NOTA DE OPINIÓN
Por: Walter
Danesi (Para Crónica Ferroviaria)
Érase una vez
el sueño de un grupito de locos que en el medio del “despioje” de las
confederaciones, armó una vaquita y.. ¡zas!, se trajeron de allá lejos, rieles,
un par de locomotoras y unos cuantos coches. Con sólo eso y la anuencia de
Alsina, el guiño de Sarmiento y la felicidad de otros políticos, dieron
puntapié inicial para lo que fue la consolidación como Nación de nuestra tan
vapuleada tierra.
Desde ese
mismo momento, muchos monigotes se dieron cuenta de lo valioso que sería el
negocio para su bolsillo el colocar letras en jugosas libras en Londres como
garantía pa' traer más y más materiales, con la salvedad (que luego se haría
costumbre hasta ahora) que la platita en cuestión saldría de créditos
vernáculos con unos "pagadioses" épicos, costumbre que hasta el
momento no ha sido desterrada. Por caso regalías petroleras, y siguen las firmas....
La cuestión
que el kilometraje de los primeros rieles al oeste fue en aumento y lo que
nació como capital privado criollo pasó a la provincia y rápidamente a manos
gringas. A esta altura uno advierte que: ¿nadie se dio cuenta qué pasaba frente
a un baño ocupado con la puerta abierta?. Pues bien, así empezó la historia de
nuestros rieles. Tarifas excesivas de carga fueron motivos de peleas de alto
vuelo, que harían ver la "piña" de Caamaño como 3° pelea de semifondo
del "Chino" Maidana.
Pero como
habrá sido de buena la cosa, que a pesar de la crisis del 1890 los fierros
siguieron creciendo. Más tarde con Juárez Celman, la historia entreguista tuvo
su página más gloriosa incluídos los FFCC. Ya a principios del siglo 20 el
tendido alcanzaría el 70 % de los famosos 45.000 km, o para ser más
claro, mucho menos de la mitad de la red utilizable...hoy!!
De 1910 a 1930 fue el periodo
que me hubiese gustado experimentar en cuanto a viajes y formaciones. Y de 1930 a 1948 (pese a la
guerra) época esplendorosa de glamour ferroviario y ejemplo de trabajo. Cabe
señalar que cada tornillo que se traía o fabricaba en el país con respecto al
riel, se hacía bajo estrictas normas técnicas, política que se siguió a los
tumbos hasta mediados de los 80. No me quiero desviar de la cronología, sigo en
1948, nacionalización y soberanía a borbotones en cada durmiente, si es verdad
pero poco a poco se fue transformando la historia. En poco menos de 10 años
había más caciques que indios. Proliferaron muchos jefes de mate en mano, que
Jefes con sabiduría y autoridad. A pesar de ello se conservó a grandes rasgos
la autoridad piramidal (cuasi militar) del necesario e ineludible reglamento
ferroviario. Política muy común en todos los países que poseen FFCC.
Desde ese
mismo año no se ha hecho un centímetro más de vía con la sola excepción del
inexplicable e inentendible trencito de Puerto Madero inaugurado como si fuera
El Chocón y adeudado como el "pagadios" citado en primeros párrafos.
Talleres
repletos de operarios capacitados y capaces fueron objeto de destrucción
sindical y política. Desidia y desconocimiento por parte de
"paracaidistas" ignorantes hicieron que poco a poco se fuera dejando
de lado la vital e indiscutible política ferroviaria (sensata claro está)
pasando por los 60 (racionalización), 70 (incipiente reconstrucción), 80
(perdimos definitivamente el tren de la reconversión tecnológica a gran escala)
y los 90 reinada por Carlitos y su verso pa' la gilada: "yamal que
para......"
¿Por qué digo
pa' la gilada? El "turco" le tiró el fardo a los impresentables
gordos de la conducción sindical ferroviaria (incluídos los 2 cuadritos del
fondo de la foto) y estos adefesios laborales que en cuanto encontraron la
mejor página del libro del ventajero no largaron la manija, no tuvieron la
menor gana de parar el vaciamiento a gran escala que "EL RIEL VENÍA SIENDO
VÍCTIMA DE DÉCADAS". Por lo que habría que juzgarlo y cortarlo en
pedacitos al "turco" citado, es por el "ABANDONO" de todos
los materiales, talleres, locomotoras, vagones, rieles, estaciones, etc..de
nuestros amados ferrocarriles. Ya van para 2 generaciones que no conocen lo que
es un viaje en tren.
Sigo. Los
2000 fueron el reino del despojo y reparto de lo mejorcito (aunque poco) de lo
que quedaba. Como el abandono de materiales siguió y sigue en pié, podemos ver
que mucho del parque tractivo es canibalizado y desguazado sin mucha vergüenza
por parte de autoridades nacionales y provinciales. Las concesionarias no hacen
otra cosa que incumplir lo que por contrato están obligadas. El 20% de dicho
material está reparado o en condiciones de circular (y a veces no tanto), basta
fijarse en los patios traseros de los que alguna vez fueron gloriosos talleres
ferroviarios, para darse cuenta de la cruel realidad que jamás será reconocida
por los que, con una muestra de imbecilidad y malicia, hacen traer de afuera
material tan viejo como inútil, pagando además por ello cifras que con sólo la
mitad de lo que se abona y de lo que se diluye por otras vías "non santas",
alcanzaría para poner en condiciones locomotoras y coches dando nuevamente
trabajo a miles de trabajadores que si saben hacerlo, amén de poner en a
circular nuevamente muchas de las formaciones perdidas.
El siglo 21
nos encuentra con una inexistente política ferroviaria. Nadie pone empeño en
tratarla adecuadamente, o bien convocar a gente que aporte la información
técnica necesaria. Se importa material ferroviario sin ton ni son, sin saber de
qué se trata; masomenismo puro.
Por cada
argumento ensayado en pos de aportar (con crítica fundamentada) para encarar
buena parte de la solución al problema del riel, se encuentra siempre con la única explicación que
justifica todas las inacciones presentes y futuras, el gobierno de Menem esto y
el gobierno de Menem aquello.
Sería bueno
recordar que a Dios gracias dicho personaje ya no está hace como más de 10
años, y los que si están son peores,
porque no hicieron nada como para que la historia comience a tomar otros
tintes. La Provincia
de Buenos Aires es un claro ejemplo del despilfarro, desidia y corrupción a
niveles de producción hollywoodense. Locomotoras en estado deplorable, formaciones
humillantes, vías calamitosas y todo al precio de 50 millones de pesos anuales
asignados a Ferrobaires.
Son horribles
estos pibes, sin que nadie haga demasiados esfuerzos en describirlos. Y así por
el estilo por donde uno camine por el país. La terminal de Santa Fe, San Luis,
Mendoza y otras tantas, hoy adolecen completamente de movimiento de trenes de
pasajeros. El reino del contaminante bus se ha hecho acreedor injustamente de
destinos que no podrían competir con un mínimo y decente servicio ferroviario.
Esta simple
cuestión está fuera del alcance neuronal mínimo de nuestras iluminadas
autoridades gubernamentales. Compramos basura, y lo que hace falta es otra
cosa, como por ejemplo: una terminal de laminado de rieles de última generación
que posibilitaría un mejoramiento sustancial del tendido nacional y a la mitad
de precio de lo que se malgastó hasta el momento debido a la gran ignorancia
del tema.
Es evidente
que a esta altura uno espera nuevos vientos para proponer políticas serias
sobre el particular. Se ha perdido hace rato las esperanzas que algo suceda en
favor del riel hoy. Se sigue obstinadamente jugando al trencito.