Mostrando entradas con la etiqueta Estación General Belgrano. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Estación General Belgrano. Mostrar todas las entradas

30 de mayo de 2025

El guardián de las vías: fue despedido en los noventa y hace 20 años mantiene el riel abandonado para cuando el tren vuelva a General Belgrano

Asociaciones Ferroviarias

Alfredo Valia comenzó a limpiar las vías del ramal Altamirano-Las Flores, clausurado hace más de dos décadas, en la zona de General Belgrano. Años después, conoció a un hombre que hacía lo mismo en otra estación. Juntos y en compañía a otros apasionados por los ferrocarriles, crearon una asociación que lucha por la vuelta del tren.

Alfredo Valia tiene en sus manos un machete y una pala. Está caminando por las vías, en las afueras del casco urbano de la ciudad de General Belgrano. Las vías quedaron en desuso y eso lo obsesiona. O, mejor dicho, lo preocupa. Hace un tiempo que está viendo como empiezan a faltar clavos y pedazos de durmientes. Necesita hacer algo, aunque sea algo pequeño, simbólico. Y lo hace: con el machete y la pala, con sus manos, limpia y desmaleza unos cincuenta metros de rieles. 

El resultado es ínfimo si considera que el ramal tiene 120 kilómetros, pero está contento. Él no es de las personas que miran lo que falta. Él hace foco sobre lo que se hizo. Es un día cualquiera de hace 20 años atrás y así empieza su cruzada: la de mantener las vías hasta que el tren vuelva a circular.

El ramal ferroviario que pasa por General Belgrano se extiende desde la estación Altamirano hasta la localidad de Las Flores, siempre en la provincia de Buenos Aires. Las vías fueron inauguradas en tres tramos, entre 1871 y 1872, por la empresa británica Ferrocarril del Sud. En 1948, cuando pasaron a manos del Estado nacional, quedaron bajo la órbita del Ferrocarril General Roca. 

En tanto, en la ola de privatizaciones de la presidencia de Carlos Menem, el ramal pasó a ser operado por la empresa Ferrosur Roca y dejó de usarse para servicios de pasajeros. El tramo siguió utilizándose para formaciones de carga hasta 2005. Desde ese tiempo, estos rieles no se usan.

“Yo empecé a limpiarla cuando vi que la gente se llevaba pedacitos, clavos, durmientes. No podía ver más eso. Lo empecé a hacer porque cuando la gente ve la vía limpia, es como que impone respeto y dejan de depredar”, cuenta Valia en diálogo con El Destape.

Nacido y criado en Lanús, Valia se enamoró de los trenes en su infancia, cuando viajaba a bordo de uno para visitar a sus abuelos en la zona de Bolívar. Luego estudió en la Escuela Técnica N° 1 (hoy Técnica N° 6) que se encuentra en las inmediaciones de la estación Remedios de Escalada y con sus compañeros solían hacerse la rata para pasear en tren. Subían un ombú, saltaban un cerco y se mandaban a un vagón. Entonces, podían trasladarse a lugares que les parecían muy lejanos como Guernica o Ezeiza. “Era algo así como llegar al Himalaya”, dice.

Cuando terminó la escuela, a los 17 años, Valia empezó a trabajar en el ferrocarril, en el galpón de máquinas lanusense de Remedios de Escalada. Al principio le tocó barrer, pero rápidamente se fue especializando y pasó a ser primero mecánico y luego técnico. Se encargaba de la parte eléctrica de las locomotoras General Motors. “Son máquinas que hoy en día están andando. Fallan las chinas y estas siguen funcionando. Las piezas de estas máquinas son pesadas y grandotas, pero hay herramientas para trabajar como malacates y esas cosas. Es un trabajo que demanda conocimiento y maña”.

“Cuando salí del curso de mecánico, me dieron una máquina para reparar. Me subí a la locomotora y no encontraba los cables que me decían los planos. Un tipo más grande, que era mi ayudante y nunca había querido ascender, me miró, me dijo que me quedara tranquilo y me explicó cuál era el problema. El ferrocarril tiene mucho de eso: las viejas camadas le trasmiten a las nuevas experiencias y vivencias”, agrega Valia.

Los años de trabajo concreto de Valia en el ferrocarril fueron cuatro. A principios de los noventa, en medio de las privatizaciones, fue uno de los miles de despedidos. Un día fue a trabajar normalmente y al otro recibió el telegrama. Quiso ir a preguntar qué había pasado, pero no lo dejaron entrar.

“Fue terrible. Se me cayó el mundo en dos segundos. Porque no había ninguna causa, solamente la intensión de destruir el ferrocarril. Menem fue a la carne, al ferroviario y nos echó a los jovencitos. Es lo mismo que están haciendo ahora”, dice al recordar los despidos del año pasado en el Centro Nacional de Capacitación Ferroviaria (Cenacaf).

Luego de ser despedido, Valia se mudó a General Belgrano (en donde ya vivían sus papás) y si bien nunca volvió a trabajar en los trenes, tampoco se alejó de ellos. Hoy en su casa tiene una mesa con su propio ramal a escala. El ferrocarril siempre ocupó un lugar muy importante en su cabeza, es una preocupación, un interés, un tema de estudio y conversación, además del hilo conductor que lo une a otras personas. “Al que le gusta el ferrocarril siempre es ferroviario”, dice.

Las vías que unen

Valia tiene 57 años y varios trabajos: es docente en una escuela secundaria y empleado municipal (aunque está pronto a jubilarse), mientras que también practica la apicultura y fabrica cuchillos con hierro. “Necesito días de 30 horas”, bromea.

Cuando comenzó a limpiar los primeros metros de las vías la gente de General Belgrano le decía que estaba loco. Con el tiempo, la extensión del tramo mantenido se fue extendiendo a unos cinco kilómetros. Hubo algunos vecinos que se sumaron ocasionalmente a la tarea. Y también hubo algunos empezaron a disfrutar de las vías para caminar o andar en moto, dos actividades que vienen bien para el desmalezamiento. Muchos años después de haber iniciado su cruzada, Valia se encontró con Alberto Capenti, un hombre que sin conocerlo (y como en juego de espejos) había empezado a hacer lo mismo muy cerca suyo.

Capenti es hijo de un ferroviario y varios de sus recuerdos más felices de la infancia están relacionados al tren. “A mi papá le daban pasajes para la familia en las vacaciones y nos llevó a conocer desde Buenos Aires hasta La Quiaca. Conocimos Bariloche, Capilla del Monte…”, enumera. Y agrega: “Yo iba a donde él trabajaba, en la estación Victoria, y sus compañeros de trabajo me daban un paseo cortito en las zorritas a bomba. Todo eso es como que me sembró algo”, le explica a El Destape sobre su sentimiento por los trenes.

Capenti tiene 71 años, vive en Las Flores y sueña con que el tren a Altamirano vuelva a funcionar. O, al menos, a unir las estaciones de la zona. O, al menos, a brindar un servicio de paseo en algunos pocos kilómetros. Fueron esas ideas circulando en su cabeza las que lo llevaron a fabricar una zorra y a comenzar a limpiar la estación de Las Rosas con ayuda de su esposa a principios de 2020. Un día que estaba en esa tarea de mantenimiento, alguien se acercó y le hizo un comentario que lo hizo avivar de que había otra persona, no muy lejos suyo, que estaba haciendo lo mismo. “Entré a indagar hasta logré saber que era Alfredo Valia y, cuando supe su nombre, me contacté con él. Si yo estaba loco, me completé”, dice Capenti.

Tras ese primer contacto, Valia, Capenti y otros apasionados por los ferrocarriles comenzaron a reunirse. Los encuentros dieron origen a la Asociación Civil Rieles del Salado, una organización sin fines de lucro destinada a la recuperación y puesta en valor del ramal Altamirano-Las Flores. El grupo, que comenzó a actuar en plena pandemia, cuenta actualmente con herramientas propias y hasta un tractor donado por la fábrica Patronelli, la empresa florence de la familia de Marcos y Alejandro (campeones del Rally Dakar en distintas ocasiones).

Rieles del Salado mantiene unos veinte kilómetros de vías que van de la estación Newton hasta la estación Las Rosas. Esa distancia se suma a los cinco kilómetros que sigue trabajando Valia, desde la localidad de General Belgrano hasta lo que era la estación Bonnement. Hoy en día, aclaran, las tareas se complican por la situación económica y la suba de los costos.

“Yo no creo que vuelva a funcionar el tren ni en un corto ni en un mediano plazo. No hay voluntad política para eso. Lo que nos motiva un poco es esa utopía de mantener estos dos fierros paralelos, como para decirle algún día a alguien en algún puesto político: ‘Che, mirá que acá están las vías y por ahí estaría haciendo falta el tren’”.

Por las cartas de Newton

Razones para trabajar en el mantenimiento de una vía por la vuelta de un tren hay muchas. Se podría justificar diciendo que se trata de un transporte económico o que también sirve para aliviar el tránsito en una ruta. Se podría decir que el progreso necesita de un sistema integrado de transportes y que un tren puede llevar la carga de varios camiones para ahorrar combustible. Valia las enumera y dice: “Son excusas. Uno lo hace porque tiene pasión”.

Pero también cuenta la historia de las cartas de Newton. Y otra razón podría ser esta: en los noventa, cuando el servicio de pasajeros del ramal fue suspendido, el jefe de la estación de Newton fue desafectado. Sin embargo, siguió concurriendo cada día a su sitio de trabajo. Mantenía el predio, prendía las señales, engrasaba fierros y preparaba la boletera. Tras su muerte, la gente del paraje continuó con ese mantenimiento.

“Hoy vas a la estación de Newton y están las cartas que la gente escribió en ese momento esperando que pase un tren para llevárselas”.ElDestape.com

20 de mayo de 2011

ANIVERSARIO ESTACIÓN GENERAL BELGRANO


Cartas de Lectores

Señor Director:

El motivo de esta carta, es para recordar el 140º Aniversario de la inauguración de la estación General Belgrano, allá por el 19 de mayo de 1871, gracias al Ferrocarril Sud, bajo el nombre de Salado, en un predio de 4 hectáreas donadas por Juan Bonnement, que con la creación del partido de General Belgrano el 1º de Agosto de 1891 pasó a denominarse como este nuevo partido.

FOTOGRAFÍA DE LA COLECCIÓN MUSEO ALFREDO MULGURA DE GRAL. BELGRANO



Hay que destacar, que según algunas datos históricos, también se llamo Mitre aunque por un muy breve tiempo, dado que este era el nombre con mayor consenso para el nuevo partido. La estación se encuentra en excelente estado de conservación, la municipalidad es quien la mantiene y utiliza, aunque lejos de la función para la cual fue creada.

Desde el momento que se suprimieron los servicios de pasajeros por este ramal, la misma perdió “el alma”. Ya no se ven en su andén a las familias despidiéndose o esperando a los suyos, a los novios esperando ansiosos la llegada del tren, la tristeza de la despedida, o un pueblo vitoreando y ayudando a los chicos que pasaban para Malvinas, ya no sos más la protagonista de la famosa “vuelta al perro” tan características de los pueblos.

Todavía conservo en mi memoria el entrar a tu Sala de Espera, tocar el timbre donde el Jefe de Estación, señor Guibaudo, abría la boleteria para despacharnos los boletos, o estando en el andén, y ver al señor Cora (h), mover las palancas de las señales.

Hoy todo ello quedó en el olvido, aunque desde lo más profundo de mi corazón espero algún día verte recuperar “el alma”. Saludos
Ariel Arocena
Colaborador Museo Ferroviario Ranchos
ariel_sud@yahoo.com.ar

7 de abril de 2011

NOVEDADES EN ESTACIÓN GENERAL BELGRANO


Cartas de Lectores

Estimado señor Director:

Comunico mediante esta carta algunas novedades en estación General Belgrano del Ferrocarril General Roca (Ramal Altamirano- Las Flores); la primera de ellas es de un emprendimiento que se realizó con material rodante depositado allí hace varios años. Se trata de 5 coches vivienda del F.C.Sud, una chata borde bajo, un cubierto metálico y un par de bogies. Este material pasó a manos municipales y se decidió hacer una licitación para su aprovechamiento, dado que no tenían utilidad alguna y su estado era desastroso, a tal punto que estuvieron en la mira para llevarlos a otra estación vecina para que se terminaran de destruir ahí, pero en una acción para destacar, se decidió “darles la oportunidad” de brindar alguna utilidad.




La licitación fue ganada por el arquitecto Mariano Jacobs, que con la ayuda de la municipalidad y un ex ferroviario destaparon la vía donde estaban y algunos cambios, para llevarlos a una al lado del ex galpón de maquinas. El estado de los vagones era penoso, la estructura estaba podrida, tenía faltantes de pinoteas, de paragolpes, de las tapas de los ejes, etc., estaban reducido a basura, pero con paciencia y mucho trabajo se los empezó a reparar, con el propósito de convertirlos en un bar-café, y aquí es donde se destaca este emprendimiento, porque no se utilizó material que estaba para museo (como pasa en estos tipos de emprendimientos) sino que se rescató el material que se encontraba destinado a degradarse hasta ser irrecuperable.



También, a uno de los vagones se “lo descarriló” y se lo colocó a pocos metros de los otros, se lo decoró con fotografías y elementos del pasado ferroviario de General Belgrano y de ciudades vecinas, siendo el favorito por los clientes, se iluminó todo el predio y se pueden observar otros elementos ferroviarios. En definitiva, es un lugar para visitar y tomar algo un fin de semana si visita nuestra hermosa ciudad.





Otra novedad, tiene que ver con la construcción de un predio denominado “Estación Joven”, el cual se realizó a metros del emprendimiento nombrado anteriormente, pero que fue ejecutado por la Municipalidad de General. Belgrano, en ese lugar se encontraban los silos hace más de 30 años, allí se construyeron canchas de básquet y fútbol para que los alumnos de los establecimientos educacionales de la ciudad hagan deportes allí, también hay un proyecto para recuperar el ex galpón de maquinas, el cual sería transformado en auditorio, respetando la arquitectura inglesa que posee.

Para terminar, debo nombrar la creación del museo ferroviario “Por los rieles del Salado”, que está ubicado en la ex sala de espera de la estación; hasta el momento se han juntado algunos elementos que pertenecían a la estación, fotografías y elementos que la gente del lugar fue acercando, además el señor Alfredo Valia, unas de las personas responsables de la creación del mismo y ex ferroviario, fabricó una zorrita en la cual los fines de semanas recorre la vía llevando a chicos del lugar que no tuvieron la suerte de ver o subirse a un tren. En el futuro se piensa llevar el museo al galpón de encomienda de la misma estación, dado que es más amplio y no interfiere con la actividad de la misma ya que es utilizada como dependencia municipal. Saludo a usted atentamente
Luis Ariel Arocena
ariel_sud@yahoo.com.ar