Gremiales
Esta semana declararon como testigos trabajadores del gremio La
Fraternidad y delegados de la Unión Ferroviaria sector Bordó. Acusaciones entre
conductores de trenes y operarios del Taller Castelar e intereses cruzados de
los testigos que responden a Ernesto González y Rubén Sobrero. El rol
inquisidor de Valeria Corbacho.
Las audiencias del juicio oral por el accidente ferroviario de Once, que
se realizan en los tribunales federales de Comodoro Py, se convirtieron estas
últimas semanas en el campo de batalla donde se dirime un viejo conflicto
sindical que en los últimos años transformó al ferrocarril Sarmiento en un
botín de guerra disputado por distintos sectores políticos.
Estas facciones sindicales, con vocación de capitalizar políticamente y
de modo mezquino el trágico accidente del 22 de febrero de 2012, juegan su
propio partido dentro del juicio que lleva adelante el Tribunal Oral en lo
Criminal Federal Nº 2 integrado por los jueces Jorge Tassara, Rodrigo Giménez
Uriburu, Jorge Gorini y Ana D’Alessio, esta última en calidad de jueza
sustituta.
Por un lado están los trabajadores del Taller Castelar que responden al
sector bordó de la Unión Ferroviaria, liderado por los delegados gremiales
Rubén Sobrero y Edgardo Reynoso, y por el otro lado están los conductores del
gremio La Fraternidad, seccional Haedo, liderados por Ernesto “gallego”
González.
La feroz interna sindical que se apoderó silenciosamente de las
audiencias del juicio oral, comenzó varios meses atrás cuando el delegado
Edgardo Reynoso acompañó a prestar declaración testimonial a los guardas Miguel
Jerónimo y Patricio Juárez, quienes finalmente fueron detenidos y acusados de
presunto falso testimonio por sus contradicciones y reticencia a contestar
preguntas. Ahora, los dos guardas que fueron a declarar acompañados por Reynoso
deberán enfrentar juicios paralelos por falso testimonio, en los que podrían
recibir hasta diez años de cárcel.
En aquella oportunidad, una vez finalizada la audiencia, el abogado
querellante Gregorio Dalbón escribió en su cuenta de Twitter: “#ONCE El guarda
de Andrada preso por falso testimonio. Siempre dije que fueron los sindicatos y
los motorman. Todos procesados. Querés más” y luego añadió “#ONCE La Unión
ferroviaria y La Fraternidad impunes por Claudio Bonadio. Y vengan que les daré
batalla. Porque: La Verdad es inevitable”.
La semana pasada fue el momento de apuntar los cañones hacia los
operarios del Taller Castelar por parte del gremio La Fraternidad cuando
declararon como testigos los conductores de trenes propuestos por la
multifacética abogada Valeria Corbacho (quien patrocinó a varios genocidas en
distintos juicios por delitos de lesa humanidad como así también del espía Ciro
James y del ex subcomisario Luís Patti), defensora en este caso del principal
imputado de provocar el estrago: el joven motorman Marcos Antonio Córdoba.
En aquella oportunidad, las declaraciones testimoniales de los
conductores Carlos Alberto Palacio, Juan Facundo Matías Aiger,Walter Francisco
Schafer, Raúl Palacios y Gustavo Carrizo pusieron en el centro de la escena a
los operarios de la Unión Ferroviaria por las tareas de mantenimiento
realizadas a los coches eléctricos Toshiba dentro del Taller Castelar que
controla la Seccional Oeste de la UF, liderada por Sobrero y Reynoso.
Ante las reiterativas preguntas formuladas por el fiscal Fernando Arrigo
y por Valeria Corbacho a estos testigos, se evidenció la clara directiva
establecida por la base Castelar que lidera el “gallego” González de apuntar
contra las tareas de mantenimiento y alistamiento que realizan los operarios
del Taller Castelar para intentar ocultar la responsabilidad del motorman y
transferirla hacia quienes realizaron el alistamiento del tren.
“Había que reiterar los pedidos de revisión al taller porque los
trabajos no estaban bien realizados y las falencias persistían. A veces decían
que no podían efectuar las reparaciones y se cancelaban los trenes. Arreglaban
las ventanillas así nomás y los pisos con chapas. Nosotros no podemos ver cómo
hacen los trabajos”, fueron algunas de las frases que se escucharon en la
audiencia a modo de reclamo por el poco apego a las tareas de mantenimiento que
mostraban los trabajadores del Taller Castelar en cuanto a la reparación de
burletes, ventanas, pisos, luces y demás problemas suscitados en los trenes.
En una improvisada conferencia de prensa en las puertas de Comodoro
Py,Dalbón, que fue excluido de continuar en el juicio por su comportamiento en
las audiencias, denunció: “No se bancan que ponga huevos y me meta con la mafia
sindical”.
Bajo el guión pergeñado por Corbacho, que no pudo disimular cierto
corporativismo o cuidado a la hora de declarar para no perjudicar al “compañero”
Córdoba,fueron los conductores Daniel Garbarino (quien al momento del accidente
era Secretario de la Seccional Haedo del gremio) y Marcelo Canela, los
encargados de intentar direccionar el debate hacia las tareas que realizan los
trabajadores que responden al “pollo” Sobrero.
Esta estrategia ideada por un sector del gremio La Fraternidad y
liderada en las audiencias por parte de la abogada defensora Valeria Corbacho
contra el sector bordó de la UF, cuenta por ahora con el inocente apoyo de la
querella encabezada por los abogados Leiva y Menghini, funcionales (tal vez sin
entender el rol sindical de cada parte en esta histórica disputa gremial) a
esta estrategia en pos de disminuir las responsabilidad del motorman y hallar
más responsables que sustenten la construcción de su relato público.
Alertados de esta situación que se produjo en el debate, tanto Rubén
Sobrero como Edgardo Reynoso y Diego Hormachea delegados gremiales de la UF e
integrantes de la Comisión de Reclamos del ferrocarril Sarmiento, bajaron
claras instrucciones a sus afiliados para defender las tareas de mantenimiento
y alistamiento de trenes Toshiba que se realizaban en los talleres de TBA y
sacar a los trabajadores de la UF de las críticas o acusaciones que pudieran
llegar a recibir por la realización de su trabajo.
En este sentido, en la audiencia del martes -que al igual que la del
lunes estuvo bajo la presidencia del juez Jorge Gorini-, fue el turno de los
mecánicos Hipólito Antonio Buena (declaró durante casi 5 horas) y Gustavo
Cavallone, quienes ante las preguntas del representante del Ministerio Público
Fiscal y de los abogados querellantes y defensores detallaron cada uno de los
trabajos que le fueron realizados al tren Toshiba chapa 16 que protagonizó el
choque.
“Al momento de realizarle el alistamiento al tren chapa 16 se probaron
todos los sistemas de frenos, incluso los frenos de emergencia y se verificó
que todos los frenos y compresores instalados funcionaban correctamente.
También se verificó que todos los coches estuvieran nivelados. Lo revisamos de
punta a punta”, indicó ante el Tribunal el representante gremial Gustavo
Cavallone,en clara defensa de las tareas que se realizaban en el Taller
Castelar y con la mira en la responsabilidad del motorman al momento de aplicar
los frenos para detener la marcha del tren.
La jornada 46 del juicio fue larguísima, aunque sólo pasaron por el
estrado dos de los cuatro testigos planificados para la fecha. Sucede que las
preguntas recurrentes y amplias se hicieron costumbre en las audiencias, a
pesar de que ponen de malhumor al TOF 2, y los testigos repiten lo que a esta
altura ya es sabido: el servicio del Sarmiento no era de los mejores, pero
nadie advierte que el tren chapa 16 haya tenido problemas de frenos el día del
accidente. Mucho menos, que alguna vez una formación Toshiba no haya tenido
suficiente capacidad de frenado.
En este sentido, ante el punzante y filoso cuestionario de preguntas
inquisidoras realizado por Valeria Corbacho, el testigo Cavallone agregó: “el
motorman se da cuenta ni bien saca el tren del depósito como funcionan los
frenos. Nosotros no podemos detectar con el tren parado el llamado freno largo.
Igual quiero aclarar que el tren no se puede quedar sin freno; es freno largo”.
Antes había explicado que el concepto de “freno largo” remite al tramo que
necesita un tren para detenerse: “En vez de hacerlo en 100 metros, frena a los
120 metros”.
Cavallone, que estuvo acompañado durante toda su presencia en Comodoro
Py por un grupo de compañeros del gremio, es delegado de la Unión Ferroviaria y
fue uno de los trabajadores que alistó el tren Toshiba chapa 16 antes de que
salga a servicio la fatídica mañana del 22 de febrero de 2012.
La guerra de acusaciones cruzadas entre La Fraternidad y la UF sector
bordó ya está declarada y se esperan nuevas batallas en las próximas
audiencias. Dependerá del Tribunal mantener el debate centrado en el objeto del
proceso y sortear indemne esta inescrupulosa puja sindical que puede empañar la
búsqueda de la verdad y justicia.
Por el accidente de Once, se encuentra imputado el motorman Marcos
Córdoba por el delito de descarrilamiento culposo (art. 196), con pena de 1 a 5
años de prisión, junto a otras 28 personas, entre ellas los ex secretarios de
Transporte de la Nación, Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, el ex interventor
de la CNRT, Eduardo Sícaro, el ex Subsecretario de Transporte Ferroviario,
Antonio Luna, y los directivos del grupo empresario que tenía la concesión del
ferrocarril Sarmiento.LetraP
digamos que las victimas del accidente ahora son las victimas de las disputas sindicales. Otra mas ... Y van......
ResponderEliminarpor favor si todos sabemos q el mantenimiento es espantoso hasta los ultimos dias de los toshiba seguian dando lastima, pregunten como te partian la mano los dispositivos de hombre muerto,y donde estaba la cnrt o el gobierno para ver el estado tetrico de los coches vias etc
ResponderEliminarcon 2500 personas preguntale lo q es el freno largo, como se nota q no manejaron nunca un tren en hora pico!
Me gustarìa saber quièn banca a este pasquìn
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