GREMIALES
El líder de La Fraternidad, el gremio que agrupa a los maquinistas, hace
una alarmante descripción del estado del servicio ferroviario
La definición quizá podría ser minimizada si hubiera partido de otra
boca. Pero es Omar Maturano, el jefe gremial de los maquinistas, quien advierte
que ningún tren está hoy en condiciones de circular en el país. "En la
Argentina no puede correr ningún tren. Ninguno tiene los frenos al ciento por
ciento y el material rodante está agotado. Las vías y el sistema de
señalamiento son de 1923 y las máquinas, de 1965", dijo con naturalidad el
líder de La Fraternidad, un sindicato que integra la CGT alineada con la Casa
Rosada.
Cuatro meses antes del inicio del juicio por la tragedia de Once,
Maturano desligó del hecho al ex subsecretario de Transporte ferroviario
Antonio Luna, un hombre de él. Y apuntó las responsabilidades hacia los ex
secretarios del área Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi.
Maturano en su despacho; detrás, Perón. Foto: Soledad Aznarez
-Después de Once, el Gobierno comenzó a hacer anuncios. ¿Antes no se
había hecho nada?
-Hubo remiendos. Durante el gran desguace de los 90 se le dio
importancia al ferrocarril urbano. Ahora llegamos a Córdoba y a Tucumán, pero
con 29 horas de viaje. Recuerdo que en la plataforma política de Néstor
Kirchner estaba el resurgimiento de los ferrocarriles, pero se hicieron
parches. Hubo compra de vagones y comenzaron las reparaciones de vías. Pero la
reparación debe ser total, porque si no, hay descarrilamientos. Hace un año y
medio que asumió [el ministro de Interior y Transporte] Florencio Randazzo,
pero no se puede arreglar el ferrocarril en ese tiempo. Tiene que haber un
proyecto a 12 años de plazo que contemple un gasto anual de 3500 millones de
dólares.
-Propone ahora un plan a 12 años, pero usted está al frente de La
Fraternidad desde 1994...
-Se le entregó un plan ferroviario a Alfonsín y no se hizo nada. También
se lo dimos a Menem, pero lo único que hizo fue cerrar los ramales. Y con este
gobierno pedimos que el plan sea aprobado por el Congreso, así se cumple.
-A partir de 2003 el Gobierno les dio a hombres suyos cargos en el área
de Transporte. ¿Qué autocrítica hace?
-Tuvimos a un presidente de la ADIF [Administración de Infraestructuras
Ferroviarias], José Villafañe, y a un subsecretario de Transporte Ferroviario,
Antonio Luna, que trabajó a la par de los secretarios Jaime y Schiavi. Pero
Luna no tenía firma ni decisión política. La política la hacen los presidentes de
la Nación y después baja a los ministros y a los secretarios. Luna no podía
tomar decisiones.
-¿Eso se puede interpretar como una defensa de Luna de cara al juicio
del 18 de marzo por Once?
-Valoramos su trabajo y el de Villafañe. Actuaron bien. Luna tendrá que
demostrar en el juicio que quiso salir de todos los problemas que había y de
las comunicaciones que le hacía el secretario.
-Jaime afronta juicios por corrupción, además de Once. ¿El dinero por el
que se lo investiga podría ser faltante de la Secretaría de Transporte?
-La Justicia debería investigar a Jaime y a los empresarios.
-Pero Luna, su hombre, estaba en la Secretaría...
-La ruta del dinero seguramente lleva a Jaime, que pagaba las obras o
los subsidios. En los últimos tiempos el 78% de los subsidios era para pagar a
los trabajadores. El resto, para reparaciones de vías. Lo saben las empresas y
el secretario.
-¿Hubo connivencia entre funcionarios, gremialistas y empresarios?
-No. Siempre les hicimos medidas de fuerza a los empresarios y a
cualquier gobierno. En la Argentina hoy no puede correr ningún tren. No pueden
correr si pedimos todo lo que debe ser. El vestuario: la ropa, los anteojos y
el reloj. Y después, lo otro: tener los trenes verdaderamente en condiciones.
Hoy un tren no tiene el ciento por ciento de frenos. Siempre carece de frenos
porque el material rodante está agotado. En este país no hay más accidentes de
trenes por la pericia de los conductores.
-Es extraño que sea usted quien admita que hoy ningún tren debería estar
andando...
-El sistema de señalamiento es de 1923 y las vías tienen la misma
antigüedad. Y los trenes son de 1965.
-¿Y por qué Randazzo habla de la revolución ferroviaria?
-La revolución se tiene que dar con vías y trenes nuevos.
-En la línea Sarmiento hay vías nuevas...
-Tramos. Hay parches y arreglos.
-¿El monitoreo online de la cabina del motorman es una solución?
-Queremos que las cámaras sirvan para evitar los accidentes. Si vemos a
un conductor dormido o haciéndose el piola, en la primera estación lo relevamos
del servicio. No defendemos lo indefendible. Tenemos el deber, como sindicato,
de asesorar a los tres conductores que tuvieron los accidentes [Once y
Castelar]. Pero los frenos fallan. También las señales y los GPS.
-¿Fue casualidad que haya habido tres accidentes tan seguidos?
-Fue por una falla técnica o una falla humana. Lo único que les decimos
[a los motorman] es que no pueden tomar fármacos, alcohol ni drogas para
presentarse a trabajar.
-¿Existe algún control?
-Sí, y no lo trajeron los funcionarios. El control de alcoholemia se
hace por convenio colectivo.
-¿Con Randazzo hay una disputa personal?
-No. Él recibe órdenes. No sé por qué me hizo una denuncia penal. ¿Por
interrumpir el servicio? Son desencuentros. Los trabajadores también queremos
ser protagonistas y decir lo que no nos gusta. Ya conversamos con el ministro y
vamos a trabajar juntos para que las cosas mejoren.
-¿La CGT lo dejó solo en su cruce con el ministro?
-[Duda] En la CGT nunca se tocó el tema.
-¿Hoy se siente más cerca de Hugo Moyano que de Antonio Caló?
-Estoy en la CGT de Caló y soy orgánico. Estoy cómodo porque puedo
opinar lo que se me antoja.
-¿Y la unidad de la CGT?
-Está más cerca la de los gremios del transporte...
-¿Teme terminar como José Pedraza?
-No, yo no mandé a matar a nadie. Y creo que Pedraza tampoco..
Fuente: LaNación