Cartas de Lectores
Señor
Director de Crónica Ferroviaria
La
ciudad de Añatuya fué una importante articulación de la “columna vertebral del
país", asiento permanente de 1.800 empleados y obreros ferroviarios, con
catorce (14) trenes de pasajeros semanales de larga distancia (dos de ellos
–"El Panamericano- que entraban a territorio boliviano) y un tránsito de
cargas intensísimo, con formaciones de 70 a 90 vagones.
La
línea troncal entre Bandera y Las Cejas fué destruída por los "Corsarios
de la Política" que se robaron y usurparon lo que quedaba de nuestro ferrocarril.
Mis
primeras denuncias datan del 09 y 11 de agosto del año 1997, cuando siendo
Intendente de la ciudad de Añatuya y custodio de esos bienes el Dr. Ángel
Niccolai (posteriormente vicegobernador de Santiago del Estero), se encubrió su
responsabilidad por el robo y desguace de más de 200 vagones ferroviarios.
Los
intendentes que le sucedieron continuaron
con el saqueo y usurpación de los bienes del ferrocarril, y el actual
Intendente Castro culminó lo iniciado en los noventa dividiendo en parcelas y
repartiendo entre sus "amigocios", cual botín electoral, todos los
terrenos ferroviarios del éjido urbano de Añatuya.
La
magnitud y calidad de muchas construcciones que se están erigiendo en los
terrenos ferroviarios usurpados, delatan la considerable capacidad económica de
los intrusos, que les permitiría adquirir legalmente y edificar tales
construcciones en otros terrenos equivalentes de cualquier barrio residencial
sin transgredir la ley.
Entre
los usurpadores hay una sociedad anónima que erigió una planta distribuidora de
gas envasado; empresas, comerciantes, profesionales y también algunos vecinos
aprovechados que vendieron sus inmuebles pre-existentes y edificaron nuevas
construcciones en terrenos usurpados, e inclusive algunos ya están edificando
otra segunda casa en una nueva parcela usurpada.
Actualmente
están radicadas en la Justicia Federal de Santiago del Estero como Expte. Nº
156/2015, una DENUNCIA PENAL y otras presentaciones de mi autoría que hasta el
presente no se percibe hayan merecido atención alguna. Atte.
Miguel Conchat