NOTA DE OPINIÓN
Por: Norberto
Rosendo (Para Crónica Ferroviaria)
La
presentación de un proyecto de ley para recuperar nuestros ferrocarriles, no es
una actividad nueva para la gente de la Comisión del Tren; ésta ha sido una actividad
constante durante los últimos diez años, y sistemáticamente a través de
distintos legisladores hemos presentado nuestro proyecto que en síntesis ha
sido mas o menos lo mismo desde la creación de nuestra institución.
Los puntos
fundamentales de estos proyectos siempre fueron, rescisión de los contratos,
revisión de los mismos y reestatización con un fuerte control de los usuarios y
trabajadores.
Cuando
decimos usuarios y trabajadores, nos referimos aquí a mecanismos de democracia
directa en asambleas de usuarios o de trabajadores, y no a representantes de
estos que tanto en uno u otro caso tan triste historia tienen, si no recordemos
al Belgrano Cargas en manos de la burocracia de la Unión Ferroviaria
o a la Subsecretaria
de Transporte Ferroviaria de la
Nación en manos de los burócratas de La Fraternidad.
Tampoco
hablamos de los sellos de goma disfrazados de asociaciones de usuarios, que
luego aprovechan la volada para encaramarse en los puestos políticos, a partir
de esta actividad.
Más allá de
éstas que nosotros consideramos
actividades permanentes, y de haber denunciado en estos años a algún que otro
proyecto que aparentemente bien intencionado no reunía estos requisitos, este
año hicimos otra cosa.
Nos reunimos
con varias asociaciones similares a las nuestras y elaboramos una mejor
propuesta, que no sólo contenía a las anteriores, si no que las perfeccionaba.
Adjuntamos
una serie de definiciones, y
fundamentalmente una política ferroviaria, además de no bajar las banderas de
la reivindicación de la familia de este medio de transporte y sus miles de
cesantes que por el simple paso del tiempo son cada vez menos.
Las reuniones
se realizaron en el marco de Proyecto Sur, pero con muchas asociaciones que no
respondían ni política ni metodológicamente a aquella fuerza.
Después de
casi un mes de debate, sobre todo con los sectores de los ferroaficionados que
poco saben que es lo que sienten los ferroviarios de verdad, mas allá de lo
respetable de su trabajo, alcanzamos algo así como un proyecto, que tenia
algunos puntos que nosotros no compartíamos, como por ejemplo la defensa de la
familia ferroviaria y la reivindicación de nuestros cesantes.
Después de
una larga discusión con la gente de Proyecto Sur, esta fuerza saca un proyecto
que si bien tenía un noventa por ciento de lo que nosotros habíamos escrito, se
nos hacía insoportable porque no estábamos dispuestos a bajar nuestras banderas
históricas, mas allá que un dirigente de aquella fuerza nos dijo en tono de
componendas, que una cosa es lo que se dice y otra lo que se escribe, a lo que
contestamos que, por ahora por lo menos, nosotros teníamos una sola cara.
Pero como al
sol no se lo tapa con un arnés, en la reunión que convocaron los radicales para
hablar del tema de ferrocarriles, vuelve el tema de la ley y la misma que
habíamos contribuido a escribir sin cambiar una coma, es ahora presentada por
la gente de Victoria Donda.
Cabe destacar
la hermosa pieza de oratoria que agrego la fuerza de Victoria para los
fundamentos de la Ley.
Mas o menos
al mismo tiempo, la gente de Proyecto Sur estará presentando otra versión de la
misma ley, descafeinada para nuestro gusto, pero de más o menos el mismo tenor.
Por otro
lado, los ferroviarios del MONAREFA están también trabajando con un proyecto de
ley del cual por ahora sólo sabemos eso.
Realmente una
pena la dispersión del campo popular en torno a este tema, lo cual favorece sin
lugar a dudas al gobierno.
Ninguna de
estas leyes tenia absolutamente ninguna posibilidad, ni siquiera de ser tratada
mientras este gobierno tenga la mayoría, sin embargo constituyen una
herramienta política valiosísima que muestra que existen otras soluciones más
allá del relato sin sentido, que a los pobres nos está dejando sin trenes y
está enriqueciendo a los funcionarios de turno.