Nota de Opinión
La mirada corta de varios protagonistas imposibilitó tener trenes metropolitanos en altura para conectar grandes áreas
El proyecto de hacer trenes metropolitanos elevados para conectar las principales áreas del Gran Tucumán, originado en Tafí Viejo, durante la intendencia de Javier Noguera, fue una excelente iniciativa para resolver uno de los principales problemas de la ciudad, que es el tránsito y el transporte, pero chocó con el gran defecto de los tucumanos modernos: pensar en chiquito, con la vista corta, en la inmediatez.
Tucumán fue grande cuando estuvo liderada por dirigentes que pensaban en grande: diques, universidades, rutas, industrias…
Hoy, la opinión pública en general, espejo de sus dirigentes, ponen el carro delante del caballo y suponen que primero hay que ocuparse de la pobreza, del empleo, de la seguridad antes de pensar en grandes obras. Cuando es al revés, como hicieron nuestros próceres, son las grandes obras, utópicas y faraónicas en su tiempo, las que resolvieron las otras necesidades.
Cómo era el plan
El subsecretario de Obras Públicas de Tafí Viejo, arquitecto Pablo Della Torre, uno de los autores del plan de trenes elevados, explicó que el primer plan consistía en tres líneas de formaciones eléctricas: una desde Tafí Viejo hasta el sur de la capital (Noroeste-sur), otra desde Yerba Buena hasta el aeropuerto (oeste-este), y una tercera desde las Talitas hasta El Manantial (norte-suroeste), con cinco estaciones de transferencia para pasar de una línea a otra y así cubrir casi toda la ciudad con un mismo viaje, a lo largo de 60 km, y que el 100% de los trazados corren por terrenos fiscales o públicos, por lo que no era necesario expropiar.
El proyecto inicial
Este proyecto inicial tenía un costo de U$S 15 millones por kilómetro, pero tenía complicaciones en algunas curvas para las formaciones y que el “techo” de la estructura ocupaba un ancho de ocho metros, por lo que la contaminación visual iba a ser importante.
Tras el asesoramiento de una empresa china especializada en este tipo de transportes, Della Torre contó que se optó por pasar de trenes a colectivos eléctricos, tipo trolebuses, óptimos para las curvas cerradas y cuya estructura requería apenas 1,8 metros de ancho por carril. La contra, en este caso, era que el costo se duplicaba a U$S 30 millones por kilómetro.
Investigación profunda
Della Torre comentó que, de todos modos, debe realizarse una investigación más profunda sobre movilidad para definir los trazados y las estaciones. Este estudio, que debería costear la provincia y todos los municipios metropolitanos, costaba $ 25 millones en octubre de 2023 e iba a estar a cargo del Instituto del Transporte de la Universidad de San Martín.
Los años siguen pasando y los tucumanos seguimos renegando por el tránsito, por el pésimo transporte y usando dos tarjetas diferentes de colectivos para cruzar el puente Lucas Córdoba o El Cristo.Por: Federico Türpe para el diario LaGaceta.com