué es lo que se va hacer, una vez terminada la obra, con los actuales terrenos ferroviarios que quedarán ociosos, si el dinero de esa venta (si la hubiere) va directamente para financiar la obra u otros proyectos ferroviarios.
(*):
El kilómetro de vía costaría entre u$s 1.100.000 y u$s 1.200.000)