Actualidad
Un paseo por los galpones en los que la firma francesa Alstom encara el mantenimiento de “mitad de vida” de las formaciones. Cómo se trabaja para rejuvenecer la flota y los proyectos para ampliar las instalaciones
Destino final de trenes radiados del servicio, vagones y locomotoras que ya no volverán a llevar cargas ni pasajeros, los talleres de 56 y 135 parecen detenidos en el tiempo, en un limbo entre los años del esplendor perdido y un futuro de reivindicaciones que se suele anunciar, pero nunca llega. Cada vez más enjuto por el desguace formal o informal, replegándose sobre sí mismo por la exposición a la intemperie, ese material rodante languidece flanqueado por el silencio suburbano de Los Hornos y Gambier. Sin embargo, dentro de algunos de los enormes galpones del lugar, el zumbido de los tornos y el tañido del metal contra el martillo contrastan con la quietud; medio centenar de profesionales y operarios, en su mayoría platenses, hacen rejuvenecer los vagones del subte porteño. La empresa responsable es la francesa Alstom, que desembarcó en la ciudad en 2003 y ya pone la mira en la creación de un “polo tecnológico”.
Cementerio y “spa”, entonces, los emblemáticos Talleres del Provincial podrían ser en el corto a mediano plazo menos de lo primero y más de lo segundo. Sobre una superficie de 325 mil metros cuadrados totales, de los que 30 mil son cubiertos –incluyendo doce naves de cien metros de largo por 25 de ancho-, llegaron a emplear a 1.500 personas en sus años dorados; hoy funcionan allí -además de Alstom- una escuela de oficios del gremio UOM, dependencias de Desarrollo Social, otra empresa de insumos ferroviarios, una planta de separación para “recicladores urbanos”, y una sede de la Unión de Mujeres Platenses (UMUPLA).
“Contamos con dos galpones, de los que usamos tres naves”, explica Ernesto Garberoglio, director general de Alstom para Argentina: “el resto lo maneja ADIFSE, que administra la infraestructura ferroviaria y con quienes tenemos un contrato de alquiler que indica que si obtenemos o licitamos tareas que demanden mayor superficie, podremos estudiar una ampliación”.
Los franceses desembarcaron en nuestra ciudad en 2003. Para cuando se lo reinauguró, ese 19 de noviembre, el predio del “Taller Almacén de Vía y Obras, Zona Sur” llevaba casi una década clausurado después de noventa años de reparar y ensamblar locomotoras, y luego rieles -y “aparatos de vía” como cambios o desvíos-, y de haber sido considerado entre los más grandes y mejor equipados de todo el mundo. En Alstom recuerdan que “se invirtieron cinco millones de dólares” para ponerlo en condiciones y en marcha.
Hoy por hoy, la actividad está casi exclusivamente relacionada con el subte porteño. En Los Hornos se desarman, pulen, limpian, perfilan y pintan o reemplazan absolutamente todas las piezas y partes de los vagones que son remitidos desde la Capital Federal para el mantenimiento de “mitad de vida”, que se encara a unos quince años de la salida de la línea de montaje. Además, se reemplazan las luces originales por aparatos LED, y se coloca un equipo de aire acondicionado de robustas dimensiones.
“Son los más grandes y potentes del mercado, porque deben trabajar en condiciones de temperatura y humedad que promedian los treinta grados y el setenta por ciento todo el año” explica Mariano Meneghini, Jefe de Taller: “su origen es chino, y para montarlos en los techos de cada vagón tuvimos que hacer un trabajo muy minucioso de apertura de espacios, con la reubicación del cableado y los conductos y mangueras de aire originales”.
Meneghini, quien además de conducir a los trabajadores del taller de Alstom es un eximio trompetista platense, pone en relieve que “el desarrollo y la mecánica de esa adaptación, como de muchas otras que se van presentando sobre la marcha, se hicieron acá mismo y tienen sello local”.
Los vagones de la firma gala representan un porcentaje significativo de la flota de subtes de la Capital Federal, que acumula medio millar de coches con una decena de marcas y modelos diferentes. El contrato original de Alstom contemplaba la renovación de poco más de 50 de los 90 vagones pasibles de ser mejorados, pero actualmente se realizan tratativas con Metrovías para sumar nuevas unidades al acuerdo; en el mercado de los subtes, el valor de cada coche nuevo se estima entre un millón y un millón trescientos mil dólares, y la revisión de mitad de vida, por cada unidad, en unos 150 mil.
Pero el futuro del polo ferroviario mayor que alguna vez tuvo la ciudad, comprendido entre las calles 131, 140, 52 y 56 -los talleres de Tolosa fueron desmantelados por Metropolitano en 2002 y sus equipos trasladados a Remedios de Escalada- podría estar sobre la superficie. Virtudes no le faltan: está conectado con el flamante ramal eléctrico Roca y, por ende, con la mayoría de los demás, por medio de las vías de trocha ancha que recorren la avenida de Circunvalación.
En este sentido, el próximo 10 de octubre Alstom se presentará en la licitación pública que el gobierno nacional promueve para adquirir 169 trenes -unidades múltiples eléctricas- de pasajeros. “Estamos entusiasmados ante la oportunidad; es la licitación más grande del mundo en su tipo, en este momento, y podría marcar el primer paso para la ampliación de estas instalaciones” subraya Santiago Ortega, gerente de los talleres hornenses.
“Las condiciones del pliego establecen la obligatoriedad de garantizar el mantenimiento de las formaciones por doce años, y si bien los trenes llegarían desde Brasil ese mantenimiento se haría aquí, para lo que se construirían dos nuevas naves paralelas a la avenida 52” indica Ortega. Allí se podrían atender, desde 2021, cuatro convoyes de 190 metros de largo, sin necesidad de desacoplarlos y al mismo tiempo, lo que implicaría una fuerte demanda laboral.
La licitación nacional también exige que un porcentaje de los componentes sea de origen nacional, por lo que en Alstom barajan la idea de que varias pymes con las que interactúan puedan instalarse en el predio de calle 56, en un “Polo Tecnológico de Actividades Ferroviarias”.ElDía.com
Un paseo por los galpones en los que la firma francesa Alstom encara el mantenimiento de “mitad de vida” de las formaciones. Cómo se trabaja para rejuvenecer la flota y los proyectos para ampliar las instalaciones
Destino final de trenes radiados del servicio, vagones y locomotoras que ya no volverán a llevar cargas ni pasajeros, los talleres de 56 y 135 parecen detenidos en el tiempo, en un limbo entre los años del esplendor perdido y un futuro de reivindicaciones que se suele anunciar, pero nunca llega. Cada vez más enjuto por el desguace formal o informal, replegándose sobre sí mismo por la exposición a la intemperie, ese material rodante languidece flanqueado por el silencio suburbano de Los Hornos y Gambier. Sin embargo, dentro de algunos de los enormes galpones del lugar, el zumbido de los tornos y el tañido del metal contra el martillo contrastan con la quietud; medio centenar de profesionales y operarios, en su mayoría platenses, hacen rejuvenecer los vagones del subte porteño. La empresa responsable es la francesa Alstom, que desembarcó en la ciudad en 2003 y ya pone la mira en la creación de un “polo tecnológico”.
Cementerio y “spa”, entonces, los emblemáticos Talleres del Provincial podrían ser en el corto a mediano plazo menos de lo primero y más de lo segundo. Sobre una superficie de 325 mil metros cuadrados totales, de los que 30 mil son cubiertos –incluyendo doce naves de cien metros de largo por 25 de ancho-, llegaron a emplear a 1.500 personas en sus años dorados; hoy funcionan allí -además de Alstom- una escuela de oficios del gremio UOM, dependencias de Desarrollo Social, otra empresa de insumos ferroviarios, una planta de separación para “recicladores urbanos”, y una sede de la Unión de Mujeres Platenses (UMUPLA).
“Contamos con dos galpones, de los que usamos tres naves”, explica Ernesto Garberoglio, director general de Alstom para Argentina: “el resto lo maneja ADIFSE, que administra la infraestructura ferroviaria y con quienes tenemos un contrato de alquiler que indica que si obtenemos o licitamos tareas que demanden mayor superficie, podremos estudiar una ampliación”.
Los franceses desembarcaron en nuestra ciudad en 2003. Para cuando se lo reinauguró, ese 19 de noviembre, el predio del “Taller Almacén de Vía y Obras, Zona Sur” llevaba casi una década clausurado después de noventa años de reparar y ensamblar locomotoras, y luego rieles -y “aparatos de vía” como cambios o desvíos-, y de haber sido considerado entre los más grandes y mejor equipados de todo el mundo. En Alstom recuerdan que “se invirtieron cinco millones de dólares” para ponerlo en condiciones y en marcha.
Hoy por hoy, la actividad está casi exclusivamente relacionada con el subte porteño. En Los Hornos se desarman, pulen, limpian, perfilan y pintan o reemplazan absolutamente todas las piezas y partes de los vagones que son remitidos desde la Capital Federal para el mantenimiento de “mitad de vida”, que se encara a unos quince años de la salida de la línea de montaje. Además, se reemplazan las luces originales por aparatos LED, y se coloca un equipo de aire acondicionado de robustas dimensiones.
“Son los más grandes y potentes del mercado, porque deben trabajar en condiciones de temperatura y humedad que promedian los treinta grados y el setenta por ciento todo el año” explica Mariano Meneghini, Jefe de Taller: “su origen es chino, y para montarlos en los techos de cada vagón tuvimos que hacer un trabajo muy minucioso de apertura de espacios, con la reubicación del cableado y los conductos y mangueras de aire originales”.
Meneghini, quien además de conducir a los trabajadores del taller de Alstom es un eximio trompetista platense, pone en relieve que “el desarrollo y la mecánica de esa adaptación, como de muchas otras que se van presentando sobre la marcha, se hicieron acá mismo y tienen sello local”.
Los vagones de la firma gala representan un porcentaje significativo de la flota de subtes de la Capital Federal, que acumula medio millar de coches con una decena de marcas y modelos diferentes. El contrato original de Alstom contemplaba la renovación de poco más de 50 de los 90 vagones pasibles de ser mejorados, pero actualmente se realizan tratativas con Metrovías para sumar nuevas unidades al acuerdo; en el mercado de los subtes, el valor de cada coche nuevo se estima entre un millón y un millón trescientos mil dólares, y la revisión de mitad de vida, por cada unidad, en unos 150 mil.
Pero el futuro del polo ferroviario mayor que alguna vez tuvo la ciudad, comprendido entre las calles 131, 140, 52 y 56 -los talleres de Tolosa fueron desmantelados por Metropolitano en 2002 y sus equipos trasladados a Remedios de Escalada- podría estar sobre la superficie. Virtudes no le faltan: está conectado con el flamante ramal eléctrico Roca y, por ende, con la mayoría de los demás, por medio de las vías de trocha ancha que recorren la avenida de Circunvalación.
En este sentido, el próximo 10 de octubre Alstom se presentará en la licitación pública que el gobierno nacional promueve para adquirir 169 trenes -unidades múltiples eléctricas- de pasajeros. “Estamos entusiasmados ante la oportunidad; es la licitación más grande del mundo en su tipo, en este momento, y podría marcar el primer paso para la ampliación de estas instalaciones” subraya Santiago Ortega, gerente de los talleres hornenses.
“Las condiciones del pliego establecen la obligatoriedad de garantizar el mantenimiento de las formaciones por doce años, y si bien los trenes llegarían desde Brasil ese mantenimiento se haría aquí, para lo que se construirían dos nuevas naves paralelas a la avenida 52” indica Ortega. Allí se podrían atender, desde 2021, cuatro convoyes de 190 metros de largo, sin necesidad de desacoplarlos y al mismo tiempo, lo que implicaría una fuerte demanda laboral.
La licitación nacional también exige que un porcentaje de los componentes sea de origen nacional, por lo que en Alstom barajan la idea de que varias pymes con las que interactúan puedan instalarse en el predio de calle 56, en un “Polo Tecnológico de Actividades Ferroviarias”.ElDía.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Usted podrá dar su opinión libremente, pero aquellos comentarios que vengan con insultos, improperios, etc. y sin colocar nombre y apellido, nombre y/o pseudónimo (debajo del mismo) no serán publicados.