ACTUALIDAD
El drama de las familias con necesidad de planes habitacionales volvió a
instalarse en la ciudad, cuando el último martes alrededor de una treintena de
familias ocuparon ilegalmente el playón de la estación de trenes del
ferrocarril.
Hasta ayer todavía no había una autoridad de ningún estamento que se
haya trasladado hasta el lugar para comenzar una suerte de negociación al drama
de los sin techo. Algunos de los que hablaron dijeron que esperan la presencia
de alguna autoridad provincial para hacerle saber del reclamo, “aunque sabemos
que tiene conocimiento a través de los medios de prensa, pero creemos que
vendrán hasta el lugar”, se preguntaron.
Cada una de las familias -así como coincidió en el reclamo- también lo
hizo al afirmar que de manera “espontánea” ocuparon los terrenos del
ferrocarril en el Ensanche Sur. Y se pudo ver -ayer- que algunos ya comenzaron
a acopiar ladrillos, arena y cemento, además de las herramientas para hacer el
cimiento.
El jefe de la estación ferroviaria efectuó la denuncia ante sede de la
Policía Federal Argentina, que dio intervención al Juzgado Federal de Primera
Instancia, que ordenó a la Policía del Chaco la custodia y negociación para
lograr el abandono del lugar de los ocupantes. Hasta la tarde de ayer nada
hacía suponer que podían llegar a retirarse los ocupas de estos terrenos, y muy
por el contrario siguieron llegando con más familiares que hacían una suerte de
relevo en las parcelas delimitadas.
Hijos de ferroviarios
El inmenso playón de la estación de ferrocarril sobre avenida Juan
Manuel de Rosas (1) del Ensanche Sur tiene en su recorrido más de quinientos
metros y el lugar pertenece al Estado nacional. Sobre avenida Sarmiento (1),
del lado norte de las vías, viven alrededor de treinta familias que se
desempeñaban como empleados ferroviarios en otros tiempos.
En virtud a esto, algunos hijos y parientes también se apostaron en la
toma de estos terrenos, según se pudo corroborar por afirmaciones. Algunos de
ellos señalaron que también se debería acordar en la construcción de viviendas
para este sector de los empleados.
“Vemos con un poco de desagrado cómo estas familias vinieron a apostarse
en estos terrenos, algo que nosotros pudimos haber hecho antes y no lo hicimos
por no querer confrontar. Pero parece que tenés que mandarte para delante nomás
para que alguien vea la necesidad.
No queremos que nadie nos venga a regalar nada, somos gente de trabajo,
y exigimos los mismos derechos que otros sectores de trabajadores que sí pueden
tener acceso a una vivienda”, indicó Martín. Dijo ser familiar de trabajador
ferroviario, no quiso dar su apellido, y solo se limitó a dar una opinión sobre
la situación del sector y de los familiares.
“Resistiremos”
En tanto, los sin techo que se establecieron en el lugar -unas treinta
familias, entre ellas la de de Sebastián Díaz, que llegó desde el barrio
Belgrano, a muy pocas cuadras del lugar- manifestaron que resistirán y no se
retirarán del lugar hasta tener una propuesta concreta de poder contar con una
vivienda.
“De lo contrario, hasta que llegue al lugar alguna autoridad provincial
o del Instituto de Vivienda para indicarnos que tenemos posibilidades concretas
de acceso a una casa en un tiempo de corto plazo”, sentenció el vecino.
“Esta mañana -por ayer- algunos vecinos pasaban y los alentaban, pero
otros hacían lo contrario y nos decían que nos vayamos a trabajar. Pero quiero
decirles a esos vecinos que todos los que estamos aquí somos gente de trabajo,
lo único que queremos es una casa propia, como seguro la tienen ellos. Es
penoso vivir en esta situación, sobre todo con una familia a cargo”, indicó el
apenado joven Sebastián.
También la misma situación planteó Gabriela Meza, al apuntar que “como
somos matrimonios jóvenes, en la mayoría de los casos, estamos más restringidos
al acceso a una vivienda”. “Sin embargo, tenemos la misma necesidad que muchas
familias de esta ciudad, queremos nuestra propia casa porque los alquileres
están por las nubes”, manifestó.
Asimismo, la mujer dijo estar cansada de vivir en casa ajena, “pues
tenemos un hijo de corta edad y no puede disfrutar de su niñez porque lo
tenemos encerrado todo el día, no hay lugar para nada donde alquilamos”.
“Estoy en este lugar hasta que salga mi esposo del trabajo, luego llega
él y me hace un poco el aguante hasta que yo voy a casa a cocinar para los
tres; luego vuelvo para seguir esperando que alguien pueda llegar, darnos una
esperanza y decirnos que podemos llegar a tener una casa”, sostuvo la
angustiada joven mamá.DiarioNorte