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¿La
ineficiencia tiene un límite? Por lo que declaran los metrodelegados, el umbral
que no debería cruzarse es el de un accidente. Además, señalan que ellos pueden
hacer muy poco en favor de un servicio seguro, ya que la mayor responsabilidad
le cabría a Metrovías. Por su parte, en Metrovías se desmienten punto por punto
las acusaciones (ver nota). En algún lugar de semejante diálogo de sordos el eco
de la duda sobrevive: ¿cuál es el límite de la ineficiencia?
Desde
Londres, en su reunión anual con los miembros de los grupos CoMet y Nova (este
último, del que forma parte Metrovías), los especialistas de la universidad
Imperial College subrayaron en abril último que la probabilidad de un accidente
en el subte es baja. No se trata de un imposible, pero es baja, ya que -y
pusieron como ejemplo la bajísima tasa de accidentes de subte en el mundo- el
servicio mismo tiene no pocas herramientas disponibles para evitar una
tragedia. Puede ocurrir, como puede ocurrir en cualquier medio de transporte,
pero la probabilidad no es alta.
Hecha la
advertencia, por parte de los metrodelegados, del peligro que habitaría en las
vías, vale la pena señalar que el servicio no es bueno o malo porque la
posibilidad de un accidente esté cerca o lejos.
La
ineficiencia no empieza ni termina en la razón de unos u otros, y resulta más
palmaria ante el hecho de que, bajo la tierra, todos recelan de todos: los
metrodelegados, de la empresa; Metrovías, de los gobiernos nacional y local, y la Ciudad , de la Nación (y viceversa).
Debería
resultar evidente que el subte no se salvará sólo porque la empresa haga las
inversiones correspondientes, los trabajadores cuiden vagones y vías, y alguien
asuma la responsabilidad de su control. Se pondrá en condiciones el día en que
todos trabajen juntos en pos de un objetivo que no sea, como hasta ahora,
deslindar responsabilidades ante una posible catástrofe. Mientras eso no
ocurra, en el subte, como en tantas otras áreas de la vida nacional, habrá
llegado el momento de pensar que la ineficiencia en la Argentina ya no tiene
límites.LaNación
ResponderEliminarEl problema de los subtes de Buenos Aires tiene su origen desde su fundación. Las empresas pedían un precio del viaje a $ 0.15 (Al cambio con el dolar ese era el precio que cobraban los de New York) Aca por los precios políticos, se los obligaba a cobrar $ 0,10 el viaje. Ya conocemos la debacle de la CHADOPYF, la suspención de obras proyectadas etc.