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21 de septiembre de 2020

"Historias de trenes y circos"

Historias Ferroviarias

¡Viene un circo!. ¡Viene un circo!. Gritaban los chicos y grandes cuando paraba el tren de carga trayendo jaulones multicolores y en su interior monos; tigres de bengala, jirafas; elefantes y leones.

En otros vagones caños y más caños, que eran la estructura de la gigantesca carpa, que sería armada en el predio frente a Prefectura.

Mientras se armaba el circo, los animales permanecerían en la estación dos o tres días, tiempo que tenía el vecindario para ir a conocerlos. Allí había unos hombres que los cuidaban y recomendaban a las personas no acercarse demasiado a los jaulones; aunque con los rugidos de los tigres y leones no se necesitaba advertencia…


Las emociones divididas... estaban los más entusiasmados que se quedaban horas en el predio, observando y disfrutando de los temerarios animales; y por otro lado los que ni se animaban a pasar por allí por temor a que se escapara algún “bicho”.

¡La magia del circo! La enorme carpa a rayas multicolor, las miles de luces y ni que decir de los artistas presentados con una música maravillosa. Todo esto nos envolvía y nos proporcionaba una noche que jamás olvidaríamos.

Luego de unos años entendimos el lado crudo del circo, cuando un grupo de personas comenzó a organizarse en instituciones y realizaron diferentes campañas de concientización logrando que se promulguen leyes en defensa de los animales que fueron sacados de sus hábitats para someterlos a una vida miserable.

Volviendo a mi recuerdo… el vecindario alborotado…

¿Ya fueron ustedes a ver los animales?

¡Apúrense! ¡Porque se están llevando las jaulas! ¡No lleven pan, no se les puede dar de comer!

¡A mí me dieron una entrada, pero tengo que ir con un mayor!

Todo esto se trasladaba al aula; las señoritas usaban como recurso “El circo”. Una plancha con muchas preguntas que debíamos responder, luego ilustrar y como tarea para el hogar composición: “Cuando llega el circo”. Y por varios días trabajábamos el fascinante tema.

Pero esto no es todo, si algo le faltaba a mi evocación fue lo que hizo mi tío Nero… una madrugada en la que iba para su trabajo al Frigorífico, se le ocurrió pasar por la estación, aprovechando el silencio y la penumbra se acercó a la jaula de los leones, que aun dormían plácidamente.

¡La cola de un león pendía por entre los barrotes y se dejó tentar…estaba tan cerca! ¡Tocar un león! ¿Qué le dirían sus compañeros de cámara? ¡Y se envalentonó!

Tomó la cola, acaricio el penacho y un rugido estremecedor lo paralizó, el animal dio un medio giro y logro dar un zarpazo golpeándole el brazo. ¡Se armó tal confusión!

Los monos chillaban a mas no poder, las jirafas se pararon y con su elegancia daban la alerta, la pareja de elefantes barritaban y los muchachos encargados gritaban: ¡suéltele la cola!

Si soltaba la cola, el animal giraría y le daría otro zarpazo…

El sereno, palo mediante, logro que Nero soltara la cola y saliera corriendo. El muchacho lo siguió vociferando toda clase de insultos, pero por suerte no lo alcanzó.

Nero llegó al Frigorífico agotado y cuando le preguntaron qué le pasaba respondió: fue un encuentro cuerpo a cuerpo con un león…

Alguien le dijo: anda a acostarte otro rato y seguí soñando…

Nero se miró la camisa rota y el brazo lastimado y no podía creer como había salido ileso…aun le temblaban las patas. Fuente: ElArgentino.com

(*) Amalia Doello Verme decidió en esta pandemia traer e la memoria “muchas de las historias vividas, y me pareció que sería bueno compartirlas con los vecinos que fueron protagonistas de estos relatos”, sostiene la autora y agrega: “Mi intención es sacarles una sonrisa y hacerlos viajar en el tiempo para revivir de alguna manera momentos dramáticos y otros humorísticos”.

18 de septiembre de 2020

Museo Nacional Ferroviaria lanza Tour Virtual

Museo Ferroviario

Redacción Crónica Ferroviaria

"La nueva propuesta incluye una muestra de imágenes y videos explicativos en 360º de las piezas más destacadas en exhibición, siempre con el acompañamiento de un guía del Museo Nacional Ferroviario con amplia experiencia y conocimientos en la historia ferroviaria argentina. Está destinada, en esta etapa, a instituciones educativas como escuelas, centros de formación técnica, universidades y centros culturales", informa Trenes Argentinos Capital Humano.


Tras la virtualización del recorrido del Museo, concretada a principios del mes de mayo, y motivada por miles de visitas ya registradas desde distintos puntos del país y del mundo, la empresa ferroviaria decidió dar un paso más, ampliando el alcance del proyecto. Se prevé poner este nuevo servicio a disposición del público en general en los próximos meses.

El recorrido virtual del Museo Nacional Ferroviario -al que se suma ahora el acompañamiento profesional en manos de sus guías especializados- es un proyecto lanzado por la empresa que preside Damián Contreras, con el apoyo del Ministro de Transporte, Mario Meoni. Incluye viñetas interactivas con detalles en audio y texto en los idiomas español e inglés.

Como parte de la nueva propuesta de aprendizaje, habrán ejercicios interactivos con preguntas para que los estudiantes piensen y respondan; y actividades con diapositivas animadas con imágenes para adivinar.

Esta propuesta se enmarca en uno de los principales objetivos de Trenes Argentinos Capital Humano, promover y resguardar el patrimonio histórico-cultural ferroviario. Además del Museo Nacional Ferroviario, contribuyen a esta tarea otras dependencias del organismo, como el Archivo Histórico Ferroviario y el Centro de Estudios Históricos Ferroviario.

Aquellas instituciones educativas que deseen experimentar el Tour Virtual Guiado pueden escribir a educación@decahf.gob.ar, donde recibirán el asesoramiento necesario para concretar la visita.

7 de septiembre de 2020

Comodoro Rivadavia: Las tías de Km. 5 recrean la historia en la antigua Estación Talleres

Historias Ferroviarias

Con vestimenta de la época, sonidos que son una invitación al pasado y vivencias propias, un grupo de mujeres hace 10 años vuelve al pasado para recrear la historia del ferrocarril, sus viajes y lo que significó para todo una ciudad, y en especial un barrio. Historia de nostalgia, pandemia y recuerdos, un viaje de ida a través de la huella del tren.

Raquel Torres aún recuerda ese día que se bajó de su auto frente a un grupo de jubilados vestida con ropa de la época del 30. “Llegué con mi auto, me bajé con un sombrero con flores en la cabeza, guantes y les dije a los abuelos: ‘Buenas tardes, mi nombre es Raquel, los voy a llevar a un paseo imaginario. Los voy a llevar a los años 30’ y a ellos les pareció simpático”, dice sobre ese día que comenzó una aventura que cumple una década de actividad.


Era el año 2010 y nadie imaginaba que esa sería la primera intervención de un grupo de mujeres, integrantes de la Asociación Detrás del Puente, que decidieron recrear la historia que Comodoro, y puntualmente Kilómetro 5, tiene con el tren que unió la ciudad con Sarmiento y los campamentos petroleros; una vía de comunicación que tuvo su último paso en 1978, cuando las vías comenzaron a ser nostalgia y pasado.

Ellas son Sinegcia Gonzalez, Raquel Torres, Mabel Jensen, Celia Guerreiro e Itala Condina, vecinas del barrio de zona norte que se encargan de mantener viva la llama de la historia y contagiar a las nuevas generaciones, el principal reto de esta aventura.

El comienzo de todo 

Cuenta Raquel a ADNSUR que un grupo del Centro de Jubilados de Kilómetro 3 fueron los primeros invitados por iniciativa de vecinas de Kilómetro 5. Ese día la recorrida culminó con un té en el Centro de Promoción Barrial a donde Raquel llegó con su auto.


La mujer recuerda que fue una tarde única. Además de Torres también participaron Mabel Jensen, Viola de Narvaez, Raquel Pérez, entre otras mujeres.

Desde entonces, el grupo de tías, con algunas nuevas integrantes y otras que ya no están, recrea la historia del ferrocarril, una iniciativa que se sumó a la propuesta de Turistas por un Día; actividad municipal de recuperación histórica y difusión de los atractivos de Comodoro.

Las tías se han vuelto parte de los atractivos ferroviarios, pero no solo en la Estación Talleres de Kilómetro 5, sino también en otros eventos, como cuando se colocó la réplica del reloj que tenía la Estación Central, sitio donde funciona el Museo Ferroportuario; la Feria de las Colectividades Extranjeras o la Expo Turismo en el Predio Ferial. “Como dicen las chicos fue un golazo”, dice Torres entre risas.

Volver al pasado 

La iniciativa forma parte de las actividades de la Asociación Detrás del Puente, una entidad que inició en 2006, luego del centenario de Kilómetro 5, por iniciativa de Torres y otro grupo de personas que quisieron recuperar la historia del barrio.


Su objetivo, como dice Lia Navarro, otra integrante de la entidad, es que sean un puente entre el patrimonio y la comunidad y le den valor a esos edificios que tienen un importante sello pero hoy carecen de funcionamiento. “Esto es la posibilidad de que la gente se imagine como era la vida de esos bienes patrimoniales que están todos cerrados y que en 13 años de gestión no hemos podido lograr abrirlos para uso actuales y necesarios de la población de Kilómetro 5. Se nos hace muy difícil crear conciencia sobre el patrimonio en edificios donde las nuevas generaciones no han vivido, no tienen experiencias y nos han creado recuerdos. Entonces el rol que tienen las tías es fundamental, porque desde la simpatía, las anécdotas propias y desde la emoción permiten darle valor al pasado”, indica.

Las tías de Kilómetro 5, que llegaron en barco de otros países y nunca se fueron, recrean una época en que funcionaba el kiosco de Roblerito, el diariero del barrio que además vendía golosinas; y la llegada del tren a la Estación Talleres. Está tan bien pensada la idea que con sonido ambiente se escucha el arribo de la locomotora y la voz de un guarda que anuncia la llegada del tren.

Sin duda trata de una actividad que mezcla la nostalgia y la pasión por el barrio, algo que sabe bien Torres, quien vive en el sector desde que tenía 3 meses, cuando su papá recibió de YPF una casa.

“Me crié en barrio Cemento hasta los 11 años y ahí me fui a Azcuénaga. Ahí salí vestida de novia, casada”, recuerda entre risas. “Yo soy fanática, me encanta la historia y contarla a los chicos, porque este pueblo debería ser premiado como lugar histórico. Ahora no podemos hacer nada porque somos todos personas de riesgo, pero seguimos haciendo trámites por la gamela, por el lanchón que ya se quemó el 50% y la pasarela que ya se cayó. Los viejos vivimos de nostalgia”, admite.

Mabel Jensen siente lo mismo que Raquel. En su caso nació en Bariloche y toda la vida estuvo ligada al ferrocarril a través del trabajo de su padre. Vivió en Esquel e Ingeniero Jacobacci, otros pueblos con historia ferroviaria, y en la década del 90, cuando el sistema de trenes en la patagonia ya era parte del pasado, se mudó a Comodoro tras los pasos de su hija, que vino a estudiar a la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.

“Me acuerdo que papá salía a las cuatro de la mañana a auxiliar una máquina. Él era el encargado de las máquinas en Bariloche y después cuando tenía 11 años lo trasladaron a La Trochita, Esquel. Yo he contado mi historia en Turismo por un Día, porque al tener papá ferroviario teníamos un pasaje en camarote por año y esos viajes no puedo explicarlos. Íbamos de Bariloche a Buenos Aires y mamá llevaba para el desayuno café con leche condensada, era algo único”.

Mabel admite que recrear la historia del tren es algo muy profundo, divertido y de mucha nostalgia. “A la gente le encanta y le gusta escuchar cuando vos le contás historia vivida. No es un cuentito, es lo que vivimos en nuestra infancia, nuestra adolescencia. En mi caso a través de un papá ferroviario, es la historia viva de uno”, sentencia, esperando que pronto puedan volver a caracterizarse y seguir transmitiendo la historia de una época dorada de la ciudad que se debe recuperar. ADNSur.com

31 de agosto de 2020

31 de Agosto de 1955 - 2020 a 65 años de Un trágico accidente ferroviario enluto a la provincia

Historia Ferroviaria

Por: Ariel Espinoza (Periodista/Obrero Ferroviario) Fotos: Archivo. La Gaceta /Sr. Hector Rafael Cruz Romero." Toto"

El 31 de Agosto de 1955 partió de Tafí Viejo la locomotora Nro. 3025, popularmente conocida como "la pito i flauta", llevando partidarios peronistas a la Plaza Independencia.

Ya en la capital de la provincia, en Rivadavia e Italia, un cable de alta tensión del servicio de trolebús "azotó" al grupo de personas que viajaba en el techo del primer coche. Pedro Alzogaray, Pedro Pache, Angel Martínez, Jorge Fernández, Juan Carlos Barrionuevo, José Luis Díaz, Fernando Rey y Dionisio Díaz fueron las víctimas.


Eran días de gran conmoción política, porque se había anunciado que el presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, había presentado su renuncia. Los trabajadores ferroviarios decidieron adherirse a los actos en apoyo al líder del movimiento peronista que organizaron para esa fecha.

Eran días de gran conmoción política, porque se había anunciado que Juan Domingo Perón había presentado su renuncia. Los trabajadores ferroviarios decidieron adherirse a los actos en apoyo al líder del movimiento peronista que organizaron para esa fecha.


Los obreros comenzaron a organizarse con el grito de: "¡hay que ir a la plaza independencia!". En la estación, el tren obrero tenía enganchada a la locomotora 3025, "la pito i´ flauta" los coches del segundo turno, fueron acoplados rápidamente, el clima era tenso, la marea de 3.000 hombres que zumbaba como abejas se trepo al Tren.

Eran las diez menos cuarto de la mañana; algunos en los techos, otros colgados de los estribos, ya se escuchaba el grito de desagravio "La vida por Perón". El maquinista, Alberto Gelsi, algo nervioso, le gritaba a unos muchachos del barrio Calpini y la Villa Obrera .

Héctor Rafael Cruz Romero (El Toto) dirigente de la Resistencia Peronista de los Talleres Ferroviarios Tafí Viejo conocidos como "Los Mau Mau" fallecido el 06 de Agosto del año 2010)

- "Pibe en el tender no porque hay petróleo, por favor en el tender, no".

El "Toto" Romero, preguntaba

- ¿Don Alberto, podemos ir en la máquina, en la trompa?,

- "Romerito, hermano, yo no me hago responsable" replicó el maquinista.

La maquina exhalaba vapor y de repente emprendió la marcha, prendidos de la trompa y haciendo malabares para no caerse, iban el "Teto" Cuello (Oscar), "Billy" Flores (Héctor), Mario Cerruti, mientras el "Toto" Romero (Héctor Rafael) aferrado en el miriñaque miraba de cerca los rieles, la máquina parecía saltar de las vías. Al pasar por la estación Muñecas, de los ranchitos la gente salía al paso del tren, el grito era uno sólo. "¡La vida por Perón!" .

El silbato de la locomotora se hacia oír hasta el bajo. De pronto, los gritos de dolor se mezclaron con el hierro, el vapor y el traqueteo de las ruedas. El infausto destino cegó la vida de 8 hombres que viajan en los techos, nadie advirtió que en la intersección de Rivadavia e Italia el cable del Trole estaba a 70 centímetros de los coches, decapitados, mutilados, quemados, muertos.


Nadie sabía bien lo que pasaba.

- "Están ametrallando el tren" gritaban algunos...

La formación detuvo su marcha, mientras el cable de alta tensión como una maldita serpiente se meneaba escupiendo fuego contra los rieles. Los vecinos ayudaron en el rescate.

- "Ayudame con la escalera", decía el "Toto" mientras en sus espaldas cargaba a un tal Alincastro que tenía amputada una pierna.

En la Fotia (Federación Obrera de los Trabajadores de la Industria Azucarera), la noticia sobre la tragedia movilizó a todos, de Tafí Viejo llegaban en auto familiares y amigos todos compungidos. El Policlínico Ferroviario era un hormiguero de obreros que hacían cola para donar sangre para los heridos. Ocho fueron los que no pudieron llegar a la plaza, cinco de San Miguel y dos de Tafí Viejo.

José Luís Díaz, Pedro Dalmiro Alzogaray, Jorge Avelino Fernández, Juan Carlos Barrionuevo, Rey Rossi, Fernando "Pache" Pedro, Gerónimo Martínez, Ángel Vega , Dionisio Blas

Dieron la vida por su líder, dieron "la vida por Perón"

Hoy una placa en la estación de Tafí Viejo, los recuerda.

Investigación: Ariel Espinoza (Sobre un testimonio del señor Héctor Rafael Cruz Romero (El Toto) dirigente de la Resistencia Peronista de los Talleres Ferroviarios Tafí Viejo conocidos como "Los Mau Mau" fallecido el 06 de Agosto del año 2010)

24 de julio de 2020

Historia de vida de una mujer correntina y ferroviaria

Historia y anécdotas ferroviarias

Por: Ibarra H. Ariel (*)(Para Crónica Ferroviaria)

Antes de adentrarnos en la historia de vida en torno al tren que nos compartieron desde Curuzú Cuatiá, al leer los artículos ferroviarios de interés histórico cultural que publicamos, es importante decir que esta semana la Provincia de Corrientes y Misiones vivieron un gran acontecimiento, con la llegada, luego de dos años de su partida, del Ferrocarril de la Línea General Urquiza Cargas hasta la Ciudad de Garupá (Misiones), con esta prueba va a entrar en reactivación el tramo Santo Tome-Corrientes / Garupá (Misiones).

Si bien es en etapa técnica de prueba, la misma se logró con éxito, atravesando la provincia de Corrientes en la zona del Uruguay de punta a punta, esto a futuro reactivará la economía regional abaratando los costos del transporte.

Ahora bien, en el artículo de esta semana leeremos y conoceremos a una de las tantas historias de vidas en torno a las vías del tren que nos van llegando, que muchos no tuvieron la posibilidad de experimentarlo y que hoy podrán conocerlo, por tal motivo, Silvia desde la localidad de Curuzú Cuatiá (Corrientes) nos comparte sus vivencias con nuestros lectores. Acomódate en la butaca que elijas y la leemos:

Tren de Pasajeros "El Correntino" en estación Corrientes Ferrocarril General Urquiza

•Tu nombre:
Silvia Elizabeth Duraczek.

•Desde qué localidad nos lees y contas tu historia:
Curuzú Cuatiá (Corrientes).

•¿Qué ferrocarril conociste y utilizaste?
Ferrocarril General Urquiza ramal Corrientes - Monte Caseros - Buenos Aires

• ¿Qué recuerdo tenes del mismo?

Los recuerdos son muchísimos porque vengo de una familia de ferroviarios. Mis abuelos paternos y maternos fueron ferroviarios, mi abuelo materno (Roque Ortíz) llegó a ser Inspector de Trenes y mi abuelo paterno (Andres Duraczek, inmigrante polaco) Inspector de Vía y Obras.

Lo que más recuerdo son los viajes hacia y desde Gualeguay (Entre Ríos) a visitar a mis abuelos paternos todos los años, en las vacaciones de verano o invierno, según las licencias de mi papá, que también ofició de ferroviario, prestaba servicios como Auxiliar, o sea estaba a cargo de las salidas de los trenes, las comunicaciones entre las estaciones, otorgar vía libre para la salida de los mismos.

Esos viajes siempre eran para mí una aventura, porque era un viaje largo, entonces tenía la oportunidad de cenar o almorzar, o desayunar en el vagón comedor. Cuando era pequeña siempre viajábamos en coche cama. Cuando fui más grande lo hacíamos en coche de primera clase, que tenían unas butacas de cuero verde, que se inclinaban creo hasta unos 45 grados, que eran cómodas para dormir. Además, como éramos 3, siempre tratábamos de ir juntos entonces, mi papá daba vueltas dos de los asientos, así podíamos ir enfrentados.

El viaje hasta Gualeguay duraba mucho tiempo, como decía antes, supongo que unas 12 horas, no recuerdo bien. Desde Curuzú Cuatiá hasta Gualeguay teníamos que atravesar toda la provincia de Entre Ríos, así que iba conociendo las estaciones de los distintos pueblos. Además, como la ciudad de Gualeguay quedaba en un desvío, cuando era muy chiquita, se tomaba otro tren que, hacia combinación, desde Estación Enrique Carbó hasta Gualeguay.


 Después sólo existía un señor que tenía una camioneta carrozada que llevaba a los viajeros hasta los distintos domicilios, o sea como un remis. En un tiempo también existió un ómnibus de Ferrocarriles Argentinos para brindar ese servicio de trasbordo.

Siempre llegábamos de madrugada a Carbó, así que bajaba medio dormida, pero ya unas estaciones antes comenzábamos a prepararnos para bajar porque no paraba mucho rato, sólo unos minutos para que bajen los pasajeros con ese destino. Entonces llevábamos todas nuestras cosas a esa parte del vagón que era como un vestíbulo que tenía dos puertas hacia un lado y hacia otro, para poder bajar rápidos pero tranquilos.

• ¿Alguna anécdota en particular que te sucedió?

Una que recuerdo ahora, fue en un regreso desde Gualeguay a Curuzú que nos agarró una lluvia muy pero muy grande y se inundaron las vías cerca de Concordia o llegando a Federación, y estuvimos parados mucho tiempo. Se oía correr el agua por debajo de los vagones y como era chica tenía mucho miedo. Los guardas del tren, como conocían a papá (los ferroviarios se conocen todos siempre) me hablaban, me hacían bromas y trataban todos de entretenerme.

Aunque no lloraba, sí recuerdo haber tenido mucho miedo. Cuando pudimos avanzar y pasar el Rio Mocoretá, me cargaban que ahora sí ya podía hablar y protestar si quería porque ya habíamos llegado a MI PAIS, o sea a Corrientes.

• ¿Fueron útiles cuando funcionaron?

Por supuesto que fueron útiles, ya que pueden transportar muchas personas a un costo mínimo comparando con los ómnibus de hoy en día. Y los trenes de cargas, llevar mucha mercadería, pues cada vagón puede compararse con un solo camión. Y al llevar muchos vagones como era la costumbre, el costo de fletes es muchísimo más bajo que el flete del camión.

Además del movimiento económico de las distintas estaciones en los diferentes pueblos, ya que el personal de conducción y de guardas de los trenes se cambiaban en mitad del camino, así que quedaban en algunas estaciones intermedias hasta regresar a domicilio en algún otro tren. O sea que todos se beneficiaban de alguna u otra forma.

• ¿Crees que sería beneficioso que vuelva a rodar el tren en Corrientes en la zona oeste de la provincia de Corrientes?

Sí, creo que sería beneficioso, por lo que describía antes, pero al haber pasado tanto tiempo sin mantenimiento de las vías, de los puentes, de casi todo el trayecto Corrientes- Monte Caseros. Posadas-Monte Caseros* es muy oneroso poder poner en marcha. Muchas vías desaparecidas, muchos trayectos sin vías, otros sin durmientes, otros puentes totalmente destruidos en zonas donde son imprescindibles, como ser en Batel y Rio Corrientes, por dar unas razones. Además, el personal, tener que tomar personal, capacitar al personal, es muy difícil. No lo creo posible en el corto plazo.

*Al tiempo que redactó la respuesta la entrevistada, aún no se conocía el resultado de la llegada del tren a Garupá - Misiones, como lo escribimos al inicio de este artículo.

• ¿Te gustaría contar algo que no te haya preguntado?

Lo único que quiero agregar es algo con respecto a la desaparición de los ferrocarriles. Siento que ahora todos se volvieron amantes del ferrocarril. ¿Tuvieron que desaparecer para que todos anhelen viajar y transportar en ese medio?

En esos tiempos donde se habló de Reestructurar los Ferrocarriles cuando regresó la democracia, todos los empleados estuvieron en contra, no sé sí fue por mala comunicación o si ya se venía preparando el desenlace final que fue el regalo de los ferrocarriles a ciertos empresarios que lo único que querían era la destrucción del servicio.

Vivo en un barrio ferroviario, y vi cómo se fueron apagando todas las luces, se fueron llenando de pastos y yuyos todas las vías, y me queda el sabor amargo y el triste recuerdo de mi padre recibiendo su indemnización luego de más de 40 años de ferroviario y quedando

sólo con los recuerdos, porque ni siquiera podía jubilarse porque no tenía la edad para recibir ese beneficio. Los ferroviarios quedaron tan o más abandonados que las vías, las estaciones y todo el material rodante.

Mi padre recién pudo recibir su jubilación en el año 2000-2001 cuando en el gobierno de De la Rúa se aprobó la jubilación anticipada para todos los empleados públicos dejados abandonados por el Estado. Pero elijo quedarme con el amor hacia el ferrocarril inculcado por toda mi familia. Elijo quedarme con los recuerdos vividos en torno al ferrocarril, que son muchísimos y muy hermosos.

(*) Profesor en Historia, correntino, aficionado al mundo ferroviario.

27 de junio de 2020

Proyecto de Acceso Ferroviario a las Terminales Portuarias de Timbúes

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

Después de varias publicaciones realizadas por CRÓNICA FERROVIARIA con relación al acceso ferroviario a las terminales portuarias de Timbúes (Provincia de Santa Fe), queremos mostrar un vídeo por demás explicativo que detalla paso a paso esta importante obra.


Por primera vez en la historia ferroviaria nacional el país va a contar con un acceso ferroviario con descarga dinámica de clase mundial que va a a permitir descargar 6.500 toneladas de granos en menos de 6 horas.

El objetivo es vincular más puertos con el sistema ferroviario nacional para la exportación de granos, aceites y subproductos, con un sistema moderno, eficiente y de clase mundial. Además se va a cumplir lo previsto en la ley provincial de 13776 de utilidad pública y expropiación de terrenos necesarios para este proyecto.

Vale destacar que, haciendo hincapié en el sector agropecuario, este proyecto brindará mayor oferta de transporte ferroviario de carga con fletes competitivos y la posibilidad de una vinculación con 5 nuevos puertos agroexportadores.

26 de junio de 2020

Nuevo acceso ferroviario con grandes beneficios para el polo agroexportador

Actualidad

Por primera vez en la historia ferroviaria nacional el país va a contar con un acceso ferroviario con descarga dinámica de clase mundial que va a a permitir descargar 6500 toneladas de granos en menos de 6 horas. El Agrario dialogó con Juliana Armendáriz, subsecretaria de Transporte de de Santa Fe quien nos pudo ampliar la información respecto a este proyecto.

En la localidad de Timbúes, provincia de Santa Fe, se encuentran emplazados cinco puertos que conforman el polo agroexportador más grande de Sudamérica. Allí se exportan 25 millones de toneladas de los granos que produce el país.


Hoy en día estás terminales se abastecen solamente mediante camiones. Por este motivo, se impulsó la construcción de un nuevo acceso ferroviario, confiable moderno y eficiente, para descargar la producción del NEA y del NOA (nordeste y noroeste argentino).

La pregunta clave frente a semejante desarrollo es ¿Cómo surgió está idea?
Con el objetivo de lograr la conectividad ferroviaria, BCYL (Belgrano Cargas y Logísticas) y la UEGF (Unidad Especial de Gestión Ferroviaria) de la provincia de Santa Fe, comenzaron en el 2013 a darle forma al proyecto. Esto impulsó el inicio de tratativas con los puertos y las comunas de Oliveros y Timbúes. De esta forma, se suscribieron 3 acuerdos con los puertos para construir un acceso ferroviario eficiente y moderno.

A partir del año 2016 se conformó una mesa de seguimiento mensual del proyecto de obras de accesos ferroviarios a los puertos de Timbúes en la Provincia, integrada por representantes del Ministerio de Transporte de la nación, ADIF (Administración de Infraestructura Ferroviaria), BCyL, el Gobierno santafesino y diferentes actores de los puertos de Timbúes.

Ahora bien, teniendo el proyecto armado y presentado, es esencial saber ¿Cuándo se va a concretar?
Durante agosto se realizarán las primeras pruebas operativas en la playa La Ribera, ramal F25, puente sobre el Río Carcarañá y desvío particular de AGD-Timbúes, para comenzar a descargar granos en septiembre de 2020.

¿Qué se obtiene con esto?

El objetivo es vincular más puertos con el sistema ferroviario nacional para la exportación de granos, aceites y subproductos, con un sistema moderno, eficiente y de clase mundial. Además se va a cumplir lo previsto en la ley provincial de 13776 de utilidad pública y expropiación de terrenos necesarios para este proyecto.

Vale destacar que, haciendo hincapié en el sector agropecuario, este proyecto brindará mayor oferta de transporte ferroviario de carga con fletes competitivos y la posibilidad de una vinculación con 5 nuevos puertos agroexportadores.

Este proyecto contempla la construcción de:

* Una playa a la Ribera para maniobras y mantenimiento de trenes de hasta 100 vagones
* Un nuevo ramal de F25 de 11,5 km de vías de trocha angosta y ancha
* Un puente ferroviario sobre el Río Carcarañá
* Cinco desvíos ferroviarios en los puertos con descargas dinámicas y acceso para todos los ferrocarriles de cargas.

Fuente: ElAgrario.com

Seminario virtual: "Historia político económica del ferrocarril entre 1854 y 2020

Gremiales

Redacción Crónica Ferroviaria

La Asociación del Personal de Dirección de los Ferrocarriles y Puertos Argentinos informa que en virtud del trabajo de colaboración entre la empresa Trenes Argentinos Capital Humano y APDFA a los efectos "de otorgar a los afiliados/as nuevas alternativas de Capacitación y que las mismas se adecuen a las demandas de la actualidad en el contexto tan especial que nos toca atravesar, es que invitamos a este importante seminario.


"En el mismo se tratará la historia del ferrocarril en el marco de las políticas de estado con su correspondiente contexto económico y la incidencia del modo automotor entre otros destacados temas", expresa el comunicado de la APDFA.

Para la inscripción los interesados deberán remitir en forma completa la planilla de inscripción a la siguiente dirección de email: apdfaprensa@gmail.com o en WhatsApp al 15-5889-3859 hasta el mediodía del 30 de Junio de 2020.

10 de junio de 2020

Los Ferrocarriles de Corrientes y su Gente

Historia Ferroviaria

Por: Ariel H. Ibarra (*) (Para Crónica Ferroviaria) Parte Nº 1

La provincia de Corrientes es rica en materia ferroviaria tanto en su historia como en su material rodante, que atravesó neurálgicamente a nuestras tierras.
Aquel medio de transporte que alguna vez circuló y circula, y que en su gran mayoría se encuentran descansando en los montes y lagunas de nuestro vasto territorio Taragüí. Siempre seduce la espera de un proyecto revitalizador que vuelva a levantar con fuerzas a los pueblos del interior y a las personas que de esa actividad vivían.


El pasado y el presente se unen en este nuevo espacio de “Los Ferrocarriles de Corrientes y su Gente”, buscando que los lectores de más de una treintena de años traigan a sus mentes recuerdos de aquel medio de transporte que supo repartir alegrías con esas visitas que llegaban desde Entre Ríos, Buenos Aires o de algún pariente lejano que nos visitaba, luego de una larga travesía, desde el interior de Corrientes. Pasajeros de Saladas, San Roque, Mercedes, Curuzú Cuatiá, y tantas otras localidades, que son solo ejemplos de las muchas que hay y que aún añoran contar nuevamente con el Ferrocarril.

Miles de comprovincianos esperaban ansiosamente la llegada del tren, ya sea el ferrocarril de trocha media (General Urquiza) o el afamado Ferrocarril  Económico Correntino (simplemente conocido como el trencito de Santa Ana de los Guácaras). Este último era un transporte férreo de ancho menor al de trocha media, al Trencito Económico se le recuerda porque supo darle vida a tantos correntinos obteniendo un ingreso para su subsistencia familiar como también para transportación de producciones locales.

El ferrocarril ya sea el General Urquiza o el Económico, en todos los pueblos, en cada sitio donde paraba, era común ver a los lugareños comerciando o permutando productos como la batata, el zapallo, la mandioca, el maíz, el arroz, el maní, los dulces de mamón, las tortas fritas, las tortas asadas, inclusive los pollos, patos, los tejidos, las artesanías, los cueros, las maderas y sus derivados. Otros tantos vivían completamente del trabajo en los rieles, es decir, de un oficio ferroviario: como ser maquinista, auxiliar, peón, mecánico ferroviario, fogonero, administrativo, jefe de estación, ocupaciones que producía esta actividad económica. Todo este movimiento de idas y vueltas del ferrocarril, produjo innumerables historias y anécdotas.

Al escribir acerca de la historia del Ferrocarril y su gente me preguntaba qué vigencia tendría este tema en la sociedad correntina, y rápidamente la realidad me daba una respuesta, ya que a mediados de enero de este 2020 nos enterábamos cómo en la Zona Este de Corrientes, específicamente en la localidad de Santo Tomé, se anunciaba con gran pompa la reactivación del Tren de Cargas de la empresa Trenes Argentinos.


Sin embargo, pasado unos días, más precisamente el miércoles 12 de febrero, ni siquiera transcurrido un mes de la reactivación, recibimos la lúgubre información, sin mayores precisiones, de que el Tren de Cargas descarrilo en la localidad de La Cruz, Corrientes, zona este de la provincia.


Sin embargo, a partir de lo anterior, considero que la cuestión ferrocarrilera en la provincia está más vigente que nunca, es por ello, que junto a Crónica Ferroviaria buscaremos generar un espacio de lectura, reflexión e intercambio de historias y anécdotas de los correntinos, entrerrianos, misioneros y por qué no también porteños, que utilizaron este medio de transporte para recorrer el interior nacional.


En las próximas publicaciones vamos a ir adentrándonos en las historias de vidas de quienes hicieron uso de dicho transporte de distintos poblados de nuestra geografía, sus anécdotas, sus recuerdos, como así también hechos actuales, efemérides relacionadas a la provincia de Corrientes y la zona mesopotámica y su historia sobre la doble cinta de hierro. Buen viaje.

Nota: Si viajaste en algunos de los trenes anteriormente nombrados, tenés historias, anécdotas, algún recuerdo tuyo o de tus padres, abuelos y las
quieras compartir. Escribinos, te queremos leer. ybarraariel@hotmail.com

(*) Profesor en Historia, correntino, aficionado al mundo ferroviario

11 de noviembre de 2019

El día que nos afanamos un tren

Historia Ferroviaria

Por: Juan Carlos Cena (MONAREFA)

— ¡Libra la vía! ¡Líbrala carajo, viene el tren! —grita desaforado el auxiliar de la estación.

— ¡Es que de Control Central me ordenan no darle vía libre! si lo hago, me van a sancionar, —contesta el Jefe de Estación con el rostro pintado de miedo…

— ¡Librala cagón!, lo mismo nos van a rajar. No arruguemos, seamos corajudos y no cobardes, po’carajo. ¡No aflojés, qué le vas a contar a tus hijos, que te churreastes… qué te cagaste!

—¡No soy cagón! —Respondió el Jefe —Mis hijos saben quien soy. ¡No soy cagón!… ¡No voy a arrugar! —dijo esto muy tocado y se abalanzó sobre los Palos Staff (lugar donde se traba la vía libre) y le dio a la manivela, destrabó y sacó la vía libre, la enganchó en el arco y con voz grave impostada le dijo al auxiliar:

Tren de pasajeros en estación San Luis (Línea San Martín). Crédito de la foto a quién corresponda

—Andá a la punta del andén, recoge la que van a tirar los muchachos, yo les alcanzó en la otra punta el arco… ¡bocón de mierda!

—¡Bien macho, perdóname las puteadas! —pegó un grito el auxiliar y se fue corriendo a la punta del andén de entrada, pero antes le dijo al Jefe:

—Enganchale un mensaje, ponele que nos vamos a comunicar con toda la línea para que les libren las vías, y que muchas gracias por los cojones…ponele que les doy un abrazo, mejor, que le damos un abrazo, que la gente del pueblo se está arrimando… que en adelante toquen la bocina antes de entrar a cada localidad, así va la gente, ¡y que viva la huelga carajo y que vivan los ferroviarios!

—¡Apurate carajo que está el tren entrando en señales, dejá de dar recomendaciones, tranquea carajo! —contestaba corajeando el Jefe de Estación.
Nada es fácil. Menos en tiempos de huelga. Y mucho menos cuando los tiempos del paro se van agotando. Y menos que menos cuando la paciencia no tiene resto, se acaba. Todo se pone árido y fastidioso. Es cuando aparece la impaciencia que estaba agazapada. Porque los trabajadores son duales, sí, tienen una paciencia-impaciente. ¿Se entiende? Siempre una vence a la otra. Depende, sí, de quienes son los portadores de esa dualidad: bronca y prudencia.

—Estoy hasta las manos, ¿hasta cuándo? —vociferaba el Dante.

—Mirá, todos andamos igual, esperemos un poco —retrucaba el Esteban (a) el chiclets; le decían así, porque no lo tragaba nadie, era muy odioso, como el Mallevao Juárez, el de la seccional San Martín de la Fraternidad.

—Sí, meta resistir, meta resistir, pero todos andan cayetano, nadie dice nada, nadie hace nada… y nosotros tampoco. Sólo movemos la lengua. —Juan reclamaba apretando los dientes, le dolían los maxilares, las tribulaciones lo tenía a mal traer.

Todo era intranquilidad. Es que este paro no era como el del 91. La resistencia había aflojado, y en ese afloje la organización decayó y la ansiedad creció, con ella la improvisación y la desazón. Los compañeros con más experiencia, conscientes de todo esto, andaban mortificados. No era para menos, de alguna manera, todos ellos cargaban responsabilidades adquiridas, bien ganadas: nunca aflojaron ni se dejaron comprar.

Loco, hay que hacer algo, hay que llamar la atención —dijo uno del montón que estaba sentado en el local del sindicato rodeando una mesa junto a otros, con restos de comida, tazas sucias de café, envases vacíos, galletas secas y otras húmedas. Los ceniceros repletos, cenizas como partículas de caspa, estaban en todos lados, como los puchos consumidos hasta los filtros.

La luz mortecina del local acompañaba los diálogos con sordidez. La bronca era mucha, las frases no eran coherentes, todas entrecortadas y llenas de interrupciones: la impaciencia se abría paso. Como para no, si a la huelga del 91, fue una acción que tuvimos que enfrentar a puro coraje, cojonuda; cuando se desencadenó, hubo que apechugarla no más, así, de frente. Le metimos el pecho todos juntos y ahora ésta. Para colmo toda la dirigencia nacional se pasó para el otro bando sin chistar. Se venía la noche y sin luna.
¡Qué lo parió con las traiciones! De las incoherencias ¡ni hablemos!

Saliendo del local, justo enfrente hay un boliche que nos supo aguantar a los fraternales, esta vez cerraba temprano. El gallego presentía algo fulero. Estos tienen un olfato que nosotros carecemos, decían los compañeros. La verdad de ese cierre tempranero era que se había acabado el fíao. Ya no más: Anótame Gallego, Antes, el yoyega nos esperaba hasta que cerráramos el local, lo hacía gustoso. Fija que algo se morfaba. Pero ahora el gallego presentía, sí, presentía, olfateaba malos aires… Algunos sospechábamos que el gallego presentía, pero ¿qué? A pesar del interrogante, preferimos callar. Todo nos daba mala espina. La sensibilidad brotaba, estaba a flor de piel. Todo nos molestaba. Los diálogos estaban llenos de malos presagios.

—Algo hay que hacer, no podemos seguir así, penando, suponiendo… es una joda, nos estamos haciendo bolsa entre nosotros; hay que buscar aire, expresaba el Dante.

—Sí, pero qué, sí ¡qué!, estoy de acuerdo: pero qué… —el Esteban estaba fuera de sí.
El silencio envolvió al grupo. Uno a uno se fueron parando, saludando parcamente, comenzó el desbande, cada cual por su sendero. Dante y Esteban eran vecinos, iban juntos caminando con cautela, muy en silencio, hasta que uno de ellos se escapó de la prudencia y dijo:

—Y si nos afanamos un tren, una locomotora, hacemos algo con mucho ruido… ¿ah? ¿No te parece? Porque así no se puede seguir: ¡La inmovilidad nos está derrotando, estamos perdiendo sin pelear, mirá que joda: perdemos por desgaste…

Último tren de pasajeros en estación Mendoza década del 90. Crédito de la foto a quién corresponda

—Bueno, pero nos van a meter en cana no bien arranquemos ¿cómo circulamos?, es una macana; no estamos solos en la vía, ¿cómo le hacemos a los otros, ah?, ¿cómo los convencemos a los otros, para que no obstaculicen? ¿ah? —el Dante preocupado frente a la propuesta, ni lo miraba al Chiclets, contestó con interrogantes… no quería contrariarlo, era cabeza dura, pero eso sí, buen tipo, corajudo, no achicaba, tenía lo suyo, pero no arrugaba nunca, y eso es mucho en estos tiempos de huelga.

—Pensemos, que joder, démosle a la croqueta, al cerebro, que funcionen, imaginemos, que joder… no supongamos siempre lo peor, seamos astutos. Si nosotros tenemos todas las armas, y la principal es la solidaridad de los cumpas, siempre estuvieron firmes en todas, que joder, nunca fallaron… —insistía cada vez más el Chiclets.

—Todo te es fácil, todo te sale así; hay que pensar un poco, con tranquilidad… —no terminó el Dante de expresarse, la impaciencia del Chiclets explotó:

-¡Qué hay que pensar tanto, no hay nada que pensar!, se dice que sí, que nos vamos a afanar un tren o una locomotora y que la vamos hacer fantasma, y recién ahí, cuando digamos sí: pensemos, de cómo mierda lo vamos hacer al afano. No, primero hay que pensar, ¿pensar qué? ¡Déjate de joder con tanto pensamiento! Nos van hacer bolsa y a vos te van a agarrar pensando, sentado en el inodoro, déjate de joder… Dante. El Chiclets pasaba a la ofensiva seguro de su propuesta, que no era de él, sino de muchos, y eso el lo sabía: no estaba solo.

La empresa Ferrocarriles Argentinos, había anunciado que el día 13 se iba a suspender sin fecha de reanudación el tren El Cuyano, antes lo llamaban El Zonda. “Medida que dejaba sin servicios a tres provincias cuyanas, además del sur de Córdoba y Santa Fé”. —Es una tocada fulera.   

—Es una provocación, hay que tener cuidado…

—¡Cuidado, las pelotas…nos tocaron…!

—A vos, ¿te gusta qué te toquen?, ¡a mí no!

—Si, pero…

—¡Qué pero ni que pero…ni que carajo!
No había diálogos completos, todos se interrumpían, era una aventura enhebrar algo, la paciencia se había rajado. La dualidad de la paciencia-impaciente ya no lo era más. La impaciencia era la dueña de la situación…
Que manera de putear todos, casi a coro, duró un buen rato. Al tiempo, pero muy al rato, se fueron calmando los ánimos, y los insultos fueron bajando el tono; serenando el aire, uno a uno, sí, pero sin perder la firmeza, y la convicción de que algo había que hacer.

El Chiclets levantó la cabeza, lo miró al Dante, y lo invitó a mear al patio de la seccional.

—Acá no hay testigos ni oídos de buchones, hablemos, hablemos de una vez… ¿Y?, lo que te propuse… ¿Nos afanamos algo, si o no?, que haga ruido… batime algo, no te quedes así, meta mirarme como si fuera una mina… ¿y?

—Bueno, pero antes de los antes, lo charlamos los dos, luego con los más firmes, y así vamos armando todo, sin filtraciones, hay muchos alcahuetes sueltos. Estoy de acuerdo, y te contesto: no te miro porque seas lindo, porque si fueras mina, morirías virgen…

Del patio de la seccional se fueron callados, no dijeron ni a. Había que conversar largo y tendido, pero tranquilos. Ver que se hace. Armar todo, si se trataba del afano del tren o de una locomotora.

Mejor un tren. No vamos solos. El ideal sería El Cuyano, lo van a cancelar. El pasaje de ese tren, cuenta, los van a despojar, se les acaba el boleto barato; los guardas, el personal técnico serán sobrantes, seguro que los rajan, no tienen otra, se van a plegar a la movida. Además pueden venir compañeros en el tren, dentro y fuera del pasaje, exponía el Chiclets con entusiasmo. Tenía todo en la cabeza. El nunca había descartado el tren o una locomotora. Esto era espectacular. Porque eso de tirarse a la vías en Retiro e interrumpir la salida no lo convencía.

—Me convenciste, querido masticable, veamos dijo un ciego, —contestó el Dante.

— Veamos no más. Si es un tren hay que ver, ¿qué tren? Que locomotora lo remolca, y quienes son los maquinistas diagramados, hay que convencerlos que se hagan a un lado; y a los muchachos del depósito para que nos dejen sacar la máquina…

Sí, hasta ahí todo bien, pero los cambistas, no los de salida del depósito, sino los que enganchan y controlan la formación; ya hay mucha gente y puede haber filtración… pero meta palo y a la bolsa. A trabajar. Se acomodaron la camisa caqui y salieron muy dispuestos cambiando ideas, retrucándose, y así.

Primero hay que convocar a los de fierro: Juan el primero, que ya estaba enterado y su compañera, una yoruga de fierro, medio hincha bolas, pero es buena la charrúa. Mirá, venir del otro lado del charco, y hacer kilombo en nuestra querida patria. Que dirían los gorilas de ella: que es una extranjera infiltrada portadora del pensamiento artiguista…

—¿Extranjera la Diana?, es lo mismo que decir que Julio Sosa era extranjero, o Francescoli, el Negro Cubillas o Walter Gómez, los que la rompían en Ríver…no jodamos.

—Bueno, veamos de nuevo…

Se habló con los compañeros, no hubo un solo no, mucho entusiasmo. No nos reunimos más en el local. Andaban muchos mirones. El boliche que estaba enfrente de la seccional quedó deshabitado, el Gallego sospechaba, ¿en qué andarán? solo eso.

El primer inconveniente surgió cuando fueron a buscar la locomotora, se la habían llevado a Santos Lugares, ¿para qué? ¿Qué hacer? ¿Quién sabe?

—Bueno, es una joda. No nos detengamos, nos afanamos una locomotora de la playa de maniobras, la enganchamos y chaú. Los cambistas de la estación la van a enganchar, van a mirar para otro lado, no son vigilantes. Manos a la obra.
Los dos, el Dante y el Chiclets subieron a una máquina de maniobra, que estaba cerca de la casilla de los cambistas, rogando que este en condiciones, con gasoil, grasa, arena para los frenos y esas cosas… Engancharon el tren, todo era tensión. A los cumpas de apoyo les latía el corazón al ritmo del motor diesel de la máquina, le controlaban las pulsaciones con si fueran latidos: imposible. Ellos estaban acelerados, la máquina a ritmo acompasado marcaba que estaba preparada y era cómplice de esta expropiación: se dejaba raptar.

Llegó la hora. Desde el Cabín (cabina de señales) los señaleros encendieron la luz verde de la señal de partida. Primer pitazo, el de notificado. Arrancó el tren, se estiraba despacio, las osamentas tensionadas de los fraternales crujían, se confundían con ese ruidal que genera un tren cuando arranca. El Dante y el Chiclets, junto al Juan estiraban el cuello mirando para atrás, por la dudas, por los imprevistos, porque uno nunca sabe y menos cuando se afana un tren, y en tiempos de huelga: nada, sólo el andén lleno de gente que remolineaba frente a los coches de pasajeros. Los tres eran buenos maquinistas. Todo normal. El tren aceleraba pasando los entrecruces de las vías de Retiro muy suavemente. Avanzaban sobre los puentes de Palermo buscando la vía principal. Nadie hablaba. Juan vichaba los instrumentos. Todo estaba en orden. El sistema de frenos, de la locomotora y del tren, normal. La totalidad de las previsiones andaban sospechosamente bien.

En José C. Paz el primer inconveniente. Los plantaron entre señales. Algo pasaba. La cana. Apareció la solidaridad de los compañeros avisados, auxiliares y ferroviarios que esperaban el paso del tren, estaban ahí por la dudas. Pasaron. Le libraron las vías. La jefatura ferroviaria estaba alertada. Impartía órdenes de detención. Nada más que eso. Nadie de la línea acataba. No escuchaban, había mucha descarga en los teléfonos. Nadie les daba bola.

Avanzaron, pero en la estación Pilar la policía de la provincia de Buenos Aires intentó pararlos. Los maquinistas mostraron sus credenciales que los habilitaba y tarjetas varias para el uso de vías que se habían agenciado. La policía estaba desorientada con tanta credencial. Intentaron hacer regresar la locomotora. Pero ocurrió lo que decía el Chiclets, los pasajeros intervinieron, era el último tren diagramado, y eso los hacía sentir mal, venían discutiendo entre el pasaje. Se calentaba el pasaje. Nadie miraba el paisaje. Por supuesto, entre los pasajeros, estaban los compañeros de apoyo que incentivaban la discusión: eran como setenta los ferrucas arriba del tren, de todos los gremios del riel, algunos políticos oportunistas que enancaron para las fotos, después se bajaron.

Descartar este servicio era como descartar la zona por donde circulaba. Eso significaba el desprecio por la gente de esa parte del territorio que se iba instalando, poco a poco. La protesta de los pasajeros era una manera de resistir, era resistir junto a los ferroviarios que no eran pocos.

Las oficinas de control trenes ubicadas en Palermo hacían trinar los teléfonos en forma compulsiva. En las estaciones, todos sordos. Se ganó esa pulseada. En todo el trayecto fue operando la solidaridad de ferroviarios, vecinos de los pueblos, de gente común llenaban los andenes. Situación que ni los políticos ni el gobierno podían impedir.

El tránsito de compañeros de los coches de pasajeros hacía la locomotora, era incesante. No paraban de hablar. Habían cambiado el lenguaje, ya no era soez, era puteador como corresponde, pero no grosero. Es que era mucha la alegría por la expropiación. Es que no era joda, nos habíamos afanado un tren con pasajeros y todo. Y a pesar de las órdenes de Control Trenes de pararnos, la solidaridad de los compañeros de toda la línea nos hacía proseguir. Era la complicidad de los trabajadores y el pueblo, sin ella, minga, nos hubieran parado. Fuera del afano, eso, era lo más valioso: la solidaridad. La locomotora se alimentaba a pura solidaridad, como si fuera un combustible renovable, en cada estación éste se renovaba: ¡qué hermosura! La solidaridad vence, nos une; ¡carajo qué si nos une!

—Ya estamos en Rufino, anunció el Dante.

—Hay muchas luces, y gente, mucha gente, y cana y la TV. —Juan contabilizaba el andén..
El tren se arrimó a la estación despacio, con precaución. Los lugareños ocupaban todo el andén. La locomotora como un felino, gruñendo, ronca de tanto andar, entró en zona, centellaron los faros con sus ojos gatunos, se iba a detener. Todo era precaución.

Había concejales en la estación esperando el arribo alertados por dirigentes ferroviarios del lugar. La policía Federal quería detener a los maquinistas. No pudieron. Más, la empresa resignada, autorizó el cambio de locomotora. La vieja locomotora de maniobras había cumplido, llegó a Rufino, no exhaló un último suspiro, sólo estaba cansada. Reemplazaron la vieja máquina. Todos los fraternales la despidieron con un beso en su carrocería; ¡sos una hembra de puta madre! Creo, digo, todos creyeron que ella sintió el afecto, la tibieza del agradecimiento, debe ser, por eso que nunca dejó de ronronear su cansado motor.

Arrancaron de nuevo, entre vivas y aliento popular. Todo parecía normal. La respiración se aquietó, la paciencia se asomó de nuevo, pero no mucho. Había muchos kilómetros aún por andar.
Diana, de voz ronca, fumaba y hablaba a la vez. No paraba. Alentaba a todos. No decaía nunca su firmeza ¡Qué mina la yoruga! Discutía con todos, es una ferroviaria consorte, no lo parecía: era ferroviaria.

Todo parecía rutina. Los andenes llenos de público de los pueblos. El tirar y recoger el palo staff de la vía libre, los gritos, los mensajes. El arco circular de la vía libre era recogido con suavidad, cubierto con papeles anudados, todos con soplos solidarios, ni una queja. La ansiedad de nuevo, aparecía como fenómeno nuevo, que no lo era.

—¡Ja! En algún momento nos van a detener…

—¿Vos crees?, si ya nos dejaron pasar por un montón de lugares, no lo creo…

—Este afano es un ejemplo de mierda…

—Pude haber contagio…, digo, en una de esas el ejemplo cunde.

—No nos van perdonar…

—Le devolvimos la tocada…

—Bueno, si así pensamos, no seamos giles… no nos descuidemos.

—Hay que estar preparado…

Así, de esa manera, se instaló esta conversación que ya era preocupación. La ansiedad de la llegada que tiene todo maquinista no estaba presente.
Esta preocupación era lo central: La represalia. Bueno, basta de charla, a prepararse, —sentenció el Dante.

—Hay que ser astutos. Ellos tienen la fuerza. Nosotros la picardía, la astucia, los compañeros, los vecinos de los pueblos…
—Deben estar calientes, le afanamos el tren en sus narices…
—¿Y los alcahuetes?
—Los van a echar a la mierda, que se jodan por buchones, son unos baratos…
Comenzaron, entre rueda y rueda de mate a cambiar ideas, de cómo no dejarse agarrar si nos paraban. Dedujeron que sería en una estación de una ciudad importante.

—¿Cuál?, ya hemos pasado unas cuantas.

—Sí, pero no tan importantes…

—La que viene es Villa Mercedes, es grande…

—Hay muchos compañeros… que saben de nosotros.

—Están avisados… y algo estarán preparando, confiemos.

—Seguro que están organizando algo, no se que, pero algo…

—Por las dudas, entremos en señales despacio, no sea que nos estén esperando…

No había aflicción, sólo la preocupación de no regalarse. Estaban total y absolutamente convencidos que este afano no era una aventura. Era un acto militante, resistente. Sobre eso nadie tenía una pizca de dudas.

Todas las miradas se pusieron en paralelo con el haz de luz de la locomotora. Era un vistazo cadenero, al lado del raudal principal. Querían llegar antes que el penetrante faro de la máquina. Oradar la oscuridad, ir más allá, percibir por anticipado la quietud de la luz de las señales. A los ojos rojizos por el cansancio se le sumaba el del esfuerzo, ese, el de fijarse que se movía entre las sombras. Se aplacaban las voces, quedó sólo lo gestual. Cansancio y preocupación.
Villa Mercedes podía ser un tapón. Comenzaron a prepararse. Acomodaron sus bolsos. Limpiaron el mate, se ajustaron la zapatillas —por la dudas— uno nunca sabe si hay que rajar, que no es cobardía. Alertaron a los setenta compañeros que iban de apoyo y éstos previnieron a los pasajeros: algo podía ocurrir. Muchos de los viajeros se exaltaron y aprobaron resistir la detención de los compañeros, o lo que sea. Se disciplinaron a los compañeros de vagón… con un: ¡para lo que gusten mandar!

A lo lejos se podía apreciar un aura circular amarillenta, era el reflejo de la ciudad. Nos estábamos acercando a Villa Mercedes. El Dante corrió la manivela, la sacó del punto ocho de aceleración y dejó que el tren se deslizara, sólo tomó con fuerza la palanca de los frenos. Se cambiaron la ropa de maquinistas, el verde caqui despareció.

Una poderosa linterna se movía en la señal de distancia, alertando con cambio de colores, que se debía aminorar la marcha. El Dante fue aplicando los frenos suavemente. Varias siluetas se dibujaban a pesar de las sombras, la tenue luz de las señales bajaban desde la altura marcando contraste con la silueta de los compañeros. Abrieron las puertas de la locomotora. Subieron dos de ellos.

—Está la gendarmería esperando. —dijeron, casi sin saludar.

—Los van a detener. —repitió otro, este sí, saludando

—Han bloqueado todo. El paso a nivel de entrada esta bloqueado…

—Los que manejaban deben irse, rajarse. En la otra señal hay cumpas esperando con unas camionetas.

—Sí, ¿pero quién ingresa el tren?
Todos mudos. Alguien debía arribar la formación con cuidado. Era un tren de pasajeros, no era joda. Todos mudos. Nadie quería caer en cana, pero nadie pensó en arrugar.
Una voz ronca sobresalió:

—Yo lo ingreso…

—¿Vos?

—Sí, yo, ¿qué hay?

—¿De dónde y con que herramientas…? —malhumorado, el Chiclets la increpó.

—Soy la compañera de Juan, y él me enseñó ¿cómo qué de dónde? —altanera y segura Diana, comenzó a cambiarse la ropa delante de todos.

—Dame un ambo verde, de cualquier talle, todos me van a quedar grandes.

Mudos, abrieron los bolsos los curtidos y templados maquinistas y le ofrecieron la ropa. Primero las olió, estaban hediondas de sudores. Todas le quedaban como bolsa, grandes de talle, se arremangó… y ahí no más estalló la risa.

—De que se ríen boludos. Movete, dejame tu lugar, —le dijo al Dante.

—Sí, mirá, tené cuidado… no terminó la oración. Diana se había sentado como una experimentada maquinista. Diana, la uruguaya tomó la conducción del tren. Uno a uno, los expropiadores, se fueron descolgando en medio de ahogadas risas…

Diana, con su pelo rubio al viento, con medio cuerpo afuera, fue arrimando el tren despacio, aplicó suavemente todos los frenos, en medio de aplausos. El andén estaba colmado. El pueblo agolpado aplaudía y gritaba. La Gendarmería intentó detenerla. Al no ver a los maquinistas la descuida y se corren al interior de los coches. Otros, suben al tren para detenerlos por si se encontraban entre los pasajeros. Ya no estaban. A Diana, los ferroviarios puntanos la tomaron del brazo, la soliviantaron, la cubrieron con un capote de lluvia de los cambistas y la hicieron invisible.

Muchas horas después, por turno, regresaban por distintos medios a la Capital, bien comidos, bebidos y bailados. Los compañeros de Villa Mercedes los festejaron en el Rotary Club, habían alquilado el quincho para un festejo, lugar impensado de ser buscado y de que los ferrucas fueran miembros. Bailaron. Los expropiadores bailaban, es decir, los maquinistas también bailan y cantan, en la lucha y en la alegría.
Regresando todos iban durmiendo. Todos tenían una mueca rara en ese dormir: se reían, regresaban en el mismo tren, pero de pasajeros.
Nunca los agarraron, los puntanos los hicieron inmateriales.

Al Dante y al Chiclets, los iban a procesar por “robo del tren”. Ferrocarriles Argentinos extendió la fecha de clausura del tren. En la Cámara de Diputados, radicales y de otros partidos presentaron un proyecto de resolución preguntando por el episodio y sobre el cierre del ramal.

Así luchaban los ferroviarios contra las privatizaciones. Estos hechos, desmienten, antes y ahora, a aquellos que dicen que nosotros los ferroviarios aceptamos en forma resignada este saqueo privatista. Esta fue una de las tantas maneras de resistir con todo el cuerpo social ferruca. La Resistencia Ferroviaria se hizo presente en todo momento, nunca desfalleció ni ante la perspectiva de una futura derrota. No nos vencieron. Esta derrota es parte de un mismo proceso de lucha, que prosigue, y que no me caben dudas: ganaremos. Ganaremos a pesar de las traiciones, de los conversos, de los vendidos por una moneda vil. Los ferroviarios somos parte de esa larga tradición de lucha de la clase obrera argentina. Años les costó a los explotadores pretender domesticar a la rebeldía popular, no pudieron. Por eso, todo germina de nuevo, y la clase obrera en forma particular, que en su dimensión dialéctica, siempre renace de sus cenizas, demostrando que no hay un fin, sino un recomienzo más dinámico. Dando así la respuesta más rotunda a ideólogos oficiales, reconvertidos, y a la cobardía intelectual de algunos.

Bueno, esta es una parte de la vida en el terraplén, la lucha continúa, la vida, la amistad y esas cosas invisibles de los terrapleneros.

—¿Y Juan?, como la ves. Es increíble. Nos afanamos un tren…

—Pero nosotros solos no, fuimos todos. Porque sino hubiera sido por todos, porque todos pusieron el pecho a la balas, no estaríamos en este lugar. Todos, es increíble, es así como lo decís vos.
Estoy emocionado —cuchareó el Dante mientras cebaba mate—, al principio me parecía una locura. Es que es una locura, una hermosa locura… somos todos locos.

—La locura es un placer que solo los locos conocen, decía un grafitti en Villa Mercedes enfrente de la estación, se acuerdan, decía el Dante.

—Sí, una locura resistente, —contestó Juan— militante. Es la contestación a la tocada. No se si vamos a ganar algo con esta patriada, pero la rebeldía ferroviaria quedará ratificada, no nos achicamos ante nadie, nunca, nunca… carajo, —estaba conmovido, no era para menos, se movió despacio hasta la ventanilla, sacó la cabeza. El viento lo estaba esperando como una fresca caricia lo recibió, lo envolvió. El, el Juan se dejó estar por un buen rato, esa corriente húmeda lo calmó, el alma se le fue aquietando, pero el corazón seguía bramando, no era para menos; el Juan venía de ser miembro del Comité de Enlace de la Huelga del 91, de ponerle el pecho sin claudicaciones, junto a otros, de rechazar en conjunto coimas y prebendas. ¡Cuánto coraje, qué altruismo! ¡Qué lo parió! Frente a tanta corruptela y mediocridad reinante. Es que eran hijos de la clase obrera. Y eso no era joda.

—Juan, chupate un mate. Entrá la cabeza, vení, todos estamos igual… es mucha la tensión, todo es mucho, pero bueno, los cumpas nos señalaron a nosotros, y aquí estamos, dale, chupá el fierro, dale al mate, agarrá la palancas, así me asomo ahora me toca a mí, voy a saludar al viento ferroviario, tengo la cabeza caliente ¡qué noche, mirá como nos junan la estrellas!

—No es para menos, nos afanamos un tren, pero no para asaltarlo, sino de puro rebeldes, de puros enculados, ¡como nos van a tocar así porque sí! —el Dante le extendía el mate y le daba el lugar del conductor, con una palmada en el rostro de yapa, con su mano tiznada de grasa llena de ternura.

El traqueteo del tren era normal. En cada entrada a las estaciones aminoraban la marcha, gente en el andén, había que tirar la vía libre con cuidado y recibir la otra. Mensajes, papelitos solidarios…Que de sensaciones. Cada uno con la suya, y éstas que se mezclaban con las del otro. Esta vez nos escuchábamos, no eran los diálogos nerviosos de la Seccional. ¡Qué manera de interrumpirnos entre nosotros! Estábamos locos por la impotencia de no saber como contestar a tanta mierda que nos rodeaba.

14 de noviembre de 2017

Formosa: "Museo Ferroviario Ferrocarril Belgrano" usurpado y tomado por la municipalidad local

Cartas de Lectores

Señor Director de Crónica Ferroviaria

Me dirijo a usted para informarle que hoy me embarga una profunda tristeza, pues me han sacado lo que era para mí un gran tesoro, un lugar donde transité más de 30 años de servicio ferroviario y que hoy, convertido en Museo, repartía nuestra historia a quienes nos visitaban; estudiantes de los tres niveles, turistas y familiares de ferroviarios.





Ya resistí varios embates, Marcelo "alias Chito" Sánchez con un grupo de tres personas de Seguridad Municipal amenazaron mi integridad física al no querer entregarles el Museo Ferroviario para convertirlo en sus oficinas. Tomaron el Taller de Vías y Obras y el edificio de los Almacenes del ferrocarril y siempre la amenaza que me iban a desalojar. Los días sábado y domingo pasado usurpan y ocupan el "MUSEO". 



Ahora sólo quiero pedirles perdón a las personas que me donaron sus pertenencias más preciadas, a don "Acho" Fernández, que nos dio sus gorras y la máquina de picar boletos; a Dionisia Noni Farias, que nos donó el certificado de conducción de su esposo y la locomotora utilizada en su último cumpleaños; al señor León que nos dio sus herramientas, fragua, faroles, ventilador y otros objetos que no recuerdo; a doña Ángela que cedió tantos libros interesantes y valiosos; a Teodoro Rodas, que nos regaló la Bandera Nacional y que flameaba en el Museo, como así también a tantas otras personas que nos trajeron fotografías de sus familiares.


Ahora no se qué destino le darán a todo ese material que es la historia ferroviaria misma de nuestra zona y a todas mis pertenencias personales que quedaron allí. 

Cuantos amigos que me traicionaron en el camino, para que dar sus nombres, que los juzgue su conciencia, ahora saldrán a decir muchas cosas en mi contra, Dios está conmigo. Atentamente.
Félix Manuel Díaz
Formosa

17 de octubre de 2017

A 100 años de la sangrienta huelga ferroviaria en la Argentina

Historia Ferroviaria

Por Rubén Lloveras

Se cumple el primer centenario. Un 17 de octubre de 1917, luego de una trágica huelga que dejó 19 muertos, los ferroviarios conseguíamos nuestro primero Convenio Colectivo de Trabajo.

1. Jornada de trabajo de 8 horas para todo el personal de trenes de pasajeros y maniobras. Los de vías y obras afiliados a la FOF, también obtienen las 8 horas en vez del horario de sol a sol que tiene actualmente. En los trenes mixtos se trabajará 9 horas en lugar de las 10 actuales.


2. Los trenes de carga trabajarán 10 horas contras las 12 y 14 horas de la actualidad.

3. El personal de oficinas y los telegrafistas de las centrales y cabeceras, trabajarán 6 horas, actualmente trabajan más de 10.

4. Las estaciones de poco tráfico trabajarán 12 y 10 horas de servicio discontinuo según las exigencias propias de cada estación. Las estaciones de mucho tráfico solo 8 horas. En todo servicio mayor de 10 horas está comprendido el tiempo para comidas.

5. El trabajo extraordinario será abonado con un 50% de aumento de día y un 100% si es nocturno. Nada de esto hay en la actualidad.

6. Descanso semanal con goce de sueldo.

7. Licencia anual de 15 días. Hasta hoy la licencia era privativa pues unas empresas daban cinco días, otras ocho y algunas diez. Hay pues un adelanto en este punto como en los anteriores.

8. Se uniforma el pago por enfermedad.

9. Los salarios, que estaban estancados desde hace numerosos años tienen aumento proporcional con el agregado de que queda abolido el régimen de las multas, con lo cual se hacen más efectivos y mejores los sueldos y salarios.

10. Readmisión de los huelguistas de 1912 y de los exonerados sin causa justificada.

11. Acatamiento por parte de las empresas, de la parte económica de la ley de jubilaciones y pensiones.

12. Libertad de todos los huelguistas detenidos, siempre que no se encontraran a disposición del juez.

19 de julio de 2017

Vacaciones de invierno a puro ritmo en el Museo Nacional Ferroviario

Instituciones

Redacción Crónica Ferroviaria

El Museo Nacional Ferroviario, ofrece un recorrido histórico y cultural por la historia de los trenes en Argentina, que es de interés tanto para grandes como para chicos, y que incluye, entre sus atracciones, la visita a los coches históricos.


Durante estas vacaciones de invierno, además de la visita guiada habitual, ofrece distintas actividades gratuitas para divertirse en familia o con amigos.
De lunes a viernes a las 15, habrá un taller creativo de percusión para chicos, “Al Toque”, donde los participantes aprenderán a tocar con instrumentos hechos de materiales reciclables.

El sábado 29 de julio, el plato fuerte de estas vacaciones: un show musical a cargo de la compañía Valor Vereda, para chicos de todas las edades, donde les enseñarán un conjuro para vencer los miedos.

Además, hasta el 22 de julio, los visitantes podrán jugar a ser maquinistas en una maqueta de ferromodelismo con trenes en miniatura.

Acercate al MNF, Av. del Libertador 405, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, del 15 al 30 de julio.

La entrada al museo, el taller y el espectáculo musical son totalmente gratuitos.

20 de abril de 2017

Dietrich, ¿no le parece mucha exageración?

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

En estos días hemos escuchado declaraciones a la prensa del señor Ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, que dijo: “Estamos liderando la renovación más importante en los más de 150 años de historia del ferrocarril de cargas del país (?), comenzando por el noroeste del país. La renovación del ferrocarril de cargas es una prioridad de nuestro gobierno; y la reactivación de este tren desde Jujuy a la zona portuaria de Rosario es un aporte fundamental al desarrollo de las economías regionales que busca fomentar el Plan Belgrano” 

Ministerio de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich

Desde Crónica Ferroviaria creemos que lo expresado por el señor Ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, con relación a que la renovación de la infraestructura de vía en la Línea Belgrano es la obra más importante en 150 años, creemos que este señor está muy mal asesorado, por lo tanto lo hacen mentir o no sabe nada de historia ferroviaria. Le aconsejamos, con nuestra mayor humildad, tenga asesores que sepan de este medio de transporte y no le hagan decir estupideces y engañar a la gente con slogan publicitarios que son más bien para una campaña electoral. Una lástima.

30 de marzo de 2017

Desidia puede asociarse a la dejadez, la indolencia, el desgano y el desinterés sobre la historia ferroviaria

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

Cuántas veces desde las páginas de Crónica Ferroviaria hemos realizado denuncias sobre el abandono, no sólo del material ferroviario de actualidad, sino también, al correspondiente a lo que hace al acervo histórico ferroviario.





Ya desde el año 2015 pedíamos a las autoridades correspondientes de ese entonces que tenían en su poder el resguardar y cuidar celosamente nuestro material histórico ferroviario, con nota titulada  "La "Patria" descuidada" ( http://wwwcronicaferroviaria.blogspot.com.ar/2015/09/la-patria-descuidada.html) del día 07 de Septiembre de 2015, como también a las actuales de ADIFSE con nota La "Patria" necesita ser exhibida (http://wwwcronicaferroviaria.blogspot.com.ar/2016/05/la-patria-necesita-ser-mostrada.html) del 18 de Mayo de 2016, en la que expresábamos, entre otras cosas, lo siguiente:

"Esta joya de nuestro acervo ferroviario, como es la locomotora "Patria" que fuera fabricada en Francia en el año 1888 y que llegara al país ocho años después y que prestara servicio hasta el año 1912 en el Ferrocarril Oeste (Línea Sarmiento), y que luego pasó a manos de Cuerpo de Batalla N° 6 de Campo de Mayo, tendría que estar ubicada para su exposición en el hall central de la estación Retiro (Mitre) cubierta con una especie de vitrina que la separe de quienes puedan hacerle daño, a la vez que estaría debidamente protegida".

"Muchos países en todo el mundo, y con mucha menos historia ferroviaria que el nuestro, protegen sus reliquias mediante la ubicación en museos debidamente protegidos y cuidados como corresponde, nosotros seremos uno de los pocos que dejamos abandonados a su suerte toda nuestra historia ferroviaria. Si no es por las asociaciones, como por ejemplo el Ferroclub Argentinos, entre otros, que con el esfuerzo “ad honorem”  de sus socios y por el amor que sienten por el ferrocarril recuperan y restauran material ferroviario histórico, hoy no tendríamos vehículos que mostrar a las generaciones actuales y por venir".






Para tristeza de todos nosotros, en el día de la fecha recibimos una cantidad de fotografías de lectores en la que nos muestran que la desidia de quienes tienen el deber de resguardar nuestra historia ferroviaria está muy bien asociada con la dejadez, la indolencia, el desgano, el desinterés y la negligencia.






Ya da mucha bronca observar todo este material ferroviario histórico abandonado a su suerte en la Playa de Maniobras Retiro pegado al dock donde se encuentra el Museo Nacional Ferroviario, sin que nadie de los que tienen a su cargo su resguardo haga algo para su protección y su mantenimiento.

Sobre esto alguien tiene que parar la mano. No puede ser que no se tenga un lugar físico de resguardo para ese material tan importante, con la cantidad de lugares que se pueden reacondicionar para su exposición, y no dejarlos abandonados para que el tiempo y manos ajenas lo vayan degradando para que de una vez por todas desaparezca nuestra historia ferroviaria.




Este material histórico ferroviario se encuentra ubicado en playa de maniobras Retiro pegado al Dock donde se encuentra el Museo Histórico Ferroviario

Esto es muy grave y alguien deberá tomar cartas en el asunto, de lo contrario creeremos que es una política preestablecida para la destrucción de nuestros ferrocarriles.

"Un pueblo que olvida su pasado, sus raíces, no tiene futuro. Es un pueblo seco". Papa Francisco I