Por: Jorge de Mendonca (Para Crónica Ferroviaria)
Luego de casi
cinco días de paro de micros de larga distancia, bien cabe la pregunta: Sin
subsidios, con competencia ferroviaria y aérea y tarifas relativamente más
bajas ¿Cómo sobrevivían las empresas de colectivos hace 30 años?
Me refiero a
cuando sus administraciones eran poco menos que de caja de verdulero.
No quebraban,
primero, porque no estaban asesoradas por los esbirros de la banca financiera
internacional que envió a la quiebra al 90% de las empresas generando
oligopolios extensivos. Claro, si hubieran entendido desde los años 60 que
necesitaban tener técnicos DE LEY en sus filas administrativas, jamás hubieran
entrado por la ventana los asesores del patíbulo.
En 2007 le
dije al abogado de una colectivera local de Bahía Blanca que había un técnico
que los podría sacar del pozo, pues iban derecho a que cayera un oligopolio en
mi ciudad. Dos años después, con la firma ya fuera de carrera, me confesó que
no quisieron asesoramiento porque lo hacían unos "capos" de Buenos
Aires.
Resultados a la vista.
Segundo,
define en forma contundente Daniel M Campana "Los colectivos no son
empresas serias y ordenadas porque no compitieron con el tren, sino que el tren
les fue dejando el camino". Es decir, no están curtidas, sino sólo son un
niño rico malcriado.
Tercero, y
sin explayarnos sobre las leyendas de "lavarropas" de los 90 o de
tráfico de combustibles de los 2000, sí podemos afirmar que las
administraciones, desaparecido su competidor, el ferrocarril y, en parte, el
avión, se dedicaron a expandir sus fronteras de negocios a fines distractivos
basadas en tarifas abusivas y descontroladas. Verdad sabida desde el tallerista
hasta el más zonzo de los accionistas, que un colectivo lechero (para en
todas), y sus encomiendas, eran la mina de oro de las empresas de antaño.
Anularon
miles de servicios semicama, que eran los más rentables, y miles de servicios
locales, de los que paraban en muchos lugares. Separaron las encomiendas con
tercerizadas propias, y los subsidios se utilizaron para servicios expresos de
lujo, charters privados, charter a futbolistas, etc.
Mientras en
los 80 desde los espacios académicos tratábamos de convencerlos que deberían
incorporar ingenieros, economistas, hacer estudios, imponer mejoras operativas
y de mantenimiento, a partir de 1990 sí incorporaron
profesionales...financistas, marketineros, promotoras, fantasías, publicidad
extensiva. Se olvidaron que, primero, para que el colectivo funcione, hay que
saber con qué pagar el combustible y los sueldos.
El peor y más
lamentable crack empresario, fue el de la cooperativa de trabajo Transportes
Automotores Cuyo Limitada. Me tocó personalmente ir a observarlos antes de,
siquiera, sugerir al Ministerio donde trabajaba si eran o no sujeto de
financiamiento. Según informaron, el costo de su taller daba un número del
doble que si su calidad de mantenimiento fuera nivel aeronáutico, pero su lema
histórico de "TAC lo lleva" había cambiado popularmente a "TAC
te acerca".
En las
empresas de ómnibus, la administración, los insumos y el mantenimiento fueron
el dolo consentido internamente de extracción de ganancias. Negocios internos
con abusos limitados. La cultura del componente perro perseguidor que conocía
cada tornillo de sus coches, los choferes que celaban los colectivos del
patrón, dejaron lugar a la flexibilidad laboral, la compra de deudas internas
entrando por la ventana inversores de los futuros oligopolios.
Y claro,
falta mencionar dos cosas, una que, de nuevo en base a las sabias palabras de
Daniel Campana, las tarifas de los colectivos y sus ganancias y hasta su
desordenado orden, las regulaban el ferrocarril y la TAC, convirtiendo en una
fiesta de subas de tarifas el mercado de transporte de larga distancia semanas
después de la quiebra de la
Cooperativa, el último enemigo.
Así se entiende
que, hoy el corcet de la falta de recursos de los pasajeros, y la desaparición
de los subsidios encubiertos a partir de los negocios ferroviarios que algunos
perdieron, los muchachos tienen que aprender a trabajar de nuevo.
Yo les diría
algo simple, sáquense de encima a los mercantilistas. Atiendan el mantenimiento
programado. Hagan que sus unidades duren en buenas condiciones 10 a 15 años y prioricen los
servicios regionales y semicama que abandonaron. Todos nos vamos a poner
contentos.
Cualquier
cosa, pregúntenle a los abuelos, que eran toscos, pero eran Bill Gates al lado
de ustedes.