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A
poco de cumplirse dos meses de su regreso triunfal, el tren de pasajeros que
une a las ciudades de Neuquén y Cipolletti dejó de tener la expectativa que
generó en los primeros días de servicio y tendrá, de ahora en adelante, que
consolidar el perfil de usuarios, con los ajustes que sean necesarios.
Detrás
quedaron las interminables colas para sacar el boleto, como ocurrió cuando se
puso en marcha el servicio, y prácticamente ya no hay usuarios que viajan por
placer o para conocer cómo es el nuevo tren.
La
gente que lo toma todos los días lo hace por la necesidad de trasladarse de una
ciudad a otra para ir al trabajo, cursar los estudios en la universidad o para
hacer las compras.
Es
cierto que el tren no dará mucho más de lo que dio. El punto a punto entre
Neuquén y Cipolletti excluyó a muchos usuarios que, aunque reconocen que se
trata de un servicio más rápido que el que brinda el colectivo, es incómodo a
la hora de seguir viaje por la ciudad. Se estima que el sistema de trasbordo a
través de la tarjeta SUBE podría solucionar ese inconveniente. El tiempo lo
dirá.
Prudencia
En
la estación, los encargados de vender boletos son prudentes a la hora de
opinar. Se limitan a decir que no están autorizados a dar información sobre la
cantidad de pasajeros, como sí lo hicieron cuando la demanda por conocer el
tren era un verdadero frenesí de gente alrededor del andén. “A la mañana viaja
más gente”, sintetizan. Pero nada más que eso.
Movimiento
En
efecto, en horas de la tarde (salvo en el horario pico) la estación está
tranquila y por la zona de boleterías se puede observar apenas un puñado de
personas con intenciones de sacar pasaje. La mayoría son los que salen de
trabajar entre las 14 y las 15 y a esa hora regresan a sus hogares.
Sin
embargo, en las primeras horas de la mañana, se observa un esperable movimiento
de pasajeros, que en su mayoría utilizan el servicio del tren para trasladarse
al lugar del trabajo. “Viajo porque me deja cerca de la oficina”, reconoce una
mujer joven. “Lo utilizo para venir a la facultad, pero a la vuelta me conviene
tomar el colectivo”, asegura un muchacho de veinti tantos años que parece
“haberle encontrado la vuelta” a este novedoso modo de transporte.
A
casi 60 días de aquella primera salida, el tren de pasajeros, más conocido como
Tren del Valle, deberá esperar un poco para consolidar el inexperto servicio.
Por
ahora es demasiado temprano para opinar si los usuarios se quedaron en el
amague y en la emoción de aquel primer día y volvieron a su vieja rutina de
transporte, por las calles y rutas. O si, en efecto, se acostumbrarán a los
pros y contras del renovado tren que tantas alegrías brindó a lo largo de la
historia.LMNeuquén.com
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