Historia Ferroviaria
Hace unos 53 años, en la estación de trenes frente a la plaza Alberdi, una locomotora del Ferrocarril Mitre no logró frenar, avanzó por las escaleras de acceso de la estación y terminó en la vía pública. Ese día, Tucumán se convirtió en noticia mundial, justo cuando comenzaba la Guerra de Vietnam.
Juan Luis Serra era apenas un niño esa mañana del 1 de febrero de 1965 que quedó grabada en la memoria de los tucumanos que hoy pintan canas. Es que al tren le fallaron los frenos y no paró. El conductor había logrado avisar que la máquina venía imparable. Y, al llegar a la estación, hizo destrozos. Sin embargo, muchos hablan de milagro: no hubo víctimas fatales.
"Estábamos todos acá, jugando en la vereda, cuando de golpe esa mañana de febrero del 65 sentimos un ruido tremendo, nos damos vuelta para mirar hacia el ferrocarril y vemos una nube tremenda. Bajó la tierrita y apareció la máquina del ferrocarril en medio de la calle", relata Serra, quien fue testigo de aquel día inolvidable.
"El maquinista, 30 o 40 kilómetros antes había avisado en la estación. ‘El tren viene alzado’, dijo el maquinista. Alzado es que viene a velocidad y no se lo podía frenar”, recuerda frente a la cámara de el tucumano. “El tren entró a la estación a 30 kilómetros por hora; por supuesto, arrasó todo, tiró al paragolpe, rompió un kiosco, bajó por la escalera y salió al frente. Salimos todos corriendo a ver qué pasaba", detalla como si fuera ayer.
Además, destaca que lo impresionante es que el tren salió hasta la calle Corrientes sin ningún tipo de víctima. "Salió derecho el tren, no sé si en algún lugar del mundo ocurrió esto”, destaca, todavía asombrado. “Lo que sí recuerdo es que empezaba la Guerra de Vietnam. Entonces, los titulares de los diarios decían 'Estados Unidos bombardeó Vietnam y en Tucumán un tren salió hasta la mitad de la calle' O sea, éramos noticia mundial, fue fantástico", prosigue.
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https://www.facebook.com/ eltucumanoOK/videos/ 1073532326157368/
Serra describe el changuerío que había sido testigo de lo ocurrido, cómo abordaban a los turistas que llegaban. “’Señor, yo le cuento’. Y bueno, siempre nos tiraban alguna moneda”, agrega. También recuerda de esos días que los martes y jueves llegaban santiagueñas en el tren y armaban una feria. “Ponían sus quesillos, sus patay, sus catitas, sus tortugas”, detalla.
”Después, en la plaza se vendía todo tipo de baratija. En aquella época para hacer atractiva la venta el vendedor venía con un mono, con una víbora, entonces toda la gente venía a ver la víbora, el mono y de paso el tipo le vendía un peine, un pañuelo”, describe.
En estos días
“A mí me gusta el tren, pero tienen que mejorar más los horarios, son como 30 horas que uno dice, ‘uh cuándo va a llegar’”, cuenta un pasajero a eltucumano. “La verdad que lo disfruto mucho a pesar que son muchas horas, el servicio es excelente y de hecho lo disfruto más que en avión, que me da un poco de miedo y el colectivo”, agrega una joven que hizo el viaje por las vías que unen a Buenos Aires con Tucumán. “Hay mucha higiene, no como antes”, celebra otra mujer.
Sin embargo, a Serra lo invade la melancolía. “Ver la estación me produce una tremenda tristeza porque veo algo que está semimuerto cuando fue algo que tuvo vida las 24 horas del día. Espero que la cosa cambie no, porque además el ferrocarril era el gran transportador de gente y de historia”, anhela.ElTucumano.com
Hace unos 53 años, en la estación de trenes frente a la plaza Alberdi, una locomotora del Ferrocarril Mitre no logró frenar, avanzó por las escaleras de acceso de la estación y terminó en la vía pública. Ese día, Tucumán se convirtió en noticia mundial, justo cuando comenzaba la Guerra de Vietnam.
Juan Luis Serra era apenas un niño esa mañana del 1 de febrero de 1965 que quedó grabada en la memoria de los tucumanos que hoy pintan canas. Es que al tren le fallaron los frenos y no paró. El conductor había logrado avisar que la máquina venía imparable. Y, al llegar a la estación, hizo destrozos. Sin embargo, muchos hablan de milagro: no hubo víctimas fatales.
El tren, luego de atravesar la fachada de la estación. (Crédito: Captura de imagen de vídeo filmado por Gerardo Vallejo)
"Estábamos todos acá, jugando en la vereda, cuando de golpe esa mañana de febrero del 65 sentimos un ruido tremendo, nos damos vuelta para mirar hacia el ferrocarril y vemos una nube tremenda. Bajó la tierrita y apareció la máquina del ferrocarril en medio de la calle", relata Serra, quien fue testigo de aquel día inolvidable.
"El maquinista, 30 o 40 kilómetros antes había avisado en la estación. ‘El tren viene alzado’, dijo el maquinista. Alzado es que viene a velocidad y no se lo podía frenar”, recuerda frente a la cámara de el tucumano. “El tren entró a la estación a 30 kilómetros por hora; por supuesto, arrasó todo, tiró al paragolpe, rompió un kiosco, bajó por la escalera y salió al frente. Salimos todos corriendo a ver qué pasaba", detalla como si fuera ayer.
Además, destaca que lo impresionante es que el tren salió hasta la calle Corrientes sin ningún tipo de víctima. "Salió derecho el tren, no sé si en algún lugar del mundo ocurrió esto”, destaca, todavía asombrado. “Lo que sí recuerdo es que empezaba la Guerra de Vietnam. Entonces, los titulares de los diarios decían 'Estados Unidos bombardeó Vietnam y en Tucumán un tren salió hasta la mitad de la calle' O sea, éramos noticia mundial, fue fantástico", prosigue.
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Serra describe el changuerío que había sido testigo de lo ocurrido, cómo abordaban a los turistas que llegaban. “’Señor, yo le cuento’. Y bueno, siempre nos tiraban alguna moneda”, agrega. También recuerda de esos días que los martes y jueves llegaban santiagueñas en el tren y armaban una feria. “Ponían sus quesillos, sus patay, sus catitas, sus tortugas”, detalla.
”Después, en la plaza se vendía todo tipo de baratija. En aquella época para hacer atractiva la venta el vendedor venía con un mono, con una víbora, entonces toda la gente venía a ver la víbora, el mono y de paso el tipo le vendía un peine, un pañuelo”, describe.
En estos días
“A mí me gusta el tren, pero tienen que mejorar más los horarios, son como 30 horas que uno dice, ‘uh cuándo va a llegar’”, cuenta un pasajero a eltucumano. “La verdad que lo disfruto mucho a pesar que son muchas horas, el servicio es excelente y de hecho lo disfruto más que en avión, que me da un poco de miedo y el colectivo”, agrega una joven que hizo el viaje por las vías que unen a Buenos Aires con Tucumán. “Hay mucha higiene, no como antes”, celebra otra mujer.
Sin embargo, a Serra lo invade la melancolía. “Ver la estación me produce una tremenda tristeza porque veo algo que está semimuerto cuando fue algo que tuvo vida las 24 horas del día. Espero que la cosa cambie no, porque además el ferrocarril era el gran transportador de gente y de historia”, anhela.ElTucumano.com