NOTA DE OPINIÓN
Por: Jorge de
Mendonca (para CRÓNICA FERROVIARIA) (*)
Lo
interesante de este título, es que va a captar la atención de unos por alegre
coincidencia y a otros por irritación profunda. Allí está el punto: Todos lo
leerán (supongo). Especialmente, espero que lean estas líneas los decisores y
"dibujadores" de lo territorial; los que delinean el futuro de las
ciudades y la conectividad fronteras adentro.
En cualquier
espacio donde esté ocurriendo un evento público, empresarial o político donde
una rueda de hierro, un durmiente o un riel tengan algo que ver, allí estarán
los que defienden al ferrocarril hundiendo cualquier posibilidad de que ese
medio de transporte vuelva a ocupar el lugar que EL PAÍS necesita.
"No,
pero si era maravilloso, el jefe tocaba la campana y la máquina tocaba
pito" "Pero si teníamos un servicio por semana hasta el pueblo"
"Pero si había tres trenes por día que unían todos los barrios"
"Pero si acá éramos 50 en la estación para atender los tres trenes por
día" "No hay otra cosa como el ferrocarril" "Viajar en tren
es otra cosa" (y llevan al imaginario inmediatamente: Personas caminando
por horas en el pasillo; gente tirada en el piso; otros cantando; nadie puede
dormir; los del pullman tienen derecho a comer primero en el comedor; para en
todas; tarda 50% o 100% más que el micro).
En nuestro
País no tenemos la menor idea de lo que es un tren ni, mucho menos, idea de
cómo se viaja en tren, mucho menos podremos esperar que los que tienen que
decidir en el plano del proyecto o en la letra de las normas, piensen en la
forma de ferrocarril que realmente se necesita y no en la que el imaginario
colectivo sueña. Pues en todo caso, ninguno de los decisores o dibujadores deja
de pertenecer a nuestra misma Sociedad y Cultura.
En 2006,
buscando decisores políticos que tengan los atributos necesarios para exigir a
las autoridades la mejora de un servicio de larga distancia, uno de los
Políticos se trajo a su "conocedor". Éste se presentó como el que
"en la década de 1970 había logrado que el Expreso BsAs-Zapala parara en
su pueblo". Felicitaciones por tal ¿logro?. En vez de exigir que volviera
a circular el tren regional que parara en todas, el Estado, por el pedido de un
muchacho voluntarioso, había logrado retrasar definitivamente a un Expreso; que
éste recibiera gente a mitad de camino –que viajaría parada-; que esos
pobladores debieran soportar subir a un tren que ya olía bastante feo por las
horas de viaje; y que esos pobladores tuvieran que depender de los horarios de
viaje de "un larga distancia" por la noche, en vez de un servicio
diurno que los llevara a su región.
¿Qué tenemos
aquí? Pues una Sociedad que alterna espasmódicamente entre "No
Ferrocarril" y "Ferrocarril Todo". Nada en su armoniosa medida.
Supongamos a
un señor de entre 55 y 65 años, decisor político o empresario, y otro dibujador
por el Estado o por lo Privado. Sea que su trabajo o interés está en las
dimensiones de la ciudad; el manejo de la logística; el transporte de las
personas; el correo; o la
Economía. Ese Señor está en el promedio de edad de los que
toman decisiones y hacen dibujos que tienen o deberían tener en cuenta a la
circulación y al transporte.
Sí, nuestro
promedio de edad para esas personas claves está muy avejentado.
Esos Señores
nacieron entre 1943 y 1953. Sus primeros trabajos y sus estudios de Grado, si
los tuvieron, ocurrieron entre 1961 y 1975. Justo cuando el transporte urbano,
el transporte fluvial, el transporte de largas distancias, la construcción de
carreteras y hasta el desarrollo de las telecomunicaciones, EN NUESTRO PAÍS,
sufrieron un gran golpe de desarticulación y de exhoneración de la masa
profesional y especializada en esas materias de TELECOMUNICACIONES Y
TRANSPORTE.
No es que
miles de personas se quedaron sin trabajo, el punto es que cientos de equipos
interdisciplinarios de peones, capataces, técnicos, ingenieros, especialistas y
profesionales en general, quedaron desmembrados y desparramados, tanto fuera
como dentro de las empresas públicas, mixtas, municipales, provinciales y
nacionales.
Para el caso
de la Ciudad
de Buenos Aires, la empresa estatal de transportes se liquidó en forma total y
la generación de los "concesionarios privados" se limitó a incorporar
como patrones o empleados solamente a los choferes y a algún que otro mecánico.
Sí, ni el
Estado ni las nuevas empresas privadas tuvieron, siquiera, planificadores que
analizaran como consumir menos gasoil y llevar más pasajeros en alguna forma
analítica. Todo quedó librado al impulso errático. Ni siquiera el interés
mezquino llevó a ninguna de las partes a pensar analítica y proyectualmente.
Aquí llego al
punto: Desde 1961 a
la fecha, nadie vivió ni vio obras y servicios de transporte verdaderamente
nuevos en ninguna parte del País. No los vivió ni como usuario, peón de obra,
empresario, funcionario, profesional o dirigente político. Apenas alguna que
otra obra vial comenzó a mostrarse como realmente "nueva cosa" y en
los '90 alguna que otra terminal portuaria.
¿Podemos
enojarnos con los que no saben administrar bien un ferrocarril? Y no, por lo
menos por lástima, debemos comprender que, ninguno de ellos JAMÁS estuvo en la
concreción de una nueva línea ferroviaria ni un servicio realmente nuevo. Todos
vivieron desde que entraron de aprendices el retroceso y hasta el desarme. No
conocen más que de sacar un riel o rueda de acá para ponerlo allá.
Mucho menos
pueden entender de esto los dirigentes o empresarios. Pertenecen a la misma
Sociedad.
Y los
planificadores, los urbanistas, los decisores territoriales, los economistas y,
por supuesto, los políticos, desgraciadamente, tienen suficientes
justificaciones como para no tener en su haber cognitivo nada de la función de
los transportes.
Así, cuando
alguien habla del ferrocarril, hay suficientes razones para que piensen
"ahí viene el de los ferrocarriles".
Imaginen a
los apicultores. En el medio de un monte, una Comunidad explota las colmenas
naturales y, de pronto, viene un apicultor y les trae colmenas de madera.
Seguro que ellos pensarán "ahí viene el de las colmenas". No se darán
cuenta que también es apicultor como
ellos y tiene un mismo objetivo: Juntar Miel. Las Colmenas son solo una
herramienta más.
Los
argentinos somos simples apicultores naturales y consideramos que si alguien
viene a proponernos cosas de transporte, es un fanático más que viene a hablar
de transporte, peor aún si ese maniático viene a decirnos que hay un problema
ferroviario.
Aceptemos que
hay suficientes razones para perdonar a todos los que relegan a la cuestión
ferroviaria a un tema de ferroviarios y fanáticos demodé. Los receptores jamás
vivieron una verdadera cuestión de transporte en nuestro País (Rutas, aviones,
barcos, ferrocarriles), y encima, los que hablan de trenes suelen ser un poco
cerrados a que el tren es la solución de todos los males.
Digamos que,
en el manicomio, hasta el cuerdo dice que no está loco y de nada le sirve.
Queridos
transporteros automotrices y ferroviarios, no sean obcecados y fanáticos. Los
transportes son una herramienta más de la sociedad, si se logra que eso se
comprenda, vamos a tener buenos resultados y trabajo y negocios para todos.
Queridos
resto de la Sociedad,
especialmente periodistas, dirigentes, funcionarios, decisores, empresarios,
economistas y planificadores territoriales, los transporteros (ferroviarios en
especial), son un poco locos, es verdad, pero convengamos que esto sucede en
Argentina solo hace 50 años. Comiencen a poner en la balanza esta pregunta: ¿No
tendrá algo que ver la eterna problemática del Transporte Argentino con esto de
que no le dan lugar a su importancia como uno de las herramientas sociales
funcionales básicas? ¿No será que las decisiones del Transporte siempre las han
relegado a meros "problemas técnicos" cuando son cuestiones estratégicas
de Estado? ¿ No será que no han capacitado, donde fuere, a la suficiente masa
crítica de peones, capataces, técnicos, profesionales, gerentes, diputados,
senadores, funcionarios, economistas, dirigentes, periodistas en la temática de
los Transportes y las Comunicaciones?
¿No será que
nos enseñaron y hasta nos capacitaron para que no comprendamos nada sobre
transportes y así llegamos a la desarticulación territorial y a los altos
costos y baja oferta que hoy tenemos? ¡Qui lo sa!.
(*): Escrito
en febrero de 2008