ACTUALIDAD
Pasa cada 20 o 30 minutos. Y tiene asientos y ventanas rotas. Las
estaciones sufren la falta de mantenimiento y el tercer riel no está
debidamente cubierto.
Porque descarrilan, porque se cancelan, o porque pasan de largo en las
estaciones. O, directamente, porque no respetan el cronograma que publica en
cartelera.
Demoras, retrasos, atrasos. De 20 a 30 ó 50 minutos. Las quejas por el
estado del ferrocarril Mitre se repiten en cada andén, de cada estación, en
todos sus ramales. Lejos de aquella época en la que fue una línea modelo, hoy
el tren que une Retiro con Tigre, Olivos y José León Suárez, en la zona Norte
del GBA, está, según denuncian los usuarios, cada vez peor. El reclamo que más
se repite tiene que ver con el tiempo: largas esperas para servicios que tardan
o que no se saben cuándo van a llegar. Mientras esperan los nuevos coches que
prometió el Gobierno nacional para el año próximo, la demanda por un mejor
servicio crece y toma forma de malestar. Y se suma a la de seguridad y mejoras
de coches y estaciones.
Los datos surgen de un relevamiento realizado este mes por el grupo Vías
Mitre (que sigue la situación del ferrocarril) y de testimonios de los usuarios.
Según denuncia el documento, hoy la frecuencia en el ramal de Tigre es, en
promedio, de entre 18 y 20 minutos, un número que está por encima de los
cronogramas oficiales. Un ejemplo: ayer al mediodía, de los ocho servicios que
permite ver la cartelera principal de Retiro solo figuraban cuatro y uno de
ellos sin el horario de partida. Entre los que estaban pendientes habían dos
correlativos a Tigre: uno que partía a las 12.48 y otro, el siguiente, a las
13.06: con 18 minutos de espera. Para la noche la diferencia era igual: al tren
de las 20.41 le seguía el de 20.58. “Esos horarios son impredecibles. Hoy no se
pueden confiar en eso. Nos quieren hacer creer que la frecuencia es cada 15
minutos pero después siempre tienen una excusa: descarrilamientos, tardanzas
por puertas abiertas, fallas en los coches, hasta chispazos o cancelaciones por
cualquier razón. Así, todos los días pasa algo. La realidad que esconden es que
los trenes son pocos y pasan cada 20 o 30 minutos ”, se quejó ayer Raúl San
Martín, usuario del Mitre desde hace seis años.
Mariana Longoni, vecina de Núñez, vuelve todos los días de Retiro con su
hijo de siete años. Y dice que el servicio es tan malo que está pensando en
alternativas. Pero que no las hay. “El tren al norte siempre fue un ejemplo y
por eso no se pensaron otros transportes para los que no tenemos auto. El
resultado es lo que se ve: corridas, personas apretadas dentro de vagones,
chicos chiquitos que son empujados: no hay ni respeto por el otro ”, dijo,
enojada. “Y no tenés dónde quejarte; no te devuelven el dinero, te dan vueltas.
Hay demoras de 45 minutos y los trenes desbordan.
Pagamos y nos castigan ”, sumó Paula De Volpe, de Béccar.
Para los que usan el ramal a José León Suárez el tiempo real entre cada
tren es de entre 20 y 30 minutos, siempre según el estudio de Vías Mitre. Ayer
al mediodía la cartelera tenía solo un tren anunciado hacia esa cabecera. No
había manera de calcular cuándo llegaría el siguiente.
“Los usuarios demuestran toda su bronca, solo en esta última semana
tuvimos un montón de reportes de cancelaciones por falta de luz. Si no hay
electricidad, no hay trenes. Y es muy claro que la UGOMS, que administra este
ferrocarril, tiene problemas con la energía. En plena semana previa a la
Navidad el servicio fue caótico”, resumió Carlos Servetto, coordinador de Vías
Mitre, el grupo que hizo la auditoría “social” e “informativa” (similares a las
del Vías Sarmiento, de Jorge Ceballos). Y sumó un ejemplo: “La semana pasada en
Carupá hubo demoras de 50 minutos: eso generó que los usuarios empezaran a
gritar, hasta que por fin avisaron por parlante que había demoras”. Es que,
según contó, en las estaciones intermedias aún falta información, “o sea que la
gente no sabe a qué hora sale o pasa el próximo servicio ”.
El Mitre fue de vanguardia: tuvo los primeros servicios eléctricos y
luego estrenó coches con aire acondicionado. Pero hoy está en el otro extremo:
los usuarios padecen falta de seguridad (no se ven gendarmes como prometió el
Gobierno), no ven al tercer riel totalmente cubierto y caminan por estaciones
sucias. Y, lejos de viajar cómodos, también sufren la falta de vagones: según
Vías Mitre, el ramal Tigre tiene apenas diez coches rodando por sus vías.Clarín