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A
más de un año de haberse recibido la primera formación, a casi dos de su compra
y tras haberse prometido para febrero, los coches españoles siguen sin salir a
servicio en la línea "B". Tan sólo una formación salió a hacer una
recorrida de campaña electoral con el aire acondicionado apagado. ¿La causa?
Demoras en obras eléctricas necesarias para que la línea soporte la circulación
de trenes de mayor consumo.
A
casi dos años de haberse concretado la compra de los coches usados CAF 6000 al
Metro de Madrid, a más de un año de haberse recibido las primeras unidades, despachadas
desde Madrid en enero de 2014, y de haberse finalizado las obras de catenaria
rígida necesarias para su circulación, los trenes españoles continúan sin salir
a servicio en la línea B.
El
gobierno de la Ciudad los había prometido para febrero, y luego para marzo,
pero su puesta en marcha sufrió contratiempos y sólo pudo ponerse en
circulación un tren, que como parte de la campaña electoral previa a las
primarias salió a dar algunas vueltas por la línea -algunas de ellas con el
aire acondicionado apagado para minimizar el consumo- para no volver a circular
con pasajeros.
La
recepción de los pasajeros distó de ser cálida y las críticas a la distribución
de asientos y a la apertura manual de puertas se multiplicaron en las redes
sociales.
Según
publicó este mismo medio, la demora radica en el alto consumo de los coches,
que requieren no sólo el refuerzo de las subestaciones eléctricas, sino también
de las puestas a tierra a lo largo de toda la línea, una obra que si bien no
reviste mayor complejidad, no estaba prevista y llevará algunos meses más.
Uno
de los argumentos utilizados para defender la compra de material usado es la
rapidez con que el mismo puede estar a disposición, más cuando se entrega en
condiciones de marcha como ocurrió con los CAF 6000. Así pueden evitarse
tediosos tiempos de elaboración de proyecto, diseño y espera para la entrega,
algo que puede tardar un tiempo considerable. No obstante, esta situación no se
verifica en el caso de los coches españoles, que se encaminan a los dos años
almacenados en cocheras y talleres, y que siguen esperando su momento para
jubilar a al menos parte de la flota Mitsubishi.
En
tanto, los polémicos coches no sólo han causado importantes gastos derivados de
las obras de la línea y su alistamiento y adaptación, sino también otra serie
de gastos colaterales, como el alquiler de un galpón en Barracas para almacenar
las unidades a un millón y medio de dólares al año, procedimiento que fue
observado por la Procuración, sino que además el reducido horario adoptado por
las obras de adaptación ocasionó que la línea perdiera casi 10 millones de
pasajeros durante 2014.EnelSubte.com