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Así lo
advirtió el titular de la
Auditoría General de la Nación, el organismo que había advertido sobre el
colapso del sistema ferroviario antes del choque en la estación de Once
La Auditoría General de la Nación alertó, pocos meses
antes de producirse el sinistro de estación Once, donde murieron 51 personas,
que el sistema ferroviario se encontraba en un estado calamitoso y, por ende,
que iba a suceder lo que finalmente sucedió. Las autoridades K, fiel a sus
estilo, miraron para otro lado y siguieron con sus oscuros negocios.
Pasó un año y
medio de ese triste episodio, y el titular de la AGN, Leandro Despouy, volvió a hacer un severo
llamado de atención. Concretamente, denunció que existe un "deterioro
mayor" al de la década menemista en el servicio público de transporte al
señalar que los usuarios "viajan mal" y con "mucho riesgo".
En otras palabras, se confirma lo que tantas veces se publicó en este diario:
todos los anuncios realizados por el gobierno, luego del choque de Once, fueron
sólo un simple maquillaje. Solamente se pintaron las paredes de algunas
estaciones, mientras la calidad del servicio es cada vez más deficiente.
Despouy, titular de la Auditoría General de la Nación
La última
puesta en escena fue el anuncio de la supuesta estatización de distintos
ramales, como el Roca (que llega a La Plata), que es más de lo
mismo. En definitiva, lo que el Estado esta administrando son fierros viejos y
oxidados. Y no esta prevista ninguna inversión de importancia (que no sean
subsidios) que permita avizorar, en el futuro cercano, un cambio de rumbo.
Despouy
sostuvo que “hay una ausencia de la cultura del control en la Argentina muy marcada y
eso se expresa en casi todos lo ámbitos en los que uno tiene competencia”.
También lamentó los actos de "corrupción".
En este
sentido, apuntó que "hay resortes que hacen que prácticamente el
presupuesto que se ejecuta es muy distinto al que se aprueba".
El titular de
la Auditoría
advirtió que en la actualidad "está en boga" la falta de control
respecto a los servicios públicos y señaló que persiste “en un momento en el
que los servicios públicos presentan una enorme deficiencia desde el punto de
vista de la prestación”.
Recordó que
"las privatizaciones" de los servicios que se llevaron a cabo en la
gestión menemista se realizaron de una "manera salvaje, casi sin ninguna
racionalidad usuaria. Un poco con la racionalidad de achicar el Estado, de que
los empresarios puedan hacer algunos negocios”. Y lamentó que “el usuario como
tal fue bastante desconocido”.
Despouy
consideró que "en este momento estamos en una fase de mayor
deterioro". Y, en este marco,
señaló la "pésima calidad de servicio y las condiciones de inseguridad son
tan grandes que ya hay una doble problemática. Una, que se viaja mal. Pero,
además con muchísimo riesgo. Esto es lo que, de alguna manera, ha marcado la
creciente decadencia de la prestación de los servicios".
El auditor
concluyó que "no se pueden aplicar tantos fondos como los que aplica el
Estado" como los destinados a los ferrocarriles "sin que exista una
rendición de cuentas".
La corrupción en el sistema
Consultado
sobre los casos de corrupción, Despouy señaló que “la ciudadanía tiene un alto
nivel de percepción de corrupción”, que, consideró, “tiene una explicación
sobre todo en la forma en la que se han deteriorado las áreas en las que el
Estado mas pone (dinero)”, como los “servicios públicos”.
En esa área,
continuó, “se produce ese doble fenómeno: hay grandes sumas de dinero pero al
mismo tiempo disminuye la calidad pero se agravan los accidentes, las
situaciones de riesgo que están creciendo".
"Sobre
todo cuando se verifica que los mismos empresarios que benefician esos fondos
aparecen como vinculados o relacionados con altos funcionarios",
finalizó.DiarioELDIA