Es una constante desde hace ya varios años, esto de informar sobre el descarrilamiento de formaciones de trenes, tanto de pasajeros como de cargas, a lo largo de todas las redes ferroviarias del país, debido al pésimo estado de la infraestructura de vía.
El día 20 de Enero entre Río Luján y Escobar de la Línea Mitre, un tren de pasajeros de la empresa T.B.A. sufrió el descarrilamiento de sus coches debido, seguramente, a la dilatación de las vías por la ola de calor reinante en el país. Aunque esto no tendría que ocurrir si el mantenimiento fuese el correcto.
Muchas veces hemos escuchado a lo largo de estos años a las actuales autoridades nacionales pregonando a los cuatro vientos la reconstrucción de nuestros ferrocarriles. Pero como decimos siempre, pasan los años y solamente todas esas promesas quedan en intenciones, porque de realidades muy poquito es lo que hay para mostrar.
Sabemos que es muy difícil reconstruir un sistema de transporte en un sólo día lo que se destruyó en años. Pero una cosa es querer hacerlo porque se tiene la convicción y porque hay una visión de progreso puesta en el país con una verdadera y creíble política de estado, y otra cosa es exteriorizar para afuera lo que internamente no se siente o no interesa.
Volvemos a repetir lo que ya dijimos en otras notas. Ojala que desde la Secretaría de Transporte de la Nación empiecen a tomar medidas lo más urgente posible, porque casi a diario están sucediendo estos accidentes, e intimen a los concesionarios ferroviarios que tienen a su cargo la infraestructura de vía a realizarles el mantenimiento correspondiente, antes que sucedan accidentes más grandes donde tengamos que lamentar desgracias personales. Después no habrán pretextos que valgan.