EXTERIOR
El presidente Mujica confirmó en dos oportunidades recientes que el
salvataje estará en manos del gigante asiático.
Después de largos meses de silencio sobre la anunciada inversión de
China para revivir el mortecino sistema ferroviario, el presidente Mujica
confirmó en dos oportunidades recientes que el salvataje estará en manos del
gigante asiático. Hace pocos días reiteró su adelanto de comienzos de enero de
que, bajo un convenio suscrito por los gobiernos de ambos países, una empresa
privada china instalará en nuestro territorio “un gran complejo fabril”, como
comienzo de “la solución del problema ferroviario”. Mujica explicó que esa
planta producirá material rodante, además de vías y durmientes. Pero confunde
un tanto que, al mismo tiempo, AFE pida al gobierno que le garantice un
préstamo ya concedido por la Corporación Andina de Fomento por US$ 45 millones,
para adquirir también material rodante.
Por un lado, no parece procedente que, después de haberse quemado los
dedos con Pluna, el Estado vuelva a garantizar créditos externos de una empresa
que operará bajo el derecho privado. Por otro, no queda claro por qué la
empresa operadora del servicio, que surgirá de la división de AFE en dos compañías,
deberá comprar material rodante que también producirá la planta china. La
posible explicación es que la empresa china no intervenga en forma alguna en la
operativa ferroviaria, al limitarse a fabricar trenes y vías para vendérselos a
la empresa estatal. Si tal fuera el caso, la inversión china no parece
justificarse para el volumen comparativamente menor de materiales que se
necesitarán para restaurar el sistema uruguayo.
Dada la firmeza de los anuncios del presidente, es conveniente, para
disipar las dudas e incertidumbres que rodean el tema, que el gobierno detalle
cuanto antes las características de la presencia china en el área ferroviaria.
El ofrecimiento original de China fue hacerse cargo de la totalidad del trabajo
de recuperación de los servicios, en un año si lo hacía con personal propio o
en tres si debía descansar en mano de obra uruguaya. Ambas propuestas quedaron
en la nada por oposición sindical y de la propia AFE. Se confirmó, en cambio,
la división de AFE: el ente quedó a cargo solo de la infraestructura y
transfirió todas las operaciones de transporte y mantenimiento a otra empresa
estatal, formada por AFE y la Corporación Nacional para el Desarrollo, pero que
funcionará bajo el derecho privado.
La definición del tema urge cada día más, después de largos años de
dilaciones pese a ser uno de los objetivos más empeñosos de Mujica. Los
actuales ingresos de AFE no alcanzan ni para pagar los sueldos de su plantilla,
lo que acrecienta su déficit operativo.
La pobreza actual del servicio, lento por el estado calamitoso de la
mayor parte de las vías y por material rodante obsoleto, ha determinado que
caiga mes a mes el transporte de cargas, tanto desde como hacia el interior del
país. La reducción sostenida del volumen de cargas transportadas por tren
comenzó hace meses y se acentuó en diciembre y enero.
Pero disponer de un ferrocarril medianamente eficiente es vital para el
transporte de madera, productos agrícolas y de otra vasta gama de rubros,
incluyendo el intercambio comercial con países vecinos. Su ausencia ha obligado
a encarrilar las cargas por el sistema vial, cuyo deterioro por el tráfico de
camiones se agravará rápidamente si el gobierno no aclara finalmente quién,
cómo y cuándo recuperará el ferrocarril. ElObservador.ur
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