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Para un
médico de la empresa, el motorman tuvo "sueño blanco" provocado por
una "resaca"
En una nueva
estrategia de defensa, TBA -empresa concesionaria del ferrocarril Sarmiento-
aseguró ante la Justicia
que el accidente ferroviario donde murieron 51 personas el 22 de febrero en
Once no sólo ocurrió porque el maquinista Marcos Córdoba no frenó, sino también
porque el motorman había bebido alcohol y estuvo inconsciente en los últimos
segundos antes de chocar.
TBA presentó
el viernes pasado al juez federal Claudio Bonadio copia del sumario
administrativo interno en el que se destaca el informe del coordinador médico
del Servicio de Salud ocupacional de TBA, el médico legista Héctor Daniel
Bello, al que accedió LA
NACION.
Momentos cuando sacan de la cabina al conductor de la formación
El
facultativo firmó un informe que concluye que Córdoba padeció un cuadro de
"sueño blanco, que sumiéndolo por unos segundos en un estado de
inconsciencia le imposibilitó el correcto desempeño y la aplicación de las
normas de conducción para las que estaba capacitado".
La evidencia
de que Córdoba padeció el "sueño blanco" -según el médico- es que
durante 39 segundos el tren anduvo a la deriva antes de chocar, sin frenar ni
acelerar, que en las lesiones que exhibió el motorman no se advierten señales
de autoprotección al momento del choque y que conducía con el parasol bajo para
evitar ser encandilado por el sol.
Dijo el
médico Bello que Córdoba podía tener resaca y que eso, sumado a la monotonía
sonora del tren, su inactividad en la cabina y la disminución de la luz en el
habitáculo, pudo determinar el "sueño blanco". El médico habló de un
efecto similar a una "canción de cuna" que provoca "somnolencia
y adormecimiento".
Sin embargo,
dos peritajes incorporados a la causa determinaron que el nivel de alcohol en
la sangre de Córdoba, medido dos horas después del accidente, fue cero. Y así
lo declaró bajo juramento el bioquímico Carlos Gandini.
No obstante,
el médico Bello cuestionó esos resultados. Dijo que el segundo análisis se
realizó cuando ya el cuerpo había metabolizado el eventual alcohol que pudiera
haber ingerido el maquinista.
Y con
respecto al primer dosaje, explicó que se realizó con un aparato cuyo umbral de
sensibilidad es de 0,13 mg/dl, y el protocolo determina que si es medido un
valor menor es informado como cero. Bello opinó que el bioquímico Gandini
estaba equivocado cuando dijo que el maquinista tenía cero alcohol en sangre,
pues podría haber tenido hasta 0,13mg/dl, aseguró.
Basándose en
esa cifra hizo cálculos mediante los cuales dedujo que a la hora en que Córdoba
tomó el servicio debía tener entre 0,46g/l y 0,65g/l de alcohol en sangre y al
momento del accidente entre 0,36 g/l y 0,50g/l. Este último es el límite legal
para conducir un auto. En los conductores profesionales siempre debe ser cero.
Con estas
deducciones es que el médico llega a la conclusión de que Córdoba estaba
alcoholizado, que no había dormido lo suficiente y que sufrió el "sueño
blanco".
En este
sentido, el viernes y ayer fueron indagados por el juez Bonadio más directores
de TBA acusados de ser responsables del accidente. Guillermo D'Abenigno y
Gustavo Martín Zeni Jaunsaras presentaron ayer escritos al juez y no
respondieron preguntas. D'Abenigno, gerente de Tecnología, afirmó que la
cantidad de pasajeros en el tren "no excedía las recomendaciones del
fabricante" y que la incidencia de la infraestructura (vías coches,
señales) en el accidente "ha sido nula".
Zeni
Jaunsaras, por su parte, argumentó que como director suplente de TBA designado
en 2010, nunca asumió la titularidad del cargo.LaNación
El Tren del
Clamor, de los familiares de las víctimas, se reunirá hoy. Foto: Hernán Zenteno