Historias Ferroviarias
Se cumplen 139 años del primer registro de llegada masiva de turistas a la ciudad. Cómo fue el viaje inaugural y cuál fue su repercusión en los medios de la época.
Señoras de vestido largo, sombrero, guantes y sombrillas y hombres prolijamente ataviados en sus trajes con galeras y peinado “a la gomina” bajando de carruajes eran parte de las primeras postales turísticas de la ciudad. Quienes llegaban durante los primeros años a Mar del Plata eran las familias patricias que, imposibilitadas de viajar a Europa por el contexto sociopolítico, elegían trasladarse a la ciudad, que de a poco se convertía en la “Biarritz argentina” y en la que las familias más pudientes del país levantaban sus villas de veraneo en las que se instalaban por tres meses. Aquella postal cambió en 1886, cuando llegó a Mar del Plata el primer tren que unía Buenos Aires con la villa balnearia.
Si bien la llegada del ferrocarril al país data de 30 años antes, fue en 1886 que el Ferrocarril del Sud implementó en su recorrido los 404 km que separan a Mar del Plata con Buenos Aires. El viaje, impulsado por una locomotora Beyer Peacock, duraba diez horas y era considerado “un placer”. La formación contaba además con un vagón exclusivo para el transporte de caballos.
Según consta en los registros de la época, los vagones eran de madera lustrada y el servicio contaba con alojamientos “de primera”. “Era un viaje a toda orquesta, hacia un destino con perfil aristocrático”, sostienen desde el Archivo General de La Nación.
El tren arribó así a la estación ubicada en el predio comprendido por las actuales San Juan, Don Bosco, 9 de Julio y la Av. Luro. La estación por entonces constaba de un chalet de estilo pintoresquista, un galpón y una sala de máquinas.
De acuerdo a los datos oficiales, durante la temporada 1886 llegaron a Mar del Plata un total de 1.400 personas que una vez que bajaban del tren se trasladaban en diligencias hacia el Bristol Hotel o bien a su villa de veraneo respectiva.
Con el paso de los años, el servicio comenzó a ser accesible para la ascendente clase media, hasta que en la década del 50, junto con la nacionalización de Trenes Argentinos, nació el legendario “El marplatense”, en el que el propio presidente Juan Domingo Perón llegó a Mar del Plata para inaugurar el Festival Internacional de Cine. Se trataba de un convoy de 12 coches de pasajeros pensado para realizar viajes de larga distancia de forma confortable.
Para la época era toda una novedad y se promocionaba con el lema: “A cuatro horas y un ratito” refiriéndose al tiempo estimado de viaje entre la entonces Capital Federal y Mar del Plata que durante décadas había rondado las diez horas de viaje.
La llegada de El Marplatense a la ciudad fue un hito en la historia del turismo local ya que significó la consagración de Mar del Plata como ciudad emblema del turismo de masas.0223.com.ar