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El
directivo dijo que hubo “una grave negligencia conductiva” por parte del conductor
del tren que protagonizó el accidente. El fiscal, en cambio, sostiene que hubo
una mala organización del servicio por parte de la empresa y el Estado.
El
vicepresidente de Trenes de Buenos Aires (TBA), la empresa que tiene la
concesión de la ex línea Sarmiento, prestó declaración indagatoria ayer en la
causa por la tragedia de Once. Ante el juez federal Claudio Bonadío, el
directivo planteó de forma frontal que “el único uso impropio del material
rodante fue realizado por el conductor de la formación chapa 16” que chocó en la estación
terminal. Jorge Alberto de los Reyes fue tajante en su declaración: “La
conclusión es que nos encontramos ante un claro supuesto de grave negligencia
conductiva en cabeza del conductor. Lo claro, lo concreto, lo real, es que el
tren no frenó porque el conductor no accionó el sistema de frenado”. Como ya
adelantó este diario, la posición de TBA –en base a la pericia mecánica– es que
los frenos andaban y que el conductor o se quedó dormido o se desmayó. Del otro
lado, el fiscal, el maquinista y su gremio, La Fraternidad, sostienen
que existió “una organización” deficiente del servicio, lo que derivó en un mal
uso del material rodante y la infraestructura, con lo cual no se ofreció un
servicio seguro y confiable.
Momentos cuando los bomberos y rescatistas sacan de entre los hierros retorcidos al conductor de la formación accidentada
De
los Reyes, asistido por su defensor Martín Clemente, presentó un escrito y
además se prestó a responder las preguntas del juez Bonadío. Además de
vicepresidente, es gerente de Ingeniería y Obras de Inversión. Su postura puso
en negro sobre blanco la posición de TBA:
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“La pericia mecánica, firmada en conformidad por todos los peritos
intervinientes, informa sin discusiones que se trató de un caso de grave
negligencia conductiva”.
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“La pericia dice, sin disensos, que no se encontraron evidencias de falla o mal
funcionamiento de los sistemas de freno de la formación”.
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“Con una correcta práctica de manejo, con solo soltar el hongo del dispositivo
de hombre muerto, la formación se detendría de la forma más urgente”.
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“De los puntos transcriptos surge claramente que el sistema de frenos
funcionaba, que el sistema de hombre muerto funcionaba”.
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“Tan solo con ello se echa por tierra el contenido de la declaración
indagatoria del conductor de la formación siniestrada, quien indicó que ni los
frenos ni la válvula de emergencia le respondieron”.
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“Desconozco qué es lo que pasó en los momentos previos al choque, pero aun si
el conductor estuvo impedido de accionar el freno, el tren hubiera continuado
de la misma manera porque él desactivó el mencionado sistema de hombre muerto”.
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“Lo concreto, lo real, es que el tren no frenó porque el conductor no accionó
el sistema de frenado. En conclusión, niego toda participación en el hecho del
accidente, que es patrimonio exclusivo del conductor”.
Como
era de prever, en la causa judicial se instala rápidamente la polémica. TBA
dice que las muertes y heridos se produjeron por responsabilidad del
maquinista, Marcos Antonio Córdoba. Sugieren que el joven motorman no había
descansado suficientemente la noche anterior –era Carnaval– y que tal vez se
quedó dormido o cabeceó. Del otro lado, el fiscal Delgado y La Fraternidad se
asientan en dos puntos de la pericia –mantenimientos vencidos en algunos
vagones y fallas en la documentación de los talleres– para afirmar que, de
todas maneras, el choque se dio en el marco de una organización en la que no se
daba un servicio seguro. Y en esto tendría responsabilidad, no sólo TBA sino
también el gobierno nacional que, a través de distintos organismos, no controló
como correspondía.
La
polémica no es fácil de resolver y, en un principio, Bonadío dio un primer paso
que va en varias direcciones: llamó a indagatoria como sospechosos de tener
responsabilidad a directivos de TBA, a funcionarios del Estado y al maquinista,
el único imputado oficialmente hasta ahora.Página12