Cartas de Lectores
Señor
Director de Crónica Ferroviaria
Mucho
se habla en estos días sobre la posibilidad que Mauricio Macri sea consagrado
finalmente Presidente de la República el próximo domingo 22 de Noviembre.
Exhorto al pueblo Argentino a meditar a fondo su decisión, porque ella marcará
a fuego nuestro destino como pueblo y como nación durante los próximos cuatro
años. Aclaro que siempre he sido muy crítico de la gestión kirchenerista, pero
también tengo fresca en mi memoria el oscurantismo de la década menemista de
los años noventa.
Es
por ello que, tras mucho evaluar el escenario político argentino, y de meditar
a fondo mi decisión, he decido votar por Scioli en la segunda vuelta electoral,
y ello por las siguientes razones: En primer término, Macri, es un
representante ortodoxo y genuino de las políticas neoliberales implementadas
por la dupla Menem-Cavallo de los años noventa, y que nos llevó al desastre y a
la crisis más grave de nuestra historia, que fue la que estalló en diciembre de
2001, y que dejó a nuestro país postrado en la miseria y el caos.
En
cuanto al ferrocarril, puedo afirmar que tiene en Macri a su más enconado y
hostil enemigo, al punto que uno de sus asesores en las sombras, es el propio
Domingo Cavallo. Sus colaboradores más estrechos, no le van en zaga, tales
como: Daniel Chain, Diego Santilli y Christian Ritondo; pero su exponente
antiferroviario mas acabado, es Guillermo Dietrich, futuro Ministro de
Transportes de Macri, en caso de que éste logre triunfar en el ballotaje.
Diestrich
ha calificado públicamente en numerosas conferencias de prensa que el
ferrocarril es una rémora del pasado, es un producto del siglo XIX, el
subterráneo lo fue del siglo XX, mientras que el metrobús urbano es el
transporte del siglo XXI.
Soy
uno de los admiradores de esos heroicos luchadores que me precedieron, y que a
partir de 1996 lucharon contra el menemato, encarnado por Menem, su Ministro de
Economía, Domingo Felipe Cavallo, el Ministro de Obras Públicas, Roberto Dromi,
y por los siniestros hermanos Matías Lucas y Horacio Ordóñez que fueron los liquidadores
de la empresa Ferrocarriles Argentinos, e inmediatamente después, presidieron
el tenebroso Enabief, luego Onabe, organismos dedicados exclusivamente a
liquidar y cerrar al ferrocarril, y hacer jugosos negocios inmobiliarios con
sus valiosas tierras.
El
juego comenzaría con el espantoso "Proyecto Retiro", auspiciado por
la Sociedad Central de Arquitectos de Buenos Aires, bajo la férula de los
hermanos Matías Lucas y Horacio Ordóñez, y que consistía en desactivar las tres
terminales ferroviarias de Retiro y concentrar todo en las inmediaciones de la
estación Saldías, levantando las tres playas ferroviarias.
Por
supuesto, el proyecto encontró una fuerte oposición liderada por el legendario
Instituto Argentino de Ferrocarriles, y gran parte de la opinión pública, que
temerosa de que se repitiera en Buenos Aires, lo que sucedió con la
desactivación de la estación Central de Montevideo en la vecina orilla,
protestó fuertemente y el proyecto felizmente naufragó, frustrándole el
suculento negocio de unos pocos vivos.
Ahora
el panorama actual es tan, o más grave que en el año 1996, ante la amenaza que
se cierne sobre todo el sistema ferroviario argentino, al cual Macri pretende
desarticular y liquidar, pero con mayor astucia que Menem.
Vista maqueta del Proyecto Retiro
Primeramente,
alardea con la construcción de una gran estación central que concentre a todas
las terminales ferroviarias bajo el obelisco, lo cual es un disparate
inconcebible, inviable, técnica y económicamente. No conforme con eso, también
sueña con reeditar el proyecto Retiro de la época menemista, trasladando las
tres terminales históricas de Retiro a una única central, justo detrás de la
Facultad de Derecho, con lo cual quedarían despejadas todas las tierras
actualmente ocupadas por las playas de maniobras de las Líneas San Martín,
Belgrano, y Mitre, con sus respectivas terminales.
No
es necesario forzar demasiado la imaginación para concluir que el objetivo es
nuevamente un colosal complejo inmobiliario en ese sitio, y lucrar con esas
valiosas tierras, además que simultáneamente se avanzaría con el desalojo de
las Villas 31 y 31 bis de Retiro.
Luego,
proseguiría con Empalme Norte, de manera tal que, el ferrocarril no entre jamás
al puerto, pues ese sitio sería ocupada por la autopista ribereña, y todo ello,
está íntimamente relacionado con su proyecto más caro, que es desactivar el
puerto de Buenos Aires como puerto de ultramar, para convertirlo exclusivamente
en un atracadero de cruceros de lujo.
Ya
hay indicios certeros de hacia dónde marcha Macri, con la desastrosa
administración de la empresa Subterráneos de Buenos Aires S.E., con la compra
de equipos usados al Metro de Madrid, los CAF 6000, que además de haber resultado mas caros que equipos 0
kilómetro, no se adaptan al sistema de alimentación de la Línea "B"
para la cual fueron destinados, y a más de dos años de llegados al país,
todavía no pueden circular porque además, tampoco entran en los túneles.
También,
con el nuevo sistema de alimentación eléctrica de estos trenes, que es por
catenaria o contacto aéreo, y cuya terminal es Federico Lacroze, perderán allí
la conexión con la Línea Urquiza que tiene otro sistema de alimentación, que es
por el tercer riel, con lo cual todo nuestro sistema de subterráneos
perdería toda conectividad con el
ferrocarril de superficie, y con ello, toda operatividad para facilitar su
gradual desactivación.
El
broche final, lo constituye el demencial proyecto de soterramiento de la Línea
Sarmiento, al cual pretenden convertirlo en un subterráneo con solamente dos
vías, a 22 metros de profundidad, para luego, como siempre, lucrar con la venta
de las tierras de superficie que quedarían liberadas tras el levantamiento de
la traza férrea actual.
Mientras
tanto, ya no podrán circular trenes de carga, ni los rápidos de larga distancia
por el Sarmiento que quedarían cortados en Moreno, para de allí tener que
trasbordar a camiones o micros. Asímismo, quedarían sin conexión los empalmes
Haedo-Temperley-La Plata, Haedo-Caseros y Moreno Mercedes.
No
debemos permitirlo, y asegurar nuestro valioso y cuantioso patrimonio
ferroviario, para nosotros y para las futuras generaciones que nos sucederán,
en un mundo como el actual que vuelve hacia el ferrocarril, como un transporte
moderno, rápido, eficiente, y no contaminante.
La
democracia nos da un arma muy efectiva para defendernos, y esa es el voto.
Usémoslo con responsabilidad, inteligencia y memoria. No me une entonces el
amor a Scioli, sino que atrapado como estamos en esta dramática coyuntura, y
conociendo los planes antiferroviarios de Macri, he decido optar por el mal
menor, aunque lamentablemente el precio sea tener que soportar ciertos vicios
del kirchnerismo, que supongo podrían continuar con Scioli, aunque creo que en
grado menor.
Por
todo ello, creo que no tenemos otra opción que votar por Scioli si queremos
seguir teniendo ferrocarriles, los cuales formaron nuestra nación, y huelga
decirlo, se han invertido en estos últimos tres años, miles de millones de
dólares que son de todo el pueblo argentino, y que no deben ser arrojados por
la borda. Atte.
Francisco R. Fernández