Nota de Opinión
Por: Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro (para Crónica Ferroviaria)
En medios nacionales no han hablado del proyecto del ferrocarril que conectaba la ciudad de Bahía Blanca con la localidad de Añelo, centro de la actividad petrolera del área conocida como “Vaca Muerta”.
El financiamiento de la obra, al parecer iba a ser chino, por más de 784 millones de dólares, de la mano de la empresa CMEC. La obra sin ninguna duda tiene gran importancia para reducir los costos de transporte de bienes e insumos para las empresas que operan en Vaca Muerta. Asimismo, la rehabilitación y mejora de la red existente, repercutirá en los productores agropecuarios de la región.
El tiempo ha pasado, y más allá de la coyuntura económica, pareciera que el proyecto quedará en la nada por ahora. Incluso los pre candidatos a presidente, que se llenan la boca sobre pobreza y la crisis, poco hablan de estas obras que son motores de desarrollo.
La Ley 23.253, sancionada en el año 1985, tenía previsto construcción del tramo ferroviario que prolongara la vía del Ferrocarril General Roca, desde la punta del riel Zapala, hasta el límite con la República de Chile. Por medio del Decreto 346/99, el Poder Ejecutivo Nacional, dispuso acciones para llevar a cabo las obras necesarias para la construcción de Ferrocarril Transandino Sur. Esta cuestión siempre está en agenda en numerosos encuentros entre funcionarios de Argentina y Chile.
En primer lugar, la construcción de una red ferroviaria que conecte Vaca Muerta con el puerto de Bahía Blanca, constituye una maniobra geopolítica, destinada a romper con el aislamiento de dicha área de alto valor estratégico, reducir costos de transporte, y su impacto en la economía regional. Esta obra, puede ser la primera “maniobra” para reducir el aislamiento de la Patagonia con el resto del
El potencial de Vaca Muerta, no sólo está en las reservas de petróleo y gas, sino en la capacidad que tenga Argentina de utilizar estos valiosos recursos para impulsar el desarrollo, a través del impulso para la radicación de industrias, y plantear la posibilidad de construir un importante complejo petroquímico.
La región tiene pendiente la construcción del complejo hidroeléctrico Chihuido I, con sus beneficios en materia de producción de energía, control de crecidas, agua potable y expansión del riego. El valle del Río Negro también ofrece un importante potencial, para expandir el área irrigada, incrementando sustancialmente la producción, generando nuevos empleos y oportunidades.
En este esquema, el ferrocarril tiene un importante papel por sus ventajas. En lo que respecta a la construcción de infraestructuras ferroviarias, adquisición de material rodante, locomotoras, los contratos deben contener previsiones con una activa participación de la industria argentina.
El denominado Ferrocarril Transandino Sur, sin ninguna duda su puesta en marcha depende de un acuerdo de alto nivel entre Argentina y Chile, que incluya también los mecanismos de financiamiento de la obra. El corredor bioceánico permitiría a la producción argentina acceso a puertos en el Pacífico, y en el caso de Chile, acceso a mercados por puertos en el Atlántico. En distintos trabajos especializados, nos hablan de conectar no solo San Antonio Este con Chile, sino también la construcción de un ramal que conecte al citado ferrocarril con Puerto Madryn.
El potencial de Vaca Muerta, debe estar inserta en una estrategia nacional, con sus respectivas maniobras geopolíticas, para que se traduzcan en desarrollo, impulsando la radicación de población y capitales, que reduzcan el aislamiento de la Patagonia, y su vulnerabilidad, desde el punto de vista estratégico.
Estamos ante un tiempo histórico, que el mundo requiere de valiosos recursos que cuenta la Argentina. Esta puede ser la oportunidad para romper con las pesadas cadenas del subdesarrollo que traduce en pobreza y frustración para millares de compatriotas.
Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Abogado- Magíster en Defensa Nacional
Corresponsal de Diario El Minuto para Argentina
carpintero_ jorge@yahoo.com.ar