Hasta 2002, el transporte de Córdoba se sostenía sólo con lo que pagaban los usuarios: no existía ningún subsidio sobre el servicio. Virginia Guevara.
Hasta 2002, el transporte de Córdoba se sostenía sólo con lo que pagaban los usuarios: no existía ningún subsidio sobre el servicio. La Capital exhibía la tarifa más alta del país y así y todo las empresas quebraban en cadena, razón por la que ese año surgió la compañía municipal Tamse. Hoy, la situación es la opuesta: el sistema depende a tal punto de los subsidios nacionales que hasta una merma del cupo de gasoil puede desatar una crisis que deje a los usuarios a pie.
En la actualidad, el transporte urbano le cobra 2,50 pesos a cada pasajero, pero además percibe casi 1,80 peso de la Nación por usuario transportado. Eso es lo que totalizan los subsidios al gasoil y Sistau –con su maraña de sucesivas partidas adicionales–, más los aportes especiales por las subas salariales a los choferes, que ya no se acuerdan entre la UTA y las empresas que deberían pagarlas, sino con la Nación, que asumió el costo de los incrementos.
Si la dependencia es fuerte en Córdoba, lo de Buenos Aires impresiona. Los pasajeros porteños siguen pagando 1,10 peso por cada viaje en subte, y las tarifas de los colectivos y los trenes también son irrisorias en comparación con cualquier otro punto del país, porque el 80 por ciento de los 3.700 millones de pesos que en el primer trimestre se distribuyeron entre las empresas de ómnibus fue al conurbano, además de otros 916 millones para trenes y subtes porteños. ¿Alguien imagina que la Nación se disponga a alterar este esquema en este momento?
El transporte es apenas uno de los sectores subsidiados de manera creciente y cada vez más inequitativa. Le siguen el gas natural, la garrafa (para quien la consiga), la electricidad –en cada uno de los estamentos de generación y distribución–, el agua de Buenos Aires, los pasajes de Aerolíneas y otra infinidad de aportes, que en 2010 insumieron el equivalente al tres por ciento del PIB de Argentina y que este año podrían superar los 70 mil millones de pesos.
El gasoil que deja de llegar a Córdoba puede complicar a miles de usuarios, pero es casi una anécdota en el esquema general de subsidios. Lo que está claro es que financiar ese modelo es cada vez más difícil, y que darle fin puede ser explosivo.(Fuente. La Voz Noticias)
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