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A
Marcos Antonio Córdoba le cuesta hablar. Pide que la charla sea corta y avisa
que está desilusionado. El maquinista que conducía el Chapa 16 que chocó contra
la estación de Once el 22 de febrero de 2012 creyó que iba a poder comenzar una
nueva vida, pero el Tribunal Oral Federal Nº2 lo acaba de condenar a tres años
y medio de prisión y siete de inhabilitación, por considerarlo parte
responsable del delito de estrago culposo, "por haber causado la muerte de
51 personas, más una por nacer". No quiere dar detalles del noviazgo que
empezó después de la tragedia pero, en la primera entrevista de sus 29 años, el
motorman le dice a Tiempo que es inocente, que se siente una víctima más, y
llora al reconocer su temor de ir a prisión.
–¿Cómo
repercute este fallo en usted?
–Estoy
angustiado, dolido, decepcionado. No tengo muchas palabras más. Esto,
sinceramente, no me lo esperaba. Pensé que iba a ser absuelto porque soy
inocente. Hice todo lo posible: frené el equipo y el equipo no respondió. Si
hubiese estado todo bien, ¿por qué el equipo no frenó? ¿Por qué no frenó,
cuando yo frené a una distancia prudencial? Mucho ánimo no tengo. Digo lo que
siento, lo que me parece injusto.
–¿Puede
reconstruir cómo fue aquella mañana?
–Lo
que no se me va a borrar nunca más son los gritos de la gente, los estallidos,
cuando cortaban los fierros. La herida superficial se va, pero la que te queda
siempre es la que tenés en el corazón y en la cabeza. Eso no te lo borra nadie.
–¿Le
quedaron heridas del choque?
–Me
quedó una marca en el pie, pero no es nada en comparación con lo que llevo acá
(Córdoba señala su corazón).
–Inmediatamente
después del hecho fue internado y quedó incomunicado. ¿Quién le contó lo que
había pasado?
–Al
principio fue todo rápido. Me enteré de la cantidad de fallecidos recién cuando
fui a declarar, tres días después. Me encontré con mi abogada y el juez, y ahí
me fui informando cómo fueron las cosas.
–¿Quiénes
fueron los responsables de lo que pasó?
–No
sé. Para eso están las pruebas. Las cosas están más que claras. Fue un juicio
extenso. Yo no soy juez. Lo único que sé es que soy inocente porque hice todo
lo posible para frenar ese equipo.
–¿Tenía
experiencia suficiente para ese trabajo?
–Yo
soy personal idóneo, por eso figuro así en el carnet. Estudié para ejercer esa
profesión.
–¿Qué
significaba para usted el oficio de ferroviario, de maquinista?
–Soy
tercera generación de ferroviarios. No pensé que me iba a gustar, pero entré y
me gustó. Me di cuenta de que el ambiente es muy unido. Te sentís contenido con
ellos. Estaba cómodo con mi trabajo. Era un simple trabajador. Pero cambió mi
vida. Lo primero que quiero es reacomodarla.
–¿Cómo
han sido estos casi cuatro años?
–De
mucha lucha, día a día. Ser fuerte para mí y para mi familia. Tratar de
llevarlo como uno puede. Pero la cabeza sigue pensando cómo va a seguir la
vida. No es simple. Traté de despejarme, pero uno no puede sacar esto, por más
que lo intentes. Es una huella que se lleva siempre. Mi familia me ayuda, es mi
gran apoyo. Y mi novia. Pero de mi vida privada no quiero hablar.
–¿Tiene
miedo de ir a la cárcel?
–Sí.
A cualquier persona inocente le da miedo. Una persona trabajadora, que se
levanta todas las mañanas para ir a trabajar y de repente agarran tu vida y te
dicen que sos culpable y que te pueden dar tres años y seis meses… Tres años de
no ver a tu familia, de no disfrutar ninguna fiesta, un cumpleaños ni nada con
tu familia… Obvio que da miedo. Miedo, dolor.
–¿Hay
algo que quisiera decirles a los familiares de las víctimas?
–Que
me solidarizo con ellos. No sé si este resultado los convence. Pero cuando
leyeron la sentencia, aunque a mí me acusaron, me di vuelta y miré cómo se
abrazaban. Y vi todo ese dolor que sienten. Por más que hayan dado sentencia
como dieron, ellos van a llevar ese dolor por siempre, así como lo llevo yo.
Soy una víctima más porque yo sentí, estuve ahí. Está bien, no he perdido
familiares como ellos, pero sentí lo mismo que sintieron ellos. «
"La
sentencia no refleja lo que se vio en el juicio"
“Estos
fallos hacen que al país no se le dé el mensaje que se le tiene que dar”, dice
Valeria Corbacho, abogada de Córdoba, indignada por el fallo que condenó a su
defendido. “Vamos a ver lo que pasa con los fundamentos en marzo. Lo que nos
decepciona y nos duele profundamente es que no pueden convivir una falla humana
y una falla mecánica. Está probado que los frenos del tren no funcionaban
correctamente. Si te lo doy a manejar, vos frenás con distancia más que
suficiente y no te frena, no te puedo responsabilizar. No puedo exigirle a
ningún conductor más pericia de la que tuvo Córdoba. No podemos ser todos
responsables por todo. Estoy ansiosa por ver por qué el jefe de material
rodante (Luis Ninoná) resultó absuelto. No sé qué juicio vieron estos jueces.
La sentencia no refleja lo que pasó en estos dos años de juicio”.
Corbacho
adelanta que apelará, y agrega: “Esto pasaba permanentemente. En una estación
intermedia, no pasaba nada. Pasó en la terminal”.Ámbito.com