Nota de Opinión
Por: Dr. Marcelo Merlino (Para Crónica Ferroviaria)
Respecto de su nota publicada en Clarín, del Domingo 05/06/2.011, página 62, y en el Nº 162 de Crónica Ferroviaria, expreso mi coincidencia solamente, acerca de la innecesidad de prolongar el túnel para el tendido del Subterráneo de la Línea A, mas allá de Flores, por dos razones :
1º): Porque paralelo al subterráneo y cercano a éste, por escasos 100 metros, discurre la traza del Ferrocarril Sarmiento, que afortunadamente cubre con creces las necesidades de aquel, evitándose así una duplicidad innecesaria con el consiguiente dispendio económico.
2º): Porque en definitiva el subte jamás podrá llegar a Liniers, por la existencia de obstáculos subterráneos insalvables por la traza de la Avenida Rivadavia a la altura de Floresta, salvo que se decidiera alterarla, con el costo cuantioso que ello supondría, que podría derivarse al mejoramiento y modernización integral del Ferrocarril Sarmiento.
Estación Floresta - Foto: Rodolfo Risciotti
En cuanto al proyectado soterramiento del Ferrocarril Sarmiento, engendro diseñado por la concesionaria TBA, de cuestionado y cuestionable desempeño como operadora de las Líneas Sarmiento y Mitre, está diseñado para hacerlo con plata del Estado Nacional, que es en definitiva de todos los argentinos.
Ese proyecto es un despropósito, sólo comparado con la insensatez del proyecto del Tren bala, que afortunadamente no se ejecutará. Tampoco el soterramiento, técnica y financieramente inviable, al menos tal como se lo proyectó originariamente, no sólo por su costo descomunal, sino porque ello supondrá, en la práctica, transformar el Ferrocarril Sarmiento en otro subterráneo entubado a 22 metros de profundidad paralelo a la Línea A del subte, pero sólo con dos vías solamente para el trayecto Once-Moreno. Eso implicará la eliminación del ingreso a la cabecera Once de los trenes de pasajeros de larga distancia procedentes del oeste del país, así como de los cargueros a las playas multimodales y al puerto, que harían necesario el trasbordo a camiones en Moreno, con la consiguiente duplicidad de costos en fletes, saturación de rutas (que hoy ya son ingobernables), accidentes, contaminación ambiental, etc., o sea, un proyecto de terror.
El soterramiento está diseñado también para suprimir las playas de maniobras y alistamiento de Caballito, Castelar, Merlo, aparejando en ésta última, el aislamiento y eliminación del servicio a Lobos, y con ello, la muerte del corredor del oeste, en desmedro de los 100 millones de pasajeros que transporta el Sarmiento por año, integrado por gente de muy bajos recursos. O sea, la empresa TBA sólo piensa en los negocios que puede hacer con los millonarios subsidios que recibe del Estado Nacional, y en su flota de microómnibus Plaza, del grupo Cirigliano, pero no en el ferrocarril que está devastado, y menos aún, en las necesidades de la gente.
Foto gentileza: PERFÍL
En ese contexto, causa un poco de consternación, y otro de hilaridad, el proyecto del señor Gastaudo de convertir la traza del ferrocarril Sarmiento, nada menos que el irrealizable y colosal adefesio de una autopista para otra versión tipo “Bogotá” o Av. Juan B. Justo, del Metrobús, lo que provocaría una saturación inimaginable de una zona densamente poblada, polución e incontables accidentes, propia de un medio de transporte en franca decadencia como el automotor, en un corredor, que hoy más que nunca, clama por un transporte masivo, no contaminante del medio ambiente, seguro, rápido, económico, eficaz y ecológico, que sólo el ferrocarril puede ofrecer.
Es inconcebible e impensable que desconozca el Señor Gastaudo, cuyos antecedentes y conocimientos en materia logística desconozco, que la tendencia mundial en el llamado primer mundo no es lo que preconiza, sino el transporte masivo por ferrocarril accionado con energía eléctrica, cuya presencia es imbatible frente al automotor, y cuyo renacer en el mundo entero, es ya un hecho indiscutible. Precisamente, la tendencia actual es la gradual eliminación de los micros, camiones, y automóviles de las ciudades, y en su hora, también en los tramos interregionales, cuyo elevados fletes triplican al del ferrocarril, sin mencionar el elevadísimo índice de mortalidad en las rutas a causa de los accidentes, al punto que en nuestro país mueren anualmente el doble de personas que en las guerras de Irak y Afganistán juntas.
La actual traza ferroviaria del Sarmiento no solamente deberá ser mantenida, sino ampliada en por lo menos cuatro vías en todo su tramo Once-Moreno, y siempre a nivel, modernizándose su infraestructura de vía y sistema de señalización tal como se ha emprendido en el año 2.009 en el trayecto Moreno-Castelar, y actualmente en curso de ejecución, en el de Castelar-Once, con una millonaria inversión por parte del Estado Nacional en los cuales se pueden desarrollar importantes velocidades, cuyos usuarios ya lo están constatando. El proyectado Soterramiento debe ser reformulado, con por lo menos 4 vías a nivel en su actual traza, pues no hay lugar para otra, en trinchera en ciertos tramos, y a cielo abierto, tal como lo hace desde comienzos del siglo XX, en el sector Caballito- Once, verdadera obra de arte ejecutada por el entonces Ferrocarril del Oeste, de capital Británico, y que lamentablemente no se continuó.
La antojadiza imputación formulada por el señor Gastaudo al ferrocarril, de que constituye una “costosa interferencia ferroviaria que divide el norte del sur de la ciudad” corre por su cuenta, y constituye un disparate que no resiste el menor análisis, porque en todo el mundo desarrollado, ya sea EE.UU., Canadá, Europa, etc., el ferrocarril ingresa al mismo centro de las ciudades, conectándose en forma intermodal con otros modos de transporte, y a nadie sensatamente se le ocurre cuestionarlo.
En nuestro caso, el tema de los pasos a nivel en el Sarmiento, ante el crecimiento explosivo y desordenado del parque automotor, debe encararse no enterrando al ferrocarril, sino desalentando gradualmente el ingreso del automotor a la ciudad, y construyendo viaductos en alto y bajo nivel, como se está correctamente encarando en las líneas Roca, San Martín, Belgrano Norte y Belgrano Sur, donde afortunadamente hay mas de 25 obras de ese tipo en curso de ejecución. Idénticamente se aprecia en la propia Línea Sarmiento, con los viaductos de Caballito, Ituzaingó, Moreno, Morón, Merlo, y otros que están proyectados en Morón y otras localidades, imitándose así lo que se está haciendo en Europa, lo que así tuve oportunidad de constatar personalmente en un reciente viaje.
Esa es la solución sensata, técnica y financieramente posible, y no la afiebrada postura de avanzar con una red de Metrobuses, con un costo astronómico emulando el caso de Curitiba que no tiene la bendición de tener tantas líneas férreas urbanas y de subterráneo como Buenos Aires, y que nada tiene que ver con nuestra realidad. El modelo de esa ciudad, para nada es válido, puesto que ya colapsó, y los brasileños siempre anhelaron tener nuestra red de subterráneos y ferrocarriles metropolitanos, al punto que ya lo están concibiendo y proyectando con ayuda técnica y financiera China. Seguramente, eso Ud. lo sabe, si es que está informado en temas de logística, pero tendeciosamente, bien se guarda de decirlo.
Señor Gestaudo, después de leer su artículo varias preguntas surgen inevitablemente formularle: ¿En que país y época vive Ud.?. ¿Se quedó en la década de 1960, cuando arreciaba en el país el siniestro plan Larkin, que tanto daño le hizo?. ¿Ha visto y evaluado Ud. los inverosímiles planos del soterramiento del Sarmiento?. ¿No advirtió aún la manifiesta inviabilidad de un Metrobús en la actual traza del ferrocarril haciendo desaparecer a éste?, o quizás, ¿esconde Ud. intereses inconfesables asociados al trasnochado y llamado, a desaparecer, reino del automotor ? ;
Juraría que Ud. es un poco de todas estas variantes, y también es evidente, además, que Ud. no lo leyó a Borges, cuando refiriéndose al renacer del ferrocarril en el mundo, reflexionó : “A la Argentina, todo llega, aunque un poco mas tarde”.