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27 de mayo de 2025

Cuántas horas tarda el tren que va desde Tucumán a Buenos Aires: Radiografía de un viaje eterno

Actualidad

En la noche del lunes, en Telenoche ( Canal 13) presentaron un informe en el que mostraron todo lo que el pasajero vive cuando emprende un viaje en tren desde Retiro hasta llegar a la estación Mitre en Tucumán.

La experiencia combina un notable ahorro económico y un extremo ejercicio de paciencia. Desde el momento en que se intenta sacar los pasajes, la gente debe realizar largas filas en la Estación Mitre o esperas en la web para obtener los tickets a bajo costos si lo comparamos con los boletos de ómnibus o avión.

Después, una vez arriba de los coches de pasajeros, hay que prepararse para viajar durante 32 horas.

Estación Tucumán de la Línea Mitre

Durante ese casi día y medio de experiencia en tren, los pasajeros tratan de dormir el mayor tiempo posible, conectarse a la web con el celular cuando se atraviese algún pueblo con antena.

Hay que reconocer que la travesía tiene ciertos aspectos positivos como lo son la limpieza de los baños y los coches, la cordialidad de los ferroviarios, el ambiente refrigerado y algún que otro paisaje.

El hecho de poder contar con un pasaje barato se agradece: por 38.000 pesos podés conseguir un boleto en primera para viajar de Tucumán a Buenos Aires. Si querés viajar en pullman tendrás que estirarte a los 46.200 pesos. La diferencia de precios se hace notar si comparamos esas cifras con los 70 mil, 90 mil y hasta 110 mil que te pueden salir, el mismo recorrido, en colectivo.

La conexión de tren entre Tucumán y Buenos Aires tiene dos salidas semanales (martes y viernes a las 21.30) y 15 paradas intermedias en las ciudades de Cevil Pozo, Alderetes, La Banda, Herrera, Colonia, Pinto, Ceres, Arrufó, Sunchales, Rafaela, Gálvez, San Lorenzo Andino, Serradino, Rosario Norte, Rosario Sur, San Nicolás, San Pedro, Baradero, Zárate, Campana y Retiro.

El tren tiene coche comedor, pero recibió las mejores recomendaciones. Está muy bien atendido, pero apenas tiene sandwiches de jamón y queso, café y refrescos que se van agotando a medida que el viaje avanza. Por eso, en las estaciones de los pueblos, muchas familias instalaron puestos de comida en donde hay de todo: sandwiches de milanesa, pastelitos, empanadas, golosinas, agua, gaseosas, etc. Algunos se parecen a esas “ferias del plato” que todavía se organizan en algunos colegios.

En el tren viajan muchos jubilados porque tienen un 40 por ciento de descuento. Ellos recuerdan (nadie se los contó), que en el año 1968 el primer servicio entre Buenos Aires y Tucumán tardaba 15 horas (la mitad del tiempo que tarda hoy) y que en la década del 80, cuando pasó a llamarse Independencia, el viaje duraba 18 horas. Ellos pueden dar testimonio de que fuimos para atrás. Pero ya nadie se queja de eso, el tren no va a ir más rápido si protestamos.

El balanceo y el rítmico sonido que hacen las ruedas sobre los rieles generan una sensación de un tiempo controlado, como un metrónomo que nos da cuenta de que la vida, a su modo, se abre paso. Las vías, que no te permiten desviarte ni un centímetro del camino trazado, junto a los horarios y el lento pasar de las estaciones, te liberan de la responsabilidad del control y te permiten entregarte a la simple experiencia de mirar por la ventanilla, siendo más consciente del tiempo que pasa.

Y claro, esta introspección se vive de otra manera si podés invertir 132.000 pesos en un camarote para dos. Con sus cuchetas, mesita, enchufe y hasta sábanas limpias, es un pequeño oasis de comodidad en medio de la larga travesía, una forma de hacer del tiempo y la distancia algo un poco más amable.

Al final del día, o mejor dicho, al final de las 32 horas, el tren a Buenos Aires es mucho más que un simple medio de transporte barato. Es una radiografía de una Argentina de contrastes, de necesidades, pero también de una sorprendente capacidad de adaptación y de encontrarle la vuelta a las cosas. / TN.com

30 de julio de 2024

El Gobierno puso a un ex funcionario de Florencio Randazzo al frente de Trenes Argentinos Operaciones

Actualidad

Se trata de Matías Galparsoro, que cuenta con más de 10 años de experiencia en la operación ferroviaria.

Trabajo con el exministro de Interior y Transporte cuando se tuvo que hacer cargo del área después de la Tragedia de Once.

El gobierno de Javier Milei designó este martes como nuevo presidente de Trenes Argentinos Operaciones (SOFSE) a Matías Galparsoro, un exfuncionario de la gestión de Florencio Randazzo, con más de 10 años de experiencia en la operación ferroviaria, para hacerse cargo del sector.

Nuevo presidente de la empresa Trenes Argentinos Operaciones, Matías Galparsoro (izquierda)

Contador Público y especializado en Administración de Empresas, según se informó, el nuevo presidente de Trenes cumplió funciones en las 5 líneas ferroviarias del AMBA que opera la empresa y conoce en detalle sus necesidades y prioridades. Hasta el momento, desde febrero de 2024, se desempeñaba en el cargo de Vicepresidente del organismo y formaba parte del directorio.

El jueves pasado, en el marco de la emergencia ferroviaria y la reorganización de las empresas, la gestión libertaria les pidió la renuncia a Adrián Luque y Sergio Basich, que ocupaban los cargos de presidentes de Trenes Argentinos Operaciones y Trenes Argentinos Cargas, respectivamente.

El pedido de renuncia llegó dos meses después del choque en Palermo de dos formaciones del Tren San Martín, que registró más de 90 heridos. "Luego de meses de gestión en los que hubo diferencias de criterios en materia de operación y seguridad operacional en el manejo de los trenes, no se han cumplido con los objetivos y tiempos adecuados para las políticas que demanda el sector", explicaron fuentes oficiales.

La idea del gobierno fue "continuar la gestión operativa de los trenes con un funcionario que pueda apoyarse y dar respuesta a los problemas con un enfoque de trabajo conjunto y de reporte directo a las autoridades, que deben dar solución a las problemáticas del sector en materia de seguridad". Por esa razón, nombraron a Galparsoro, que era el N°2 de Trenes.

En su CV, el flamante presidente de la empresa pública (que tiene más de 20.000 empleados) muestra su conocimiento en el área. Fue General de Trenes Argentinos, continuó su tarea en la línea Sarmiento, pasó por la línea Roca y entre 2015 y 2019 fue Gerente Operativo de la línea San Martín; mismo cargo que ocupó entre 2019 y 2020 en la línea Belgrano Sur.

Galparsoro entró al mundo de la gestión ferroviaria de la mano de Florencio Randazzo, cuando el actual diputado opositor era ministro de Interior y Transporte de Cristina Fernández de Kirchner. El nuevo presidente de Trenes fue uno de los encargados de hacer las auditorias ferroviarias después de la Tragedia de Once.

Galparsoro formó parte de un equipo que estaba 24x7 caminando toda las líneas de trenes, haciendo auditorias de hasta en qué lugar en el Mitre o Sarmiento faltaban cobertor del tercer riel. "Era tal la magnitud del desastre que había que estar encima de todo", contó alguien que trabajó con él.

Quienes lo conocen más hablan de él como un "cuadro técnico" que, tras la salida del kirchnerismo del poder, se mantuvo en la empresa durante las gestiones de Mauricio Macri, y posteriormente Alberto Fernández. Es decir, cuyo compromiso con el sector trascendió los cambios de color de los gobiernos en Casa Rosada.

Por esa razón es que, al confirmarlo, el Gobierno sostuvo: "Con amplio conocimiento de sector, comprende el Sistema Ferroviario Nacional en detalle, su infraestructura y necesidades para trabajar en el marco de la Emergencia Ferroviaria con una fuerte impronta en la mejora del servicio y de la seguridad operacional".Clarín.com

23 de junio de 2023

La nostalgia y el otro lado de Argentina, en el tren de Mendoza a Buenos Aires

Historias Ferroviarias

Hace unos días quedó habilitado el viaje en ferrocarril desde Palmira hasta Retiro. La experiencia de los primeros en sacar el pasaje para cruzar el ancho del país en 30 horas.

Esta semana se cumplió la vuelta del tren a Mendoza. Marian Aldeco, quien se subió en el último ferrocarril que salió desde Mendoza, fue una de las primeras en sacar pasaje para viajar, durante casi 30 horas, en tren hasta Buenos Aires. Una experiencia fuera del tiempo, que esta semana le permitió conocer “otra cara de la Argentina”.

La profesora de Historia compró tres pasajes, el 2 de junio, cuando ya quedaban pocos lugares en el coche pullman, que tiene asientos reclinables para descansar. También hay primera clase y camarote, a precios superiores. Para ella, su pareja (jubilado, con 40% de descuento) y su hija (mitad de precio, por ser menor), pagó $14.000 en total. “Cada pasaje en avión muy barato, de Buenos Aires a Mendoza, para volver el domingo, salió $13.000”, compara la mendocina. 

Hoy Marian cumple 48 años y se regaló este viaje diferente hasta Capital, con una mezcla de curiosidad y añoranza. Recuerda que una sola vez se había subido antes al tren. Cuando era chica viajó con su familia a San Juan, en la última máquina con coches de pasajeros que salió de la Estación Mendoza. Dice que con su compañero, Gabriel Pérez, “nos gusta probar otras cosas”.

Esta vez el trayecto que fue extenso, y lento, tanto que hicieron una “familia de vagón” con el resto de los pasajeros. “Les decía que si nos ponen una cámara somos Gran Hermano ¿Quién convive con otra persona 30 horas en este espacio?”, comenta entre risas Marian.

La promesa cumplida del tren a Mendoza

Era la primera vez que se podía comprar pasajes para viajar en tren a Buenos Aires. De ahora en más, se dice que saldrá cada 15 días. Unas 100 personas se congregaron en la Estación Palmira, la más grande del este, en la provincia de Mendoza. A las 10 en punto del 20 de junio salió la máquina, con una mezcla de algarabía y nostalgia. Un grupo grande de pasajeros sacó pasaje hasta La Paz, con la idea de aprovechar el feriado y experimentar el trayecto más corto (cuatro horas) del nuevo ferrocarril. Visitar el comedor, conocer el resto de los coches sin peligro de caerse, porque va a paso muy lento. Esa fue la aventura de quienes volvieron en colectivo desde el último pueblo de Mendoza, en la mitad del tiempo o menos.

En el vagón de Marian, Violeta y Gabriel subieron diez personas en total, que tenían como destino Retiro. “Veníamos todos muy emocionados con el viaje. La mayoría iba por la aventura. Compartimos mate, sanguchitos y galletas… , pasamos el primer día charlando”, cuenta Marian.

El trayecto más lento fue desde Palmira hasta San Luis, porque está en peores condiciones. “Pienso que se va a ir acortando en la medida de que reacondicionan las vías”, dice Gabriel. Hay durmientes rotos al costado y terraplenes recién hechos. En ese tramo las vías se apartan de la Ruta 7 y la cámara lenta permite apreciar los campos incultos, como si se estuviera en otro tiempo. “Una belleza toda la vida que hay ahí”, dice Marian. Por cada poblado que pasaban, ya de noche, salían niños y adultos a filmar con celulares, a ondear banderas argentinas y a saludar “a dos manos”.

En Justo Daract, San Luis, Trenes Argentinos tiene un recorrido fijo desde hace un año. Así que allí el coche se completó con personas que estudian o trabajan en la Ciudad de Buenos Aires. 

Desconexión y la otra Argentina desde el tren

En la mañana del miércoles 21, Violeta es quien contesta el teléfono mientras su madre duerme. “Puedo usarlo porque tenemos datos”, remarca la preadolescente. Detalle: el tren no tiene wifi. Casi no hay otros niños en el vagón, solo un par de adolescentes con sus familias y varios adultos mayores. El primer día jugó a las cartas, estuvo un tiempo prendida a la pequeña pantalla y atendió lo que su madre y "Pérez" le señalaban en las ventanillas, como el saludo de la gente.

Gabriel, que es poeta, valora la experiencia de “poder ver el patio trasero de la Argentina. Ver qué quedó de esos pueblos cuando fueron cerrados los ramales. Se pone en contacto con la Argentina tan querida, invisibilizada, escondida bajo la alfombra de lo que llaman progreso”.

En palabras de Marian “es el lado B”, en analogía con los viejos casettes. Las casas tienen una fachada hacia la ruta o calles principales, pero desde el tren se ven “todos los patios, la ropa tendida, piletas a medio desarmar, la heladera que se rompió y quedó atrás, la churrasquera armada con los ladrillos que había. Y la gente despojada, sin caretas. Abrían las puertas de sus casas y salían a saludar. A la noche, cuando ya hacía frío, corrían las cortinas y seguían saludando desde las ventanas”.

La mendocina destaca el apreciar en la provincia de Buenos Aires “la magnitud del campo cultivado, que es hasta donde alcanza la vista. Una extensión grandísima”. Y Gabriel prestó atención a “esa parte que no queremos ver,: la pobreza, la precariedad, los residuos, la contaminación, los efectos de la sequía en los campos. Los efectos del desmonte. Argentina es uno de los países con mayor deforestación”. También, los inmensos silos y las plantaciones de soja: “Esa Argentina que se esconde, no por la pobreza, sino por la opulencia, la cantidad de dinero que se maneja y que parece que no se queda en el país”, relata el hombre.

Hubo una parada extra en Junín de Buenos Aires, donde subieron algunos pasajeros más, porque su tren estaba averiado. Los campos empezaron a quedar atrás y aparecieron las casas chiquitas de losetas, pegadas a las vías. La ciudad brota un poco antes de José C. Paz, con “una casa al lado de la otra”. 

De allí en más, la ansiedad de llegar a la Estación Retiro. Algo que se cumplió con atraso, a las 15:30 del miércoles. Varias personas de la "familia vagón" coordinaron para tomar el mismo subte que los llevaría a sus destinos. Marian, Violeta y Gabriel volverán con dos nuevas parientas en el mismo avión, el próximo domingo. En una hora y 45 minutos regresarán el trayecto que esta semana hicieron en casi 30 horas, con otros ojos.Fuente: MDZ.com