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12 de julio de 2023

Hace 121 años llegaba el tren a la ciudad de Neuquén

Historia Ferroviaria

El 12 de Julio de 1902 la locomotora a vapor Nro. 205 atravesó el flamante puente ferroviario para arribar a la Confluencia.

El 12 de julio de 1902 llegó el primer tren al paraje Confluencia donde dos años después se fundaría la ciudad de Neuquén como capital del territorio.

El servicio (la máquina de vapor 205) partió desde la estación Colonia Lucinda (Cipolletti), luego de las pruebas de resistencia que se hicieron en el puente ferroviario sobre el río Neuquén que estaba recién construido.

Todo había comenzado a partir del aumento de la tensión entre Argentina y Chile, por las pretensiones de ese país sobre el territorio del Tratado de 1881. Ante la posibilidad de un conflicto armado, el gobierno argentino se dio cuenta de la necesidad de construir y mejorar los medios de comunicación y transporte para defender las fronteras. Fue por este motivo que decidió extender el tendido férreo hasta la Confluencia.

La punta de rieles estaba en Bahía Blanca y la prolongación de la línea estuvo a cargo de la empresa británica Ferrocarril del Sud, que en aquel entonces ya contaba con muchas inversiones en Argentina desde 1865. La primera extensión se hizo hasta donde hoy está emplazada la ciudad de Cipolletti y finalmente, con la construcción del puente ferroviario, el tren llegó al paraje Confluencia en 1902.

La llegada del tren no solucionó la falta de comunicación que había en el territorio, especialmente con la capital, Chos Malal. Por este motivo, El gobernador Carlos Bouquet Roldán inició las gestiones ante el presidente Julio Roca y el ministro del Interior Joaquín González para el traslado de la sede administrativa a la nueva punta de riel. Antes de eso, se encargó de realizar reunionesa en Buenos Aires para comentar el proyecto y tentar a empresarios y a profesionales de venir a la Confluencia para fundar una nueva ciudad.

El 12 de septiembre de 1904, una comitiva que llegó en el tren desde Buenos Aires encabezó el acto para la fundación de Neuquén como nueva capital del territorio.LMNeuquen.com

17 de febrero de 2023

Bahía Blanca: Dos puentes ferroviarios sobre un canal que no existía

Informe ferroviario

Dos puentes ferroviarios cruzan el arroyo Maldonado, ajustados ambos con exacta precisión a las medidas del Canal a pesar de haber sido construidos 60 años antes que esa obra se materializara.

Varios puentes son los que permiten cruzar hoy el canal Maldonado, ese enorme "zanjón" revestido de hormigón que cruza la ciudad, desde el parque de Mayo hasta su desembocadura en cercanías del balneario homónimo.

Los primeros pasos fueron ejecutados en 1949, año en que comenzó la canalización del arroyo. Luego se fueron agregando otros –vehiculares y peatonales— en respuesta al crecimiento de la ciudad. Todos se diseñaron sobre el canal ya construido.

Hay sin embargo dos puentes que fueron emplazados seis décadas antes de que esa obra se materializara, pero construidos con una asomobrosa precisión en relación que la misma.

Se trata de los realizados por las empresas ferroviarias del Bahía Blanca al Noroeste (BBNO) y del Ferrocarril del Sud (FCS), ambas de capitales ingleses, para permitir el paso de los trenes sobre un arroyo que, por entonces, era tan modesto que a duras penas delataba su existencia.  

Modelo de cómo analizaban las empresas ferroviarias los cruces sobre cursos de agua

Uno data de 1891, realizados por el BBNO, otro de 1897, a cargo del FCS. Son, además, dos maravillas de la ingeniería, resueltas con hierro y ladrillo, materiales característicos de la revolución industrial.

Rumbo a La Pampa

En 1891 el BBNO construyó su puente sobre el Maldonado, cerca de calle Don Bosco, como parte del tendido de vías con destino a General Acha. Una crónica periodística de abril de 1884 menciona a este arroyo como “el perdido hijo del Napostá”, y describe como la mayor parte de su recorrido “estaba completamente tapado”, en particular el tramo entre el Bañado de Jiménez (actual parque de Mayo) y la chacra de los Pronsato, a la altura de calle Don Bosco. Se mencionaba además la necesidad de recuperar el curso de agua, para que sirviera como “vertedero natural” del Napostá y así evitar las inundaciones que generaban sus desbordes.

La canalización en marcha a la altura del puente ferroviario del FCS

El BBNO hizo una obra que, por sus dimensiones, parece haber sido proyectado con precisión matemática, como si los ingenieros del ferrocarril intuyeran como sería ese imperceptible curso de agua a futuro: un canal de 20 metros de ancho en su parte superior.




Los rieles del Bahía Blanca al Noroeste cruzando el Canal, 1905

Primero montó un puente metálico, con cuatro importantes vigas de hierro de diez metros de largo cada una, sostenidas mediante pilares de mampostería. En 1905, al sumar una segunda vía, lo reemplazó por otro puente, el que podemos admirar hoy: una estructura ladrillera, con dos bóvedas sosteniendo los rieles. Por el mismo siguen circulando hoy los trenes de carga.

El paso al Neuquén

Unos metros más adelante, se encuentra el puente que construyó el FCS como parte del primer tramo habilitado entre el puerto bahiense y Neuquén. Lo hizo mediante dos vigas de hierro sostenidas por pilares de mampostería. Al igual que el anterior, las dimensiones de la obra son exactas y precisas en relación con el ancho del derivador.

En 1897 el tren salía de nuestra ciudad y llegaba a Río Colorado, con estaciones intermedias como Cerri, La Mascota, Médanos, Algarrobo y Gaviotas. En 1899 se extendió hasta Neuquén.

El puente está intacto, aunque los rieles que sostiene son parte de una “vía muerta”, por la que hace décadas no circula tren alguno.

Resistiré

Recorrer el derivador Maldonado siempre genera preocupación por el regular estado del revestimiento de hormigón que lo reviste. Esa obra, completada hace 70 años, siempre está comprometida en su funcionamiento por la falta de mantenimiento por parte de la provincia.



Los dos puentes ferroviarios, montados hace 130 años, resisten sin demasiados inconvenientes el paso del tiempo a pesar de que, como la mayoría de los bienes que fueran parte del ferrocarril en nuestro país, están completamente abandonados a su suerte. Por: Mario Minervino para el diario La Nueva

30 de abril de 2022

Bahía Blanca: El penoso (y esperable) final de la estación Noroeste

Actualidad

La falta de cuidado de los bienes ferroviarios por parte del estado nacional ha hecho perder decenas de edificios en la ciudad.

Es un lamento de todos: víctima de las llamas ha sucumbido la vieja estación ferroviaria del ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste, en calle Sixto Laspiur al 400 de nuestra ciudad.

Un par de horas fueron suficientes para afectar de manera total este modesto edificio levantado en 1891, como estación de paso de un ferrocarril que con sus rieles se introducía en territorio pampeano para llegar hasta Mendoza.

En 1905 el Bahía Blanca al Noroeste fue adquirido por el Buenos Aires al Pacífico –“El gran coloso”—y en 1924 por el Ferrocarril del Sud. Los trenes dejaron de circular por esas vías en 1962, quedando el edificio sin uso ni destino.

Usurpado en parte, ocupado parcialmente por una murga, el inmueble se mantuvo en condiciones respetables hasta el momento del incendio, que se dice fue accidental –pericia de los Bomberos a las pocas horas de ocurrido—pero también hay quienes sugieren que fue intencional.

Lo cierto es que se ha sufrido otra gran pérdida para el patrimonio de la ciudad, un edificio que más allá de su simpleza era muestra de una arquitectura ferroviaria en su momento revolucionaria, que fue utilizado por décadas por varias generaciones de viajeros y que era parte de un recorrido urbano que incluía paradas en los balnearios de puerto Galván.

La suerte corrida por la estación es una más de todas las pérdidas que los bienes ferroviarios vienen sufriendo desde hace décadas, al puntos que en esas tierras que ocupan el Noroeste han desaparecido decenas de galpones y construcciones auxiliares.

Son “bienes residuales”, en manos del estado nacional que no tiene políticas para los mismos y que los “administra” desde organismos que por décadas no han definido uso alguno de los mismos.

Seguir perdiendo este tipo de bienes es entonces sólo cuestión de tiempo, de que se genere una chispa o alguien tire un fósforo.LaNueva.com

19 de abril de 2022

Abril de 1922, cuando muchos soñaban con el gran salto al progreso de Carmen de Patagones

Historia Ferroviaria

El 20 de abril de 1922 se presentó soleado y agradablemente otoñal en Carmen de Patagones y la vecina Viedma. Desde el mediodía una gran cantidad de personas empezó a reunirse en la zona alta de Patagones. El sitio se ubicaba enfrente de la Chacra Experimental del Ministerio de Asuntos Agrarios, en un área del pueblo todavía poco habitada, transitada habitualmente por carretones y chatas que traían cargas de la campaña.

Junto a una importante construcción, que era terminada con agilidad y apuro por un numeroso grupo de operarios, se habían levantado un palco y una carpa que lo cubría totalmente, para resguardarlo de eventuales inclemencias del tiempo, aunque esa tarde estaban ausentes.

Todo el espacio estaba decorado con cantidad idéntica de banderas celestes y blancas, de la República Argentina, y otras con los colores azul y blanco de fondo, cruzados por una cruz y diagonales rojas : el histórico pabellón de la Union Flag, símbolo nacional del Reino Unido de la Gran Bretaña.

La llegada del primer tren de pasajeros a la estación Carmen de Patagones 

Dos bandas militares de música arrancaron poco después del mediodía con la interpretación de ritmos marciales, para recordar a los habitantes de los dos pueblos hermanos que algo importante estaba por ocurrir. Es tarde no hubo siestas, porque había que llegarse hasta el lugar que ya muchos llamaban “la estación de trenes”.

Varios días antes el periódico La Nueva Era, que se editaba en Patagones pero se leía en toda la región, había publicado una nota donde se ponía mucho énfasis en la trascendencia del acontecimiento previsto para esa fecha.

“La llegada del ferrocarril, elemento de progreso de primera magnitud, coincide con otra serie de factores, no menos importantes, que han de venir a traernos una era de verdadero fomento para estas regiones, hasta ahora completamente abandonadas.”

Se mencionaba, en el párrafo siguiente, que estaban aseguradas las obras de continuación de la línea férrea de San Antonio a Bariloche y que el Gobierno Nacional había decretado la creación de un “gran parque en las zonas de Río Negro y Neuquén, para el cual quedan afectadas 785 mil hectáreas, en las que queda comprendida la región de los lagos”.

“Aquí, como en todas partes –seguía el artículo- las diferentes líneas del ferrocarril que en breve tiempo harán de Patagones un punto de gran tránsito, contribuirán a aumentar notablemente el intercambio comercial de productos y, tal vez, estimular la implantación y arraigo de diversas industrias relacionadas con las materias primas y de acuerdo con las exigencias de los artículos de consumo que hoy tienen su manufactura en regiones apartadas…”

Y agregaba que “…nos ha de traer también una enorme corriente de turismo, con todas las consecuencias benefactoras de rápido efecto, porque el turismo es rico y paga con largueza todo lo que exige para su mejor comodidad”.

Con semejante expectativa puesta en letras de imprenta era natural que nadie, entre patagoneses y viedmenses, quisiera estar ausente en la anhelada ocasión.

Los servicios ferroviarios que partían de Plaza Constitución y pasaban por Bahía Blanca ya llegaban a la localidad de Stroeder desde fines del año 1913. Pero la empresa concesionaria –Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico (BAP), de capitales ingleses- abandonó allí la construcción de la vía que tenía que llegar a Patagones, seguramente desalentada por las escasas perspectivas de que la actividad agropecuaria de la región demandase tal cantidad de fletes de carga como para hacer rentable la explotación.

La colonia agrícola impulsada por el hombre de negocios  precisamente llamado Hugo Stroeder, estaba asentada sobre tierras adjudicadas poco antes al inglés Tomás Mulhall y su esposa, y las condiciones climáticas, sumadas a la falta de aguas subterráneas de buena calidad hacían muy lento el progreso.

Durante los nueve años en que fue “punta de riel” Stroeder creció comercialmente, dado que era punto de partida y regreso de chatas tiradas por caballo para el transporte de cargas y de varias empresas de automotores que llevaban y traían pasajeros para el tren.

Parecía un giro de la historia

Pero este 20 de abril que estamos evocando, el de hace un siglo, la historia parecía dar un giro.

El gobernador bonaerense José Crotto, aquel que impensadamente bautizó con su apellido a los desocupados que podían viajar gratis en los trenes en  vagones de carga vacíos, en el año 1920 había autorizado la venta del ramal Bahía Blanca-Stroeder del BAP a la empresa, también británica, llamada Ferrocarril del Sud (FCS) que ya explotaba las líneas Plaza Constitución- Bahía Blanca; Bahía Blanca- Neuquén-Zapala, y se encontraba en una etapa de plena expansión. El buen momento del FCS tenía sólidos apoyos: la exención total de impuestos de importación de locomotoras y material rodante que el Gobierno Nacional le había otorgado para comprometer a la empresa en el tendido del ramal a Zapala; y el crecimiento de la producción frutícola en la región del Alto Valle, que la misma empresa ferroviaria estimulaba a través de la Chacra Experimental de Cinco Saltos y la creación de la Argentina Fruit Distributor (AFD) asegurando enormes volúmenes de carga en sus vagones.

Además, completando un inteligente circuito comercial, el FCS también tenía la concesión del puerto de Ingeniero White, y del servicio de tranvías que circulaban entre Bahía Blanca y la estación portuaria, todo lo cual le aseguraba un enorme manejo de capitales en toda la región sur de la provincia de Buenos Aires y norte de Río Negro.

Arturo H. Coleman, un inglés radicado desde muy joven en Bahía Blanca donde desempeñó múltiples tareas y escaló posiciones dentro de la mega empresa FCS relató los momentos en los que se analizaba la compra del ramal a Patagones y las gestiones que realizó para tal efecto, en su carácter de jefe de operaciones de la línea ferroviaria.

En su libro  “Mi vida de ferroviario inglés en la Argentina” Coleman cuenta que “en la reunión estrictamente confidencial (con el presidente del FCS en la Argentina, Fernando Guerrico y otros ejecutivos) se me explicó que el Ferrocarril Sud tenía la oportunidad de adquirir del Pacífico el ramal de Bahía Blanca a Patagones en toda su extensión ya construída, y para continuarlo hasta el río Negro de inmediato. Se deseaba conocer con exactitud en que condiciones se encontraban las instalaciones realizadas y, sobre todo, qué perspectivas comerciales existían para justificar la compra de la concesión, por lo cual se me confiaba la delicada tarea de investigar y presentar un informe con la mayor urgencia”.

Sigue relatando que, sobre la base de su favorable informe, se concretó la operación de traspaso y en tiempo récord, entre enero y noviembre de 1921, se completó el tramo de rieles faltante entre Stroeder y Carmen de Patagones, por lo cual el 22 de noviembre de ese mismo año la locomotora bautizada como La Maragata hizo su primera llegada triunfal al sitio donde en los meses siguientes se levantaría la estación de trenes de la población más austral del territorio bonaerense.

Agrega que, poco después, el 30 de noviembre de 1921, llegó a Patagones para reunirse con un grupo de amigos –entre ellos los caracterizados vecinos Pedro Serrano, Víctor Molina, Felipe Contín, Francisco Pita y Omar Bertorello- quienes, en reconocimiento por sus gestiones favorables para el tendido ferroviario, le ofrecieron un banquete de agasajo.

“Acepté una comida de amistad, de carácter íntimo, con la condición expresa de que, bajo ningún concepto, se le diera otro carácter que el de una reunión de amigos y que no se pronunciaran discursos de ninguna índole”; aclara enseguida que “mi insistencia en evitar discursos estaba plenamente justificada, pues sabía que algunos políticos lugareños se proponían aprovechar la oportunidad para declarar que el ferrocarril se debía a la influencia de determinados legisladores, lo que yo sabía perfectamente que no era cierto”.

Este comentario de Coleman, inserto en un libro autobiográfico que publicó por su cuenta en el año 1947, o sea más de 25 años después de la llegada del ferrocarril a Patagones, llama poderosamente la atención y abre un interrogante: ¿quienes eran aquellos políticos lugareños, de Patagones y Viedma, que pretendían adjudicarse el logro del inicio del servicio de trenes?

Patagones era una fiesta

La crónica de los actos ocurridos el 20 de abril de 1922 puede aportar algún indicio, tal vez.

Un largo rato después de las tres de la tarde, que era la hora anunciada oficialmente, se pudo divisar el vapor que impulsaba por su chimenea la locomotora bautizada como “La maragata”, número 3096, del tipo ténder de tres ejes, rodado 2-6-0, clase 7-B, fabricada para el Ferrocarril del Sud por los talleres ingleses de Beyer Peacock, en  Manchester, en 1901, dentro de una partida de 28 unidades similares,  numeradas 3071 al 3098.

Esa máquina, la misma que se exhibe en una plazoleta de la avenida Juan de la Piedra desde hace varias décadas, arrastraba una formación especial de 15 coches, pulman, dormitorios y restaurantes, “los más confortables con que contaban entonces los ferrocarriles” según dijo Coleman. Entre el centenar de encumbrados pasajeros se destacaban el gobernador de Buenos Aires de ese momento, Luis Monteverde y el ya mencionado Fernando Guerrico, el más alto ejecutivo del FCS en la Argentina.  Los aguardaban las principales autoridades locales: Víctor Molina, gobernador del Territorio de Río Negro;  Antonio Barbieri, intendente de Patagones; Felipe Contín; presidente del Consejo Municipal de Viedma; y muchas otras.

La numerosa y calificada comitiva se ubicó en el palco ya antes descripto, y enfrente de las autoridades e invitados especiales lo hizo el público. Por detrás de la gente estaban las bandas militares. En la foto que ilustra esta nota (de la fototeca del Museo Emma Nozzi) se puede observar que las personas mayores y de apariencia acomodada miran hacia el palco, mientras los niños y jóvenes, además de aquellos concurrentes más modestos, están mucho más interesados en observar a los músicos y a la guardia de honor de caballería.

Hubo una larga serie de discursos. Primero habló Guerrico, ponderando los esfuerzos de la empresa británica que extendía los rieles hasta Patagones. Después hizo lo propio el gobernador Monteverde, con una serie de consideraciones que –leídas hoy, cien años después- necesitan ser puntualizadas.

El mandatario bonaerense no titubeó al calificar como “paladines” a los gestores de la obra de culminación del ramal Bahía Blanca-Patagones  y sostuvo que “con gesto olímpico, a despecho de todas las adversidades, llegaron a coronar lo que en su hora acaso no fue más que utopía”, repartiendo agradecimientos a los altos directivos de la empresa ferroviaria británica y también, de manera especial, a los miembros de la Comisión Pro Ferrocarril de Patagones, que en aquella jornada veía coronadas por el éxito las intensas gestiones realizadas durante los dos años anteriores.

Por cierto que en la alocución del ingeniero Monteverde no faltaron enfáticas expresiones que contenían la esencia de su ideología de cuño conservador liberal, aunque identificado con la Unión Cívica Radical que lo había llevado al cargo, y que concibiera al progreso como resultado del esfuerzo exclusivo del hombre blanco y europeo, colocando al Estado en el rol de como mero mediador y facilitador de los grandes negocios de la empresa privada.

Algunas frases del gobernador que permiten entender el párrafo anterior.

“Mientras la comitiva iba hacia adelante, en raudo avance a través de la llanura, el ritmo recio de la briosa máquina, con algo de marcial en el crepitar de sus ronquidos, me familiarizaba con hechos del pasado. Parecíame, entonces, que todos éramos apenas sucesores de aquellos otros que en horas de torvas perspectivas, formaron la ecuestre caravana que un día salió de Buenos Aires hacia la conquista del desierto.”

 “Solo, sí, que ya no es el indio, quien nos está desafiando con la amenaza temeraria de sus turbas ululantes, sino que ha sido reemplazado por otros adversarios más dignos de las luchas de estas épocas”.

“Ahí, muy cerca, está el río con una promesa fecundante de la gran llanura. Y al río, señores, le ampara con su pasividad reacia el valladar de la meseta. Contra esa trinchera de las aguas, que algún día serán preciosas, hay que luchar ahora. Y para ello viene el ferrocarril hasta aquí, a desembarazarlo todo con el milagro múltiple de sus fáciles transportes”.

“Entonces será esta una zona de opulencia y prodigalidad infinita. Y para entonces el gobierno cree que también ha prevenido, por su parte, anunciando las ventajas que derivarían de un sistema de colonización moderna, a base de las ventas de sus tierras, siempre que el futuro quede garantizado por medio de leyes sabias y prudentes.”

“Estimo que el gobierno no debe ser propietario porque sustrae los beneficios de la propiedad privada, que indiscutiblemente es siempre más intensa, a grandes regiones que en otra forma pueden concurrir a las arcas de su erario con el ingente tributo de su propia riqueza.”

Bastante claro, no? Una empresa que avanza con gesto olímpico (sin pagar impuestos de importación, con todas las facilidades a su alcance), una nueva conquista del desierto similar a aquella en la que el enemigo eran el indio y sus turbas, la necesaria colonización moderna con la venta de tierras para que el capital privado sea protagonista absoluto. Una acotación interesante: siendo muy joven, allá por 1879, Monteverde había prestado servicios de topógrafo del Ejército, en la columna de “expedicionarios al desierto”.

Luego habló Enrique Mosquera, concejal municipal de Patagones por el partido Conservador, en nombre de la intendencia. Mosquera era uno de los fundadores de La Nueva Era y su palabra tenía mucha influencia. Su alocución fue exaltada, considerando que la fecha del 20 de abril de 1922 se convertía en una absoluta bisagra en la historia regional.

“El pasado termina aquí, señores. Ha sonado la hora del triunfo memorable. Ahí está la locomotora tan añorada; ahí está, potente y ligera, sustituyendo a la galera legendaria, símbolo de otra época, que se va para siempre, ahuyentada por el hálito del progreso. Esas paralelas de acero tienden a lo largo de la pampa dilatada una línea divisoria, entre el ayer y el hoy, que se nos presenta risueño, amable, pletórico de promesas halagadoras” afirmó Mosquera.

“Aquí vendrán ahora los hombres rústicos, tostados por el sol y el viento, exuberantes de aptitud y de fuerzas, a engrosar sin desmayos el caudal siempre creciente de nuestra riqueza, en una contínua, persistente adecuación de las modalidades originales, instintivas del elemento nativo. Llegarán los agricultores, pacientes, honestos y fuertes que sabrán pronto por sus hijos argentinos, cómo esta comarca dilatada de la provincia de Buenos Aires no es sino una prolongación de la patria adoptiva, de la patria grande y generosa, y una ampliación mucho mayor del hogar y de la chacra”.

“Vendrán acaso las falanges de jóvenes criollos, los de la generación nueva, afanosos, llenos de fe y de confianza, con capitales en el bolsillo, con capitales en el corazón, con alicientes de fortuna y de progreso, en busca de un pedazo de tierra donde ensayar el vigor de sus músculos, iluminados por la visión de la patria, más grande para ellos, soldados anónimos del gran ejército que adivinan en estas lejanas tierras de promisión, ávidas del trabajo que las roture y fecunde bajo las caricias del sol genérico”.

Todo era entusiasmo, todo apuntaba al porvenir. Carmen de Patagones ya acumulaba por entonces 140 años de existencia –a partir del acto fundacional de don Francisco de Viedma y Narváez en cumplimiento de las órdenes de la corona española- pero parecía que la verdadera y buena historia recién iba a comenzar.

El último de los discursos, en la estación, fue de Pedro Antonio Serrano, como miembro de la comisión pro-ferrocarril. Serrano, quien había sido gobernador del territorio de Río Negro unos pocos años antes, era un orador de fuste. Lamentablemente la edición de La Nueva Era del 23 de abril de 1922 no transcribe sus palabras.

Tras el acto en la estación ferroviaria las autoridades y una parte del público se trasladaron hacia el centro de Carmen de Patagones, dirigiéndose al Palacio Municipal. En ese ámbito habló y propuso un brindis con champán el concejal  Mario Mateucci, también del partido Conservador, y otro de los propietarios y fundadores del semanario La Nueva Era, que naturalmente transcribió sus palabras.

Desplegó alabanzas hacia el gobernador Monteverde y destacó que “hoy se soluciona el viejo problema de los transportes y las comunicaciones, y queda resuelto por el nervio propulsor del capital inglés, representado en la República Argentina por uno de sus más altos exponentes: la gran empresa ferrocarril del sud”.

Al terminar esta ceremonia, seguramente ya cerca de las seis de la tarde, la comitiva oficial bajó hasta el puerto de Patagones para abordar varias lanchas –la crónica periodística de La Nueva Era dice que se emplearon once embarcaciones- y cruzar el río Negro hacia Viedma.

En la sede municipal de la capital del Territorio de Río Negro los recibió el presidente del Consejo Municipal, Felipe Contín, acompañado por los concejales Bautista Sacco, Santiago Chibitad y Arturo Vinent, a quien le correspondió hacer uso de la palabra.

Ya era de noche cuando todas las autoridades y los invitados especiales volvieron a cruzar el río, dirigiéndose al Hotel Siglo XX, ubicado en la esquina de las calles Comodoro Rivadavia y Alsina, donde se sirvió un banquete ofrecido por la Municipalidad de Patagones para celebrar aquella histórica jornada, del que participaron un total de 160 comensales.

Al terminar la cena, alrededor de las 23, hubo brindis y algunas breves disertaciones más. Los elogios hacia la empresa británica del Ferrocarril del Sud se  siguieron escuchando toda la noche.

Pero los festejos no terminaron allí. En los salones del Club Social, enfrente de la plaza 7 de Marzo, una nutrida y juvenil concurrencia aguardaba para dar comienzo a un baile, que se desarrolló tanto en el interior de la entidad como en el mismo paseo público, al aire libre, aprovechando que la noche se presentaba con clima cálido.

A las dos de la madrugada “cuando el baile lucía en su mejor esplendor” (según apuntó el cronista de La Nueva Era) la comitiva oficial tomó allí mismo, en las puertas del Club Social, una apropiada cantidad de autos que condujo a los destacados  funcionarios e invitados de alta jerarquía hacia la estación de trenes, donde abordaron de nuevo el convoy especial. Así entonces, tras casi 12 horas de permanencia en las dos ciudades hermanas los representantes públicos y empresarios iniciaron el regreso hacia la Capital Federal, con escala en Bahía Blanca.

El sólido porvenir

Días después de la inauguración oficial del servicio ferroviario entre Plaza Constitución y Carmen de Patagones el diario La Razón de Buenos Aires publicaba una nota firmada por el periodista Federico Gutiérrez –enviado especial para cubrir aquel importante acto- donde se reproducían expresiones de Fernando Guerrico, principal directivo argentino del FCS.

“Me expresó que tanto él, como el señor (John Montague) Eddy (también alto directivo de la empresa ferroviaria, que ascendería posiciones y sería su presidente en la década del 40) habían sido francamente sorprendidos por las extraordinarias proporciones adquiridas por las fiestas inaugurales, pues creían encontrar en Patagones y Viedma poblaciones humildes y sin mayor importancia como tantas otras del país, hallándose en cambio con vigorosos planteles de pueblos modernos con aspectos de futuras grandes ciudades” señalaba el cronista porteño. Agregaba que, según la opinión de los señores  Guerrico y Eddy “había que esperar que la nueva vía férrea introdujera un factor necesariamente poderoso para la importación y exportación y, si el gobierno nacional  logra construir pronto el puente sobre el río Negro y efectuar la línea a San Antonio Oeste para empalmar con la que va hasta Bariloche estas regiones adquirirán un seguro y sólido porvenir”.

Más de lo mismo: los ojos del capital extranjero puestos en los proyectos de explotación de los recursos naturales de la región –y en algún caso mínimo su industrialización- para obtener con facilidad enormes ganancias.

Sin embargo la llegada del Ferrocarril del Sud, hace un siglo, no generó nuevas inversiones significativas en el partido de Patagones. Quizás sí en el caso de la Salinera Anglo Argentina, propiedad de Eduardo Mulhall que explotaba la Salina de Piedra en cercanías de Cagliero,  donde se dejó de usar el costoso sistema de conducción por caños hasta San Blas y posterior despacho en buques y, en cambio, el ferrocarril construyó un desvío hacia el interior del yacimiento, donde las bolsas se cargaban en los vagones. Los corrales y embarcaderos de ganado lanar instalados al norte de la estación de Carmen de Patagones (en el sector donde se levantó un barrio del Procrear) tuvieron varias décadas de esplendor. En la amplia playa de cargas crecieron enormes estibas de bolsas de trigo, al igual que en las estaciones de Stroeder (allí con intervención reguladora de la Junta Nacional de Granos y la carga en sus silos monumentales), Juan B. Casás y Cardenal Cagliero.

Pero no se instalaron nuevas empresas industriales, no surgieron chimeneas asociadas al tráfico ferroviario. Tampoco prosperó el turismo en la región sur bonaerense, donde los atractivos de la pesca en Bahía San Blas recién se difundirían hacia la década de los años 60, prescindiendo de los trenes para llegar hasta allí.

En cambio, como ya había ocurrido en otros puntos del territorio patagónico, la aparición del ferrocarril planteó una competencia demoledora contra el transporte de cargas en carros y chatas con tracción a sangre, y en las empresas de autos para el traslado de pasajeros.

El transporte fluvial y marítimo, que había desarrollado la vida del puerto de Patagones desde las últimas décadas del siglo 19, fue menguando hasta desaparecer totalmente a principios de los años 40. Esta nueva realidad económica produjo el paulatino abandono del casco viejo de la ciudad, en las calles cercanas a los muelles Mihanovich y Nacional. La vida social también se transformó y las principales casas de comercio, así como las residencias de las familias más acomodadas se trasladaron hacia la zona de la plaza Villarino y el nuevo barrio de la estación.

Cuando habían transcurrido siete décadas desde aquel 20 de abril de 1922 este cronista reunió a un conjunto de antiguos y experimentados comerciantes de Carmen de Patagones, cuyas familias  ya estaban dedicadas a la actividad mercantil cuando llegó el tren. La opinión fue coincidente: el ferrocarril había destruido a algunas pequeñas empresas locales que fabricaban artículos e insumos como escobas, jabones, líquidos antisárnicos, aserraderos y mueblerías, que ya no podrían competir en precio y presentación con esos mismos productos transportados desde Buenos Aires y alrededores.

El tan anhelado y proclamado progreso no se concretaría en hechos. Traer artículos varios con tarifas convenientes, gozar de la posibilidad de viajar con comodidad y rapidez hacia Bahía Blanca y Buenos Aires, o enlazar después el servicio de la Línea del Estado hacia los encantadores paisajes cordilleranos eran, en efecto, positivas realidades cotidianas. Pero Carmen de Patagones siguió siendo el aletargado último pueblo de la provincia de Buenos Aires, ligado esencialmente a la explotación agrícola y ganadera;  que recién  registraría una importante evolución a partir del Plan de Colonización Agraria de los años 50, con activa y efectiva intervención del Estado en asistencia a los colonos de medianas y pequeñas extensiones.

Pero, además, nunca antes ni tampoco después de la llegada del ferrocarril a Patagones hubo gestiones concretas y lo suficientemente fuertes para que se desempolvara el llamado Proyecto Wauters, diseñado en 1906 con el propósito de regar unas 375 mil hectáreas de campo entre Stroeder y Carmen de Patagones, a partir de un canal navegable que tomaría aguas del río Negro cerca de Guardia Mitre. Alguna vez le pregunté a un calificado investigador de la historia del río en el norte de la Patagonia si hubo presiones empresariales para que este revolucionario proyecto no se concretase y  quedara en el olvido de los archivos. Su respuesta fue contundente: “al Ferrocarril del Sud no le convenía, porque ellos montaron la industria frutícola del Alto Valle y no querían posible competencia en otra zona”. Tal vez los ingleses no evaluaron el impacto del desarrollo de plantaciones intensivas de cereales y hortalizas bajo riego, que sí hubiesen transformado exponencialmente la economía regional, con grandes cargamentos para el ferrocarril.

En tanto el barrio de la estación, sobre la calle Juan de la Piedra, se pobló de comercios pensados especialmente para atender a los pasajeros que partían o llegaban, y también a quienes seguían viaje pero debían aguardar las maniobras carga y descarga de encomiendas y del cambio de punta de las locomotoras, que demandaban alrededor de .media hora.

El  hotel Ferroviario –muchos años atendido por la familia Melinger, en la esquina con calle Garibaldi-; el de Gianibelli –a mitad de cuadra para el lado de Bernardino Rivadavia-; el almacén de los Garrafa –en la misma esquina con B. Rivadavia-; la peluquería de Montes de Oca, al lado del Ferroviario, fueron sitios emblemáticos. El paso de los trenes, con servicios diarios en dirección ascendente –o sea hacia San Antonio Oeste o Bariloche- y descendente –hacia Bahía Blanca y Plaza Constitución- reunía cientos de personas en la estación, movilizando a la totalidad de los coches de alquiler de la ciudad y muchos otros vehículos particulares.

Del otro lado de la estación se ubicó la “colonia ferroviaria” para albergue de los trabajadores ferroviarios de paso en función del servicio. La playa de maniobra, con su mesa giratoria y el amplio triángulo de vías para la vuelta total de una formación, los galpones de máquinas y coches,  reunían alto número de personal ferroviario en todas sus ramas y jerarquías. La estación ferroviaria era un mundo aparte, donde se desempeñaban en diversas tareas unas 200 personas.

Todo aquello, todo lo que arrancó en 1922, murió en lenta agonía. Primero en 1994 con la suspensión de los servicios de Plaza Constitución a Bariloche; después con la clausura del ramal a Bahía Blanca, en el 2008 por efectos de la sequía. Carmen de Patagones se quedó sin tren.  Así como hace cien años el proyecto neo liberal necesitaba extender los rayos concéntricos de la red ferroviaria hacia todos los rincones del territorio nacional, ya en las postrimerías del siglo 20 para el Estado era menester la desaparición de los ramales que no arrojaban ganancias y devolverles al capital privado aquellos que fuesen rentables.

Hace cien años muchos soñaban con el gran salto de Carmen de Patagones y su zona hacia un futuro promisorio. Claro que esos sueños sólo anidaban en las mentes de algunos. La región patagónica albergaba una enorme cantidad de trabajadores rurales totalmente precarizados y apenas cuatro meses antes de los actos inaugurales del tren se habían producido, en Santa Cruz, la brutal represión y fusilamiento de obreros en huelga por el reclamo de condiciones dignas de trabajo. Los pueblos indígenas sometidos, arrinconados y asesinados por el Ejército de los generales Roca y Villegas estaban absolutamente invisibilizados y negados todos sus derechos a la posesión de tierras. Miles de inmigrantes europeos llegaban buscando trabajo y totalmente desamparados de protección del Estado quedaban librados a su buena suerte y esfuerzo, y a veces caían en las garras de estancieros y comerciantes explotadores e inescrupulosos.

En el territorio nacional de Río Negro, en esos mismos tiempos, avanzaba el tendido de las vías del Ferrocarril del Estado, entre San Antonio Oeste y Bariloche, que estaría culminado recién 12 años después. Algún tiempo más tarde el Estado arrancó la construcción de la línea de trocha angosta de Jacobacci a Esquel, a inaugurarse en 1945. Estos ramales, justificados en los discursos oficiales como “líneas de fomento”, pasaban en cercanías de las estancias Talcahuala, Maquinchao, Huanu Luan, (en Río Negro) y El Maitén (en Chubut) que eran enormes extensiones dedicadas a la producción ovina bajo propiedad de la Compañía de Tierras del Sud Argentino, de capitales británicos. Los cargamentos de lana sucia tenían asegurado su transporte ferroviario hacia el puerto de San Antonio, con destino a las fábricas textiles inglesas. En esas fábricas esa lana se lavaba, se teñía y se hilaba, para convertirla en finas telas que, unos meses más tarde, se importaban desde Inglaterra para confeccionar abrigos, colchas y frazadas en los talleres argentinos. Así funcionaba el sistema. Esa era la base de los sueños hacia el gran salto.Por Carlos Espinosa para la Agencia Periodística Patagónica APP)

9 de mayo de 2018

Hace 100 años una huelga de ferroviarios en Roca reclamaba las 10 horas de trabajo

Historia Ferroviaria

La edición de “Río Negro” del 9 de mayo de 1918, relató lo ocurrido con una medida de fuerza que los guardas de la estación de Roca aplicaron para conseguir mejoras laborales. La recordamos este domingo en la sección “Un día como hoy” del impreso.

Para ese momento, la ciudad había sido fundada hacía 39 años y la parada de trenes era un punto fundamental para el comercio de la zona. Sin embargo las condiciones de los trabajadores eran un punto pendiente que generaba malestar.


Establecer la jornada laboral de 10 horas, con 14 horas de descanso, era el foco del planteo a las autoridades de la empresa Ferrocarriles del Sud. Sin esa determinación, los guardas debían permanecer en su turno hasta que llegara su relevo.

Lejos de reconocer la situación, el antiguo empleado que respondió las preguntas del diario opinó que el exceso de horas de trabajo sólo se daba “en ocasiones muy excepcionales”.

Coincidiendo en la postura, la respuesta del gobierno nacional de la época y la empresa Ferrocarriles del Sud fue presionar para que levanten el reclamo. Cuenta la noticia publicada que enviaron nuevos empleados para reemplazar a los huelguistas, custodiados por “tropas de marinería”.

“Resolvieron suplantar a todo aquel empleado, en sus diversas categorías, que no quisiera volver a sus tareas”, señalaba la publicación del semanario. Para eso, “la compañía mencionada, el martes de la semana anterior, despachó un tren de Bahía Blanca, custodiado por tropas de marinería, con personal para reemplazar a los huelguistas en caso de no incorporarse al trabajo”.


Si bien la medida se levantó, “a nuestro concepto la huelga no está terminada, sino aplazada, como ocurre siempre y como ocurrirá mientras no se estudien y solucionen las causas de orden económico que las producen”, planteaba “Río Negro”.

Aún así, “los cuantiosos intereses” pesaron más que el pedido de los ferroviarios y, en consecuencia, la mayoría del personal de la línea quedó “con carácter provisorio”, siguiendo “la orden de proceder con la mayor energía”, para frenar “las graves contingencias de las huelgas”.

El informe de situación cerró anticipando que “no se tardará muchos días sin que nuevamente la paralización del trabajo de por tierra con todos los optimismos y produzca nuevas y hondas perturbaciones en el tráfico ferroviario”.

32 años antes de esta huelga, la exigencia de las ocho horas de trabajo había sido uno de los puntos que motivó la histórica manifestación del 1º de mayo de 1886 en Estados Unidos. En esos tiempos, algunas fábricas demandaban hasta 16 horas a sus empleados.DiarioRíoNegro.com

30 de junio de 2016

Un nuevo aniversario del primer ramal ferroviario impulsado desde la ciudad de La Plata

Actualidad

Hace 133 años el gobernador Dardo Rocha habilitaba el ramal ferroviario que conectaba la ciudad de La Plata, con el Ferrocarril Sud, en la localidad de Ferrari, hoy Coronel Brandsen. De esa manera,  a sólo siete meses de haberse fundado, la nueva capital provincial lograba su estratégica comunicación férrea con el interior bonaerense, para apoyar a su puerto y para beneficiar la llegada de los bonaerenses al centro administrativo.

Fue el 1º de julio de 1883 cuando el fundador de La Plata concretaba ese empalme ferroviario con el ramal que, en ese momento, comunicaba Plaza Constitución con Chascomús y Tandil.  Durante casi cien años, el ramal que une La Plata con Brandsen fue vía de comunicación para muchos pueblos y permitió una conexión directa con Mar del Plata.

En junio de 1978, el gobierno militar dispuso el cierre de las estaciones y dejó de brindarse un servicio local. Sin embargo, la vías fueron utilizadas para el transporte de cargas y el paso del servicio de pasajeros a Mar del Plata durante otra década. También fue por donde circularon los trenes que enviaron las tropas, tanques, camiones y pertrechos hacia la Guerra del Atlántico sur, desde Magdalena y el partido de La Plata.


Hasta el año 2004 el ramal estaba operativo. Llegó a ser entregado a la empresa Ferrosur. Pero el desinterés de las autoridades nacionales, provinciales y municipales, expresada en la falta de control y mantenimiento, lo arrojó al abandono. En la actualidad, el ramal sufre esas consecuencias  y tiene muchos sectores que fueron apropiados por particulares y empresas.

En el partido de La Plata predominan las viviendas precarias sobre las vías y algunos emprendimientos empresariales, como en la zona de Hernández o en ruta 36.

A comienzos de junio, la empresa Ferrobaires hizo un relevamiento de las vías para evaluar un pedido efectuado por la Junta Vecinal por la Reactivación del ramal La Plata Brandsen, para hacer correr un servicio corto entre Brandsen y ruta 2. Aún no hubo una resolución al respecto. También la Facultad de Ingeniería de la UNLP tiene que continuar con un relevamiento sobre la traza,  trabajo que fue aprobado como  Proyecto de Extensión, y salió aprobado.

La recuperación del ramal La Plata - Brandsen estuvo dentro del Plan de Obras ferroviarias informado el año pasado, pero que fue dejado sin efecto por la actual gestión en el Ministerio de Transporte de la Nación.

El ramal La Plata - Brandsen sería la única vía de comunicación por ferrocarril con el interior bonaerense. Por su recorrido, permite vincular el sistema de hospitales públicos del partido de La Plata, al pasar cerca de los establecimientos de Melchor Romero, José Ingenieros, San Roque de Gonnet, Hospital Rossi, y permitir una continuidad con el servicio del Tren Universitario hasta el Policlínico San Martín.

Además, sería importante la reactivación para el sector productivo. El ramal tiene una parada dentro del Parque Industrial de La Plata y, además de transitar la región de producción hortícola y ganadera, puede conectar sus vías con el Puerto de La Plata, y solucionar así las dificultades que traerá el incremento de camiones. También expresaron su interés sectores estudiantiles del interior.

Por otra parte, quienes impulsan la reactivación del servicio, presentan un proyecto que incluye nuevas paradas, con lo que podría brindarse el sistema de tren urbano para localidades como Gonnet, La Granja, el barrio Nuevo y el barrio La Parada, en Brandsen.  De esa manera, el servicio alcanzaría una importante población estimada en 200 mil habitantes, con una disminución del 50 por ciento en el tiempo de viaje y en el valor de boleto que insume el transporte de colectivo.    

Un vecino de Abasto debe emplear una hora y cinco minutos para llegar al centro de la ciudad. En cambio, el tren le insumiría un promedio de 30 minutos.

A 133 años de la inauguración del ramal por parte del gobernador Dardo Rocha, siguen vigentes sus palabras resaltando la importancia del ferrocarril para la nueva capital y su puerto, que aspiraba a competir con Buenos Aires, con mayor inserción en la vida regional bonaerense.PlusInformación.com

1 de octubre de 2015

Mar del Plata: Fuerte reclamo del Foro en Defensa de la Estación de Trenes

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

La Defensoría del Pueblo del Municipio de General Pueyrredón convocó a un foro en defensa de la estación ferroviaria de Mar del Plata Norte.

El foro estuvo integrado por la Asociación Marplatenses Defensores del Patrimonio Arquitectónico y Urbano, la sociedad de fomento Estación Norte, el Colegio de Arquitectos, el Colegio de Martilleros y Corredores Públicos, el Colegio de Técnicos de la Provincia de Buenos Aires Distrito V, la Asociación de Licenciados en Turismo, la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNNMDP y la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales entre otros.


Según la Defensoría del Pueblo del Municipio de General Pueyrredón, "el Conjunto Histórico “Estación de Trenes Mar del Plata Norte” atraviesa una delicada situación, tanto por su estado de abandono y descuido como por la falta de articulación de controles entre jurisdicciones del Estado y la concesión de la nueva terminal ferroautomotora. Ello, pone en riesgo su estructura, su valor histórico, arquitectónico y urbano, y más aún, su valor simbólico como ícono del desarrollo del Barrio Estación Norte, de la ciudad de Mar del Plata y de su región. Entendemos que esta situación es, sin duda alguna, consecuencia la falta de una efectiva aplicación de mecanismos de control que tengan por objeto su preservación y mantenimiento adecuado como patrimonio de la comunidad para las generaciones actuales y futuras".

Asimismo, expresa que "las entidades firmantes solicitan firmemente a las autoridades pertinentes de Nación, de la Provincia de Buenos Aires y de la Municipalidad de General Pueyrredon, que adopten las medidas necesarias para revertir la situación, dotando al histórico edificio construido en 1886 de las condiciones de dignidad y decoro que merece, por ser uno de los documentos más importantes de la historia de la ciudad y además por ser la puerta de ingreso a la ciudad para miles de turistas que arriban vía tren".

Desde hace décadas el edificio principal de la Estación Mar del Plata Norte del ex Ferrocarril Sud  se halla declarado de “interés patrimonial” municipal mediante las Ordenanzas 8342 y 10.075 por su relevancia documental, histórica y simbólica. Es, en resguardo de esos valores, que no podemos permitir que se lo continúe degradando y menoscabando.

Entre los presentes se encontraban los defensores del Pueblo Fernando Rizzi y Fernando Cuesta, la presidente de la Comisión de Obras del Concejo Deliberante concejal Cristina Coria, el decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo Guillermo Eciolaza, la presidente de la Asociación de Fomento Estación Norte Silvia Sica, el presidente de la ONG Marplatenses Defensores del Patrimonio Arquitectónico y Urbano Cristian Andreoli, por citar algunos de los numerosos concurrentes.

Desde Crónica Ferroviaria saludamos la convocatoria de dicho foro, ya que el mismo pondrá en autos a quienes tienen el deber de proteger a un edificio histórico como lo es la estación Mar del Plata Norte. Esperamos que las autoridades pertinentes tomen debida nota.

8 de julio de 2015

Denomínase como estación "Neuquén. Paraje Confluencia"

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

Se encuentra en la Comisión de Transporte de la Honorable Cámara de Diputados un proyecto de Ley solicitando denominarse a la actual estación ferroviaria Neuquén como "Neuquén. Paraje Confluencia".

Dicho trámite recayó en el Expte. 3764-D-2015 del 06 de Julio del corriente año, siendo la firmante de dicho proyecto de ley la Diputada Nacional
Alicia Marcela Comelli (Movimiento Popular Neuquino - Neuquén).


Fundamentos

Con esta iniciativa pretendemos expresar nuestra satisfacción por el regreso del Tren Interurbano a la Ciudad de Neuquén, proponiendo la denominación de la estación ferroviaria de la ciudad de Neuquén, siendo que este acontecimiento cumplirá con el anhelo de muchos actores sociales de ambas provincias, quienes han luchado por la concreción del mismo, generando además un gran impacto en la región.

Históricamente el funcionamiento del ferrocarril ha sido vital en la comunicación entre la Provincia de Neuquén y la de Río Negro, generando un alto impacto económico y social para toda la región, y el afianzamiento territorial propiciado por el Estado Nacional en esta región de la Patagonia.
La llegada del Ferrocarril del Sud en 1897 hasta la zona de la confluencia de los ríos Neuquén y Limay, dió lugar al emplazamiento de la Estación Limay, en la actual ciudad de Cipolletti.

Este hecho contribuyó a la decisión de las autoridades del Territorio Nacional, de efectivizar el traslado de la capital desde la localidad de Chos Malal a la ciudad de Neuquén, que se erige como capital del Territorio Nacional el 12 de septiembre de 1904.

La Estación y la colonia ferroviaria se fortalecieron como espacios de encuentro de la vida social y concentración de la actividad económica de la ciudad y el territorio neuquino, constituyéndose durante muchos años como uno de los espacios arquitectónicos más relevantes de la ciudad., convirtiéndose en un punto de referencia ineludible en el tejido urbano y un espacio para la interacción social con la comunidad, por lo que juega un importante papel en el establecimiento de la identidad social y cultural de la ciudad de Neuquén.

Es por esto que la propia estación ha sido declarada de Interés Público y Monumento Histórico Municipal por Ordenanza del Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Neuquén Nº 5872/93. A su vez ha sido declarada Patrimonio Histórico de la Provincia del Neuquén por Ley Provincial Nº 2.779. En 2014 la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, de la Secretaría de Cultura de la Nación propuso declarar a la Estación "Bien de Interés Histórico Nacional" por decreto N°512/2014 y el gobierno nacional, a través del Ministerio de Transporte, ha decidido reactivar el servicio interurbano de pasajeros entre las Estaciones Cipolletti y Neuquén, hecho que se consumará el próximo 20 de julio.

Es por esto que el bloque del Movimiento Popular Neuquino ha propiciado un ámbito de encuentro y debate en el Concejo Deliberante, a los fines de tratar diversos temáticas vinculadas a este hecho, entre las que se ha decidido darle a la estación una denominación que represente la identidad de los neuquinos. Consideramos que el nombre de la estación debe identificarse principalmente con la ciudad, aunque también debe tener identidad histórica. La primera estación de ferrocarriles de la ciudad de Neuquén, tenía el nombre de "Confluencia", en alusión a la unión de los ríos Limay y Neuquén, símbolo que constituye la identidad de nuestra ciudad dando origen al nombre del departamento del cual forma parte.

Desde el año 2006 hemos instado la reanudación del servicio ferroviario para la región del alto valle de Río Negro y Neuquén. En fecha 16 de Noviembre de 2006 los Diputados Nacionales por Rio Negro y Neuquén Hernandez, Chironi, Comelli, Cuevas, Massei y Arriaga, presentamos un proyecto de Resolución ante la Honorable Cámara a los fines de solicitar la intervención del Poder Ejecutivo Nacional, necesaria para la concreción del citado servicio ferroviario. (PROYECTO Nº 6902-D-2006). El mismo fue aprobado el 14 de Marzo de 2007, siendo respondido por el Jefe de Gabinete de Ministros el día 18 de Julio de 2007.

Asimismo, el Bloque del Movimiento Popular Neuquino que integro, le solicitó al Jefe de Gabinete de Ministros que indique en su informe que eleva a la Honorable Cámara periódicamente, respecto a los avances que se han concretado en el restablecimiento del servicio ferroviario mencionado.
En definitiva, a través de diversas iniciativas hemos requerido una y otra vez la creación de un servicio interurbano de ferrocarriles para el transporte de pasajeros.

El aumento de población que han experimentado las ciudades del Alto Valle en los últimos años y el masivo movimiento de personas entre ellas por razones de trabajo, educación, salud o recreación, encuentra una solución racional en el desarrollo del servicio ferroviario interurbano, toda vez que la red de servicios de trasporte automotor se encuentra colapsada. El colapso de la seguridad de la red vial de la región, ha quedado evidenciado por los continuos accidentes sobre la Ruta Nacional 22. A ello se suma un importante congestionamiento de la red vial que corre paralela a la traza del ferrocarril.-


A estos antecedentes, debemos sumar la importancia de reanudar los servicios ferroviarios y actividades conexas en el alto Valle de Río Negro y Neuquén, siendo que la Provincia del Neuquén se encuentra en pleno proceso de desarrollo del yacimiento hidrocarburífero conocido como Vaca Muerta, el cual representa una política de Estado trascendental para el logro de la soberanía hidrocarburífera.

13 de marzo de 2014

La agonía de la 46. "Un pueblo que olvida su historia es un pueblo sin futuro, ya que está condenado sin remisión a repetirla"

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

Siguiendo con la carta de lectores que enviara para su publicación el señor Daniel Campana, donde realiza un excelente detalle del estado actual de abandono en que se encuentra la locomotora de vapor Nro. 46 del ex Ferrocarril del Sud (que estuviera desde hace años en exposición al aire libre en la vieja estación Mar del Plata Norte) y que tiene sobre sus espaldas una rica historia ferroviaria.



Cuando se comenzó con la construcción de la nueva estación Ferroautomotora de la ciudad balnearia, todos creíamos que semejante joya de nuestra historia ferroviaria, sería puesta en exposición debidamente protegida más cuando se trata de una locomotora de vapor más que centenaria.



En cualquier país serio del mundo donde el sistema de transporte ferroviario es valorado como corresponde, semejante reliquia estaría resguardada bajo techo o una vitrina para ser expuesta ante la gente, y bajo el cuidado de algún especialista para protegerla del oxido y del tiempo, pero acá en nuestro país, parecería que la palabra ferrocarril, o todo lo que pertenezca al mismo, sea sinónimo de abandono y desidia.





De acuerdo a la carta enviada por el señor Campana, Crónica Ferroviaria envió a su colaborador en la ciudad de Mar del Plata, señor Juan Enrique Gilardi, para que en el día de hoy se hiciera presente en el lugar donde se encuentra tan mítica locomotora y tomara fotografías que mostrasen la actualidad de dicha reliquia.

Locomotora de vapor Nro. 46 (Clase 6B, Rodado 4-4-0 -Tender 2-2-2- fabricada por la empresa británica Beyer Peacock en 1883)

Como podrán ver, su actualidad es degradante y su abandono es digno de tristeza. Por eso, "Un pueblo que olvida su historia es un pueblo sin futuro, ya que está condenado sin remisión a repetirla".

23 de julio de 2013

CONTINÚAN LOS ARREGLOS HECHOS POR LOS VECINOS EN LA ESTACIÓN EMPALME LOBOS

ACTUALIDAD

Después de haber recibido una respuesta verbal inconsistente  por parte de la ADIFSE (Administración de Infraestructura Ferroviaria Sociedad del Estado) donde les dijeron a los usuarios que a ellos no les corresponde realizar los arreglos sino a la UGOMS, y luego de hablar con gente de esta Unidad de Gestión operativa donde tampoco nos supieron dar una respuesta, los vecinos junto con la familia que esta habitando la vivienda de la Estación continúan realizando arreglos de pintura con sus propios recursos, "lo bueno de esto es que ya sabemos que los únicos que podemos hacer algo somos los vecinos, también es positivo que te digan la verdad, es decir que las empresas te digan educadamente con otras palabras NO VAMOS A HACER NADA y QUE NO TE HAGAN PERDER EL TIEMPO EN PROMESAS Y MENTIRAS, YA ES MUCHO, QUE TE PARECE", decían los vecinos.




Ahora, para poder seguir con los arreglos estamos procurando algunos materiales, básicamente necesitamos: 10 caños reforzados de PVC de 100mm  para  bajada de agua de lluvia desde los techos con sus codos, Pintura para exteriores color rojo teja (como la  foto), pintura blanca para exteriores, esmalte sintético blanco, esmalte sintético verde ingles, antióxido negro, cemento, arena y cal, esto ya le cambiaría la cara a la estación, también estamos pensando en organizar una "POLLADA" con alguna institución Empálmela que tenga lugar y así recaudar fondos para la compra de materiales, y  todo aquel que quiera colaborar se puede comunicar con nosotros vía mail a la siguiente dirección: vecinosyusuariosestacionempalme@yahoo.com.ar o al cel.: (011) 15 55165438 atención Sr. Roberto P. Igarzabal.


Por otro lado, el proyecto de la SALA FERROVIARIA  sigue en marcha, estamos en la primera etapa y el material que se esta consiguiendo es Excelente, a modo de ejemplo les adjuntamos la foto mas antigua que se conoce de la Estación Empalme Lobos con personal del Ferrocarril del Sud año 1914, creemos además que esta sala va a atraer mucho turismo aficionado al ferrocarril de todas partes del país lo que va a repercutir favorablemente a todo el partido de LOBOS.www.infolobos.com.ar (Nota enviada por el señor Roberto Pablo Igarzabal)

20 de junio de 2013

1887 - 2013. 126 ANIVERSARIO DEL GREMIO LA FRATERNIDAD

EVENTOS

Redacción CRÓNICA FERROVIARIA

“Me quedaron muy vivos los alardes de puntualidad y precisión mecánica de los antiguos maquinistas, a quienes ‘la empresa’, como llamaban al Ferrocarril del Sud, les proveía cada tantos años de un reloj ‘Roskoff’ de bolsillo, como instrumento para asegurar la puntualidad, ya que las locomotoras de vapor no tenían velocímetro".


"El gesto habitual de los maquinistas al entrar en la Estación y detener el convoy de pasajeros a la hora señalada, era sacar el ‘Roskoff’, verificar la hora y los minutos y mostrárselo con orgullo y superioridad al foguista, su ‘socio’, como se llamaban entre sí los integrantes de la yunta de conducción." (Hugo Nario, periodista e historiador local. Hijo del maquinista Manuel Nario. Testimonio del 24 de agosto de 2005)

Nuestro amigo , el señor Hugo Mengascini, invita para mañana viernes 21 de junio a las 16,00 horas  en el Centro Cultural y Social "La Vía" (Av. Del Valle 955) de la ciudad de Tandil (Provincia de Buenos Aires) para conversar acerca de la Historia del Ferrcarril del Sud desde la llegada a Tandil hasta nuestros días.

Viernes 21- a las 16hs.

Lugar: Centro Social y Cultural “La Vía” (Av. Del Valle 955) Disertación a
cargo del Profesor Hugo Mengascini sobre la “Historia del ferrocarril del
Sud desde su llegada a Tandil hasta nuestros días”.

Sábado 22: Venida del Tren (Estación del Ferrocarril: Av. Colón y Machado)

Domingo 23- de 15hs a 19hs

Lugar: andenes de la estación del ferrocarril(Estación del Ferrocarril: Av.
Colón y Machado):Parche y Solución. A cargo del Prof. Pablo Avedaño.

Organiza: Comisión Vecinal Villa Italia


Además, al cumplirse el año del retorno del tren de pasajeros a Tandil,  estamos convocados el sábado 22 a las 14,00 hs en el andén de la Estación de trenes para viajar a Egaña (gratis ida y vuelta en el mismo día).  

5 de septiembre de 2012

RÍO NEGRO: LA DESAPARECIDA ESTACIÓN FERROVIARIA DE CHOELE CHOEL


ACTUALIDAD

Obligadamente el tren debe seguir pasando, pero hace más de un cuarto de siglo que ya no se detiene en lo que alguna vez fue la Estación Choele Choel; al presente, aquel sencillo apeadero se ha convertido en un lugar de acceso difícil, solitario y silencioso, lo que agudiza aún más la sensación de inmensa tristeza que cubre a ésa y las muchas estaciones ferroviarias abandonadas de nuestro país.

En 1898 y dentro de El Manzano -estancia de don Manuel C. Reguera- los ingleses habían previsto una estación en el kilómetro 986 a la que bautizaron Choele Choel, tal como aparece en antiguas mensuras, crónicas y fotografías. Casi punto medio entre Bahía Blanca y Neuquén, su importancia no fue menor; sin embargo los trece kilómetros que la separaban del pueblo del mismo nombre produjeron permanentes complicaciones a los habitantes del viejo Choele Choel.

Por hallarse la traza en plena zona de descenso al valle, técnicamente una posición poco favorable, después de numerosos reclamos de vecinos, las autoridades del F.C.S. (Ferrocarril Sud) habilitan, en septiembre de 1908, una parada intermedia en el kilómetro 975, más cercano al pueblo. No fue la mejor solución pues igual debía recorrerse un acceso arenoso y cortado por el famoso zanjón, -dificultoso tanto con lluvias como sin ellas-; no obstante la distancia quedaba reducida a la mitad del recorrido anterior. Desde entonces esta nueva estación pasó a denominarse Choele Choel.



Por la proximidad e importancia de la estación original –denominada en adelante Darwin- los ingleses limitaron el nuevo apeadero a un mínimo de precarias construcciones. Chapas, maderas y algunos vagones viejos montados sobre pilotes dieron forma a la nueva "estación", destacándose en el conjunto, y solamente por su tamaño, el galpón de chapa.

Es reconocida la importancia que tuvo el ferrocarril en el desarrollo zonal, sin embargo no alcanzó a satisfacer mayores expectativas; "Choele Choel es un pueblo chico y pobre [...] el ferrocarril no ha dado ningún incremento comercial o edilicio al pueblo", afirma tempranamente una guía comercial hacia 1913.

Por El Mentor, periódico local, en los años '20 pueden apreciarse los continuos reclamos porque se mejoren las condiciones de la nueva estación; algunas fotografías publicadas y la dura pluma del redactor – "pocilgas, que en verano son hornos y en invierno una heladera" - permiten estimar la precariedad reinante en el sitio. Curiosamente estos reclamos pueden apreciarse, nuevamente y por el mismo medio, dos décadas más tarde. Con todo nunca hubo mejoras y como dato curioso puede referirse que recién fue dotada de electricidad en 1972, para entonces las recientes comodidades de la ruta 22 habían vuelto más accesible a Darwin.

Pese a todo, la pequeña estación había concentrado en su esplendor la actividad de una amplia región, haciendo llegar su influencia a zonas tan alejadas como Negro Muerto o Valcheta. Distintas tropas de carros y primitivos transportes de pasajeros llegaban o salían desde allí con cargas y pasajeros de la margen sur, la isla grande y costas aguas abajo de ésta.

Los mismos Ramos Generales de Choele Choel y aledaños se abastecían desde allí dándole un intenso movimiento tal cual nos lo confirmaba hace algunos años don Abilio Sogo, jefe de estación entre 1949 y 1953.

Con los años el tráfico fue disminuyendo considerablemente, a tal punto que, según nos cuenta don Víctor Vuillermin, último jefe de la estación, en 1978 cuando él la entregó, fue definitivamente cerrada a los pocos días. Esto puede confirmarse en la carta topográfica del I.G.M. -Instituto Geográfico Militar – de 1982 en la que ya aparece como "clausurada".

Otro ferroviario de aquel tiempo, don José Salatino Mazzulli, nos cuenta que poco tiempo después de su clausura el galpón fue desmontado y trasladado a Darwin donde hasta no hace mucho tiempo todavía era posible apreciar en su techo la inscripción "Choele Choel".

Hoy es poco lo que resta de la vieja estación Choele Choel; el tiempo y la inconsciencia de ocasionales visitantes acabó con ella, en muchos casos por la simple e irrespetuosa diversión pasajera. Ni siquiera el clásico y sólido cartel de argamasa, inútil para cualquier otro uso, se salvó del anónimo vandalismo. Hoy las bases de la casa del jefe y las del galpón, el depósito de agua y algún moribundo eucalipto, sirven de indicio para ubicar el lugar donde por más de sesenta años, transitó buena parte de la vida de nuestro pueblo.

Para los viejos vecinos la estación, o su simple recuerdo, sigue siendo el nostálgico y grato sitio en donde se abrevan otros tiempos: el de un viaje a Bahía, la partida hacia "la conscripción", la despedida a un familiar, en fin, como bien supo resumir en emotivos versos don Floriano López la estación o lo que de ella hoy queda, sigue siendo un "puntal de los tiempos viejos".DiarioRíoNegro