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Comunicado de prensa de los Familiares de Víctimas y Heridos de la
Tragedia de Once 22/2
Con mucho estupor e indignación, hemos visto las imágenes que reflejan
uno de los tantos elementos que el Ministro Randazzo utiliza para hacer, de
manera encubierta, su campaña proselitista con vistas a su autocandidatura presidencial
para las elecciones generales de 2015.
Este grupo se ha manifestado públicamente en reiteradas oportunidades,
rechazando con toda fuerza la utilización política de la renovación ferroviaria
posterior a la tragedia. En diferentes comunicados dijimos que el uso político
de la compra de trenes, tras la masacre que se llevó a nuestros familiares,
para una campaña electoral marca como este gobierno se adueña del resultado de
la muerte de inocentes.
A lo largo del año pasado, diferentes spots publicitarios en televisión
han sido la muestra cabal de como, desde el poder central, se intentaba ganar
votos y simpatía popular a costa del producto de una tragedia nacional generada
por y desde este gobierno, que al día de hoy tiene cinco ex funcionarios procesados.
Si esos avisos, pasados estratégicamente y hasta el hartazgo en los
entretiempos de los partidos de fútbol televisados con mayor audiencia,
producían nuestro rechazo, el nuevo elemento publicitario usado por Randazzo
nos indigna hasta el asco.
Mientras en las rutas y las ciudades se multiplican carteles enormes que
lo muestran junto a Cristina Fernández de Kirchner en la localidad de Pinamar,
y en el llamado "Parador del Transporte", mezclados con kartings, se
colocaron inflables con forma de trenes, para que chicos y grandes puedan jugar
en la playa. Los mismos trenes comprados tras la muerte de nuestros familiares,
ahora son emulados y usados como elemento de juego, de distracción y de campaña
política encubierta. (adjuntamos al pie fotos de las instalaciones)
Ello muestra la estatura ética de este gobierno, y por sobre todas las
cosas, la de Florencio Randazzo. Esos trenes fueron comprados sólo como
resultado del desastre de febrero de 2012, y no antes, lo que seguramente
hubiese evitado la mayor catástrofe ferroviaria de los últimos 50 años. Pero
ahora parece que son un logro de su gestión, y que merecen ser mostrados en un
contexto político que todos conocemos.
Está claro que él no duda. Y tampoco nadie de su entorno lo hace. Si hay
que utilizar cualquier medio para hacer visible su obra de gobierno, lo va
hacer, sin el menor escrúpulo. Aún si son trenes comprados tras la muerte
evitable de 52 hombres y mujeres. Eso lo define humana y políticamente. Marca
su estilo y habla de su manera de entender la vida y la política mucho más que
cualquier discurso que pueda dar. Pero por sobre todo, lo define como persona.
¿Qué importa lo que puedan pensar o sentir los familiares de las víctimas y los
heridos?. Nada. Sencillamente, importa nada.
Podría haber usado cualquier otro elemento. Un DNI inflable, un
pasaporte inflable, una patrulla de control de tránsito inflable. Pero no,
utiliza los trenes, que para cualquier argentino que no esté cegado por los
cantos de sirena de la "década ganada" expresan la muestra más
acabada del abandono al ciudadano: el que genera la pérdida de vidas.
En un sentido, Randazzo es coherente con la línea que eligió el Poder
Ejecutivo. Para ellos, la masacre de Once nunca existió. Ellos están
convencidos que no tuvieron responsabilidad en lo sucedido. Intentan que Jaime,
Schiavi, Luna, Sicaro y Ochoa Romero (ex funcionarios juzgados por la tragedia)
no sean vinculados con esta gestión. Y así reacciona Randazzo, quién ya era
ministro cuando las tres muertes de Castelar llegaron para demostrar cómo
viajar seguía siendo un pasaje a la tragedia.
Como dato, podemos decir que por lo menos, con estos trenes de plástico,
Randazzo está seguro de que no van a descarrilar, como lo hizo un tren hace
algunos días en las cercanías de la Estación Haedo. Tampoco quedarán varados,
como varios de los recientemente adquiridos, esperando que algún día lleguen
los repuestos desde China, único proveedor de esos insumos.
Existe un elemento más que nos genera muchas dudas: con qué dinero
fueron construídos los inflables. Y con qué dinero se instalan las
gigantografías con su imagen, en solitario o junto a la Presidenta. ¿Se hace
con dineros públicos?. Si es así, se estaría utilizando fondos de todos los
argentinos para campaña proselitista de un precandidato del partido gobernante.
La muerte no es un juego, los trenes no son un juego
Falta de respeto al dolor ajeno, agravio a la memoria de los fallecidos,
intento de que la gente se olvide de la tragedia de Once, utilización de
cualquier medio para llegar a su objetivo, sin ninguna clase de miramientos.
Estas cosas marcan la campaña de Randazzo y expresan la línea de pensamiento de
quién pretende ser presidente de este país que ya está harto de la corrupción y
de que los funcionarios de turno nos tomen el pelo