12 de noviembre de 2014

El retorno de los trenes deja de ser un ensueño

Actualidad

Señor Director:
"En ocasiones siento que me han quitado un sueño". Escuché esta expresión de una persona amiga, de quien tengo certeza de que el espectáculo de las vías muertas y las estaciones solitarias le producía estados de tristeza.

Lo que ahora dice no es que ya tenemos de vuelta el tren puesto que se pregunta si el proceso iniciado en estos últimos años será mantenido en el tiempo. No solamente piensa que hay que llegar a un punto de mayor desarrollo ferroviario que el alcanzado en el siglo pasado puesto que cree que hay y habrá cada vez más nuevos recorridos necesarios, como ha podido ver en sus viajes a Europa occidental.

Estación General Pico

Diré que esta persona me sorprendió un día, hace algunos años, al decirme que era tiempo de empezar a pensar en líneas subterráneas atento a que desde la provincialización ha aumentado la concentración urbana en Santa Rosa y ya comenzaba a integrarse con Toay, además de haber "devorado" los terrenos de quintas y chacras de la etapa del territorio nacional.

Coincidíamos en que el enorme desarrollo automotor que ha acompañado al proceso de recuperación económica cuestiona el actual diagrama de calles y espacios abiertos.

El anuncio reciente, de la municipalidad, de incrementar las horas de estacionamiento pago da cuenta de un aspecto de este problema, que se repite en casi todas las ciudades de cierta importancia: calles estrechas, falta de espacios para estacionamiento, fastidio de quienes se mueven con auto porque no hallan sitio y tienden a cometer transgresiones, dificultades para el traslado de cargas, aumento de la frecuencia de accidentes e incidentes, voracidad recaudadora y otras situaciones que generan malhumor.

Hay quienes dicen que el malhumor es un rasgo común en todas las urbes de desarrollo importante, aunque no comparto del todo este punto de vista y más bien tiendo a creer que el enojo tiene raíces más profundas y no sé si siquiera es mayoritario. Aquí, como en Buenos Aires y en otras ciudades, se conoce gente que parece complacida.

Puede ser que influya más en los estados de ánimo la disponibilidad o no de recursos y las circunstancias personales. Quizás afecta el cambio de ambiente desde la casa con patio y jardín al departamento: éste no será una celda aunque sí es apto para propiciar meditaciones y planteos acerca del sentido del vivir.

Por lo demás, tengo algunas dudas acerca de la evolución de esta era del automotor que vivimos ahora. Lo que comparto sin retaceos es la alegría por el regreso progresivo de los trenes de pasajeros porque yo crecí en esta ciudad cuando el tren era una presencia diaria y formaba parte del paisaje que estaba ahí cuando mi mirada comenzó a descubrir lo que existía más allá del ámbito familiar.

Además, cuando empecé a viajar a Buenos Aires me familiaricé con el ambiente que se formaba en los coches con asiento de pinotea, en donde sobresalían algunos personajes que se repiten en los recorridos largos, sobre todo los comisionistas.

La suerte de los trenes (su retorno y las ampliaciones posibles de sus servicios) depende mucho de la resolución de conflictos que están en la agenda política de estos días, ya que, ante el cambio de gobierno que debe producirse el año próximo, puede preverse que no faltarán quienes echen cuentas de lo que cuesta mantener el servicio de trenes (y de aviones) y busquen retomar la continuidad de los años ´90, omitiendo contar lo que cuesta el auge actual del transporte con los ómnibus y los camiones en materia de construcción y mantenimiento de las rutas.

Nada es gratuito y lo que importa es ver quiénes pierden y quiénes ganan y si será posible equilibrar las cosas para que todos podamos vivir en un nivel decoroso.

Y no es menos importante tener en cuenta que los trenes son significativamente menos gravosos para el medio ambiente, dato que interesa porque va quedando poco tiempo para arreglar o siquiera moderar esta cuenta.
Atentamente:
JOTAVE


Cartas  de Lectores del Diario La Arena

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