Historias Ferroviarias
Recuerdo mi época de niño, cuando corría todas las noches a la estación de tren de Tres Arroyos. A las 20 horas en punto llegaba el tren desde Buenos Aires, trayendo consigo los diarios que yo vendía, la correspondencia para el correo y algunos pasajeros que bajaban, mientras otros subían, porque el tren seguía viaje hasta Bahía Blanca.
Cada noche era una ceremonia que se repetía sin fallar. Desde lejos, veíamos una luz potente —potente para aquellos tiempos— que anunciaba la llegada del tren, justo cuando tomaba la curva después de cruzar la ruta 228 y ya enfilaba hacia la estación. Entonces, la gente se agolpaba en el andén. Algunos esperaban para bajar, otros listos para subir. Era un espectáculo, una verdadera fiesta cotidiana.
Frente a la estación y en sus alrededores, había hoteles y fondas que se llenaban de pasajeros, viajantes y trabajadores que venían a alojarse. Aún hoy, más de 70 años después, algunos de aquellos hoteles siguen en pie, como el Hotel Plaza, famoso porque —según cuentan— en una ocasión llegó a cantar allí Carlos Gardel. Dicen que se llenó tanto de gente que el Zorzal tuvo que salir al balcón a cantarle al público que se había quedado en la calle. Imagínese usted, Gardel cantando bajo las estrellas de Tres Arroyos.
Eran tiempos hermosos. Los trenes llegaban resoplando humo y vapor, impulsados por carbón y leña. Más tarde llegaron los motores diésel, pero nunca pudieron igualar aquel espíritu que traían los viejos trenes.
Hoy, al recorrer la zona, todavía se pueden ver vagones destruidos por el tiempo en antiguas estaciones que han quedado solas. Y pienso: nunca debemos olvidar que esta patria nació a caballo… y que fue el tren quien la unió. El tren conectó pueblos, parajes, caminos de tierra donde crecieron escuelas, cooperativas y sueños. Pero cuando el tren dejó de llegar, todo eso comenzó a desaparecer también.
Por eso, hoy más que nunca, necesitamos que vuelvan los trenes. Las rutas ya no dan abasto, hay demasiados camiones, demasiados colectivos, y casi todos los días nos golpean las noticias de choques y muertes en las carreteras. El tren no es solo historia. Es futuro. Es seguridad. Es unión. Es identidad. Fuente: Página Facebook Las Fiestas de mi Pueblo