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Las primeras
formaciones en salir de los talleres fueron las de doble piso construidas en la
empresa de Cirigliano. Los ferroviarios insistieron en que no era conveniente
pintarlos hasta no someterlos a una revisión y reparación. "Antes de
pintarlos tienen que frenar", se le dijo al ministro.
La formación
llegó a la explanada que está detrás de los lujosos edificios de Catalinas y
esperó paciente que le dieran vía libre para avanzar. Se trataba de tres coches
azules, doble piso, que lucían prolijamente pintados. "Línea
Sarmiento" y el logo de "Transporte público" son las únicas
inscripciones que la flamante formación tiene estampadas en sus laterales. Los
remolcaba una viejísima locomotora pintada con los colores de la extinta
Ferrocarriles Argentinos.
Varios
ocasionales testigos que caminaban por Puerto Madero miraban con sorpresa la
formación. Pero a no ilusionarse con coches nuevos o inversiones importantes en
el alicaído ferrocarril argentino. La formación no es más que un tren que ya
funcionaba, que el Gobierno y los nuevos concesionarios del Ferrocarril
Sarmiento discontinuaron y que el ministro del Interior y Transporte, Florencio
Randazzo, se apuró en pintar para mostrar su gestión en un ramal que se cae a
pedazos. No hay nada nuevo; apenas unas manos de pintura.
Formación de coches Doble Piso pasando por Puerto Madero procedente de los talleres EMFER S.A.
El tren doble
piso que el viernes era remolcado ya había sido inaugurado por la presidenta
Cristina Kirchner en Mercedes, acompañada entonces por el secretario de Transporte,
Juan Pablo Schiavi, y el hombre fuerte de la concesionaria Trenes de Buenos
Aires (TBA), Claudio Cirigliano. Cubría el trayecto entre la Estación Once y
Mercedes con un servicio diferencial que tenía aire acondicionado y Wi-Fi y por
el que se pagaban 20 pesos por tramo.
"Debemos
empezar a discutir un transporte urbano. Yo desafío a cualquier economista a
que comparemos esta calidad de servicio con lo que pasa en países limítrofes y
vamos a ver que desde aquel transporte construido a este que tenemos hoy hemos
dado un salto cualitativo importante. Falta mucho, pero lo importante es lo que
hemos hecho", decía la
Presidenta aquella tarde.
Pero de aquel
tren ejemplo impulsado por una locomotora tipo 319 comprada a la española Renfe
quedó poco. Cuando el Gobierno rescindió la concesión de TBA, los nuevos
operadores de la Unidad
de Gestión Operativa Mitre Sarmiento (Ugoms) discontinuaron el servicio. ¿El
motivo? Adujeron que no había locomotoras disponibles para remolcarlos. Los
vagones, que por entonces estaban pintados, pero con los colores de TBA,
quedaron tirados durante un tiempo en los talleres de Villa Luro.
Poco tiempo
después, según se pudo saber, Randazzo y su gente empezaron a presionar para
tener lo antes posible los coches pintados con el color celeste que caracteriza
a la Agencia Nacional
de Seguridad Vial y a toda la gráfica que acompaña al nuevo DNI. Los
ferroviarios insistieron en que no era conveniente pintarlos hasta no
someterlos a una revisión y reparación. "Antes de pintarlos tienen que
frenar", se le dijo al ministro.
Finalmente,
pese a la predilección que tiene por posar en unidades flamantes, Randazzo se
convenció. Sin embargo, logró que ocho formaciones que se están reparando en
Villa Luro ya se pinten con sus colores preferidos y, además, se dio el gusto
de fotografiarse junto a empleados ferroviarios y a los vagones celestes.
Pero como ese
trabajo tardaría, avanzaron con el proceso de "embellecimiento" -así
se denomina a la pintura y limpieza de los vagones- de esta formación. Pero,
claro, pese a ser un enemigo en público, Cirigliano, dueño del taller
ferroviario Emfer, es uno de los pocos que podían ponerlos en condiciones en
tiempo récord. Entonces no hubo otra alternativa que entregarle la obra al
procesado por la tragedia de Once.
Durante
semanas, los mismos operarios que los habían pintado con los colores de TBA le
dieron la nueva impronta. Randazzo ya tiene sus vagones celestes. Y pese a que
no son nuevos, podrá posar junto a ellos. Y si quiere, volver a invitar a la Presidenta para
encabezar un nuevo acto con los vagones maquillados. Por Diego Cabot para Soy
Ferroviario