EXTERIOR
Un enorme mural cubre los nuevos coches de Renfe, que esperan su
traslado a un taller de Valladolid para su puesta a punto
Los trenes son un filón para los maestros del grafiti. La adrenalina que
supone cubrirlos de pintadas sin que los guardias de seguridad se percaten o
hacerlo cuando están en movimiento convierte a muchos convoyes en víctimas
constantes de los ataques de los grafiteros. Pero si se dejan a la intemperie y
en aparente situación de abandono, aumentan las posibilidades de que los
amantes de este arte urbano los pinten a su antojo y plasmen para la posteridad
sus dotes con el aerosol.
Así ha sucedido en Santurtzi, donde tres antiguos ferrocarriles de
Cercanías de Renfe permanecen estacionados desde hace dos años junto a las vías
y se han convertido en un colosal mural que los grafiteros han llenado de
expresiones artísticas de lo más variopintas. Desde sus firmas personales hasta
coloridas composiciones abstractas que sólo ellos son capaces de imaginar, no
han dejado pasar la oportunidad de 'ir de misión' -como se llama en el mundillo
a pintar de manera ilegal- y adornar con grafitis unos vagones que componen ya
una estampa muy singular del Puerto de Bilbao observado desde el mirador del
Parque de la Sardinera.
Se trata de tres convoyes unidos entre sí que suman, entre locomotoras y
coches, un total de nueve coches. Las unidades se encuentran aparcadas y en
desuso en un lateral de la vía que une la zona portuaria y la estación de
pasajeros de Renfe de la localidad marinera. Según explican fuentes de la
empresa ferroviaria, fueron trasladadas a este punto hace seis meses después de
que el Ayuntamiento solicitara su retirada de los aledaños de la terminal
central de Cercanías, donde habían permanecido estacionadas un año y medio
antes. «Como no tenemos un lugar donde guardarlos, optamos por ubicarlos en una
zona más apartada», explicó un portavoz de la compañía en Bizkaia.
Una factura de 34.500 euros
Eliminar las pintadas de los trenes costará 34.500 euros, según informan
las mismas fuentes. Con anterioridad cubrieron el servicio de Cercanías entre
Bilbao y Santurtzi. Pese a todavía están en buenas condiciones, la política de
la compañía establece que cuando el contador alcanza el millón de kilómetros
recorrido la maquinaria queda obsoleta y es necesario proceder a su renovación.
Por ello, los convoyes se encuentran en la playa de vías a la espera de ser
trasladados «este mismo año» a un taller en Valladolid donde técnicos de la
firma procederán a su reparación. «Para no ocupar espacio ni gastar energía, se
tienen en la calle», subrayaron.
Las unidades irán remolcadas por una máquina como las que se emplean
tanto en trenes de viajeros como de mercancías. «Aún no sabemos cuándo se
retirarán ni si lo van a hacer de uno en uno o los tres a la vez», añadieron
las fuentes consultadas. Ya en el taller, se instalará una nueva maquinaria, se
renovará la decoración interior de los vagones y se eliminará la pintura de los
grafitis. Esta última operación costará cerca de 11.500 euros por tren.
Pero los remodelados convoyes ya no serán un foco de atracción para los
grafiteros. Desde 2003, la compañía pinta sus trenes con una pintura especial
anti-grafiti que permite que las pintadas no cuajen. Se trata de una laca
adicional en la pintura exterior de cada vagón fabricada con silicona, lo que
hace que ningún poro quede vacío y se pueda rellenar con rotulador u otros
elementos utilizados en composiciones de este tipo. Después del lavado de cara,
los trenes volverán a entrar en servicio en un lugar aún por determinar, pues
dependerá de las necesidades de la compañía. «Renfe va rotando los trenes.
Pueden volver a Bizkaia u operar en Barcelona», explicaron desde la
empresa.ElCorreo.com