INFORME ESPECIAL
Hasta hace
bien poco viajar en tren era sinónimo de mirar por la ventanilla, disfrutar del
paisaje y dar un paseo hasta el coche cafetería. Poco más. Pero ahora, con la
implantación de la alta velocidad y el uso masivo de dispositivos electrónicos
con conexión a internet, los trenes se han convertido en oficinas sobre raíles.
Los vagones
se llenan de 'smartphones', ordenadores portátiles y tabletas en manos de
ejecutivos que miran sin descanso hojas de EXCEL o envían correos electrónicos.
Cada vez más personas eligen el ferrocarril para sus viajes de trabajo porque
les permiten continuar con sus tareas de manera más cómoda y segura que los
aviones.
Sin embargo,
de lo que no se dan cuenta es de que trabajar en el tren es contraproducente y
poco productivo. Al menos así lo ha explicado el profesor Karl-Heinz Geissler,
de la Universität
der Bundeswehr de Múnich, a la revista de negocios alemana Wirtschaftswoche.
Geissler,
experto en gestión de tiempo, afirma que, con el ruido ambiente, las continuas
paradas y las interrupciones provocadas por el revisor o nuestro vecino de
asiento, “la mayoría de las personas que intentan trabajar en el tren se dan
cuenta al bajar de que no han logrado avanzar en sus tareas y que, sin embargo,
se encuentran mucho más cansadas”.
Mucho esfuerzo, poco rendimiento
Para el
profesor Geissler la clave de este insuficiente rendimiento radica en que, para
conseguir concentrarse, el tren requiere un esfuerzo mucho mayor que en otros
medios de transporte, como el avión. Además, ese sobreesfuerzo conlleva un
mayor desgaste, lo que nos convierte en mucho menos productivos.
De hecho,
distraerse en el tren es relativamente sencillo y volver a recuperar un nivel
de concentración óptimo para trabajar puede llegar a llevarnos más de un cuarto
de hora, según el experto alemán.
Mejor descansar
Para
Karl-Heinz Geissler intentar ser productivo en los desplazamientos por
ferrocarril, ya sean de largo recorrido o cercanías, es un esfuerzo inútil. “Lo
mejor que se puede hacer es descansar y dedicar ese tiempo a mirar por la
ventana y disfrutar del paisaje”, asegura. Según el especialista en gestión de
tiempo, esto nos servirá para delimitar el fin de la jornada de trabajo y el
inicio del tiempo de ocio.
Geissler
afirma que “el ser humano no se puede pasar de un modo de trabajo al modo de
entretenimiento con un interruptor” y que “cuando no se toman el tiempo para
hacer estas transiciones, la productividad se ve afectada ya que no podemos
poner toda su energía en la tarea a realizar porque todavía tenemos la mente
ocupada en otras cosas”.YahooFinanzas
Ejecutivos yuppies, ¿acaso que se piensan que son?¿Se creen que son más productivos haciendo estas giladas?
ResponderEliminar¡Descansen y disfruten el paisaje!
Agustin Arias dijo...
ResponderEliminarHay que aclarar dónde se hizo este estudio (Alemania)... Porque la veo un poco difícil sacar la notebook en el sarmiento a las 8:30 de la mañana.