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Donde
el panorama resulta mucho más complicado y sujeto a los vaivenes presidenciales
de Florencio Randazzo y Daniel Scioli es en lo referente al transporte
ferroviario de pasajeros en el interior de la provincia de Buenos Aires.
De
hecho cada vez hay más rumores alertando sobre la inminente nacionalización de
Ferrobaires, aunque algunos veteranos ferroviarios no dudan en señalar que esta
jugada recién se efectivizará una vez resuelto el candidato del Frente para la
Victoria, por cuanto Randazzo no moverá un dedo para mejorar los trenes de
Scioli, insistiendo en poner de manifiesto la precariedad con la que se cumplen
los servicios.
Sin
mejoras ni material rodante en mejores condiciones, sin vías aceptables ni
proyectos, Ferrobaires atraviesa su peor momento desde que los ramales
bonaerenses fueron asumidos por el Estado provincial, tras la privatización de
Carlos Menem.
Estos
22 años de concesión donde la Provincia se hizo cargo sin recibir un centavo
muestran el derrumbe del tren como medio de transporte de pasajeros.
El
saqueo iniciado en 1993 dejó como saldo no sólo numerosos servicios perdidos
(de trenes servicios diarios a Mar del Plata quedó uno) o los 1.100 kilómetros
de vías menos, sino que también debe tenerse en cuenta que Ferrobaires hoy
opera con el 12 por ciento de las locomotoras que tenía hace 20 años y con el
17 por ciento menos de coches.
Eso
sí, en los últimos diez años, pese a prestar un servicio testimonial, la
empresa aumentó 2,5 veces su cantidad de empleados y hoy posee un presupuesto
13 veces superior al de 2003.
En
definitiva, la cuenta es sencilla: más empleados y más dinero gastado para
brindar menos servicios y de peor calidad, lo que genera cada vez menos
pasajeros y más subsidios.
El
golpe de gracia estará dado en caso de aprobarse el proyecto de ferrocarriles
estatales remitido por Randazzo al Congreso, el cual contempla la
nacionalización de los ramales regionales, tanto de pasajeros (Ferrobaires),
como de cargas (Ferroexpreso Pampeano y Ferrosur).LaNuevaProvincia